Indudablemente, cuando se tenga que escribir la historia del siglo XX e inicios del XXI, tendrán esas futuras generaciones que reconocer la masificación de los medios informativos.
Hoy día, los medios informativos instruyen, entretienen, orientan e informan, aunque algunos de estos factores sean ajenos al emisor, ya que un locutor puede hablar de algo, pero difícilmente piensa que con esto transmite una enseñanza. Lo que un locutor transmite son emociones que nos llevan a comprender los hechos.
Una de las tragedias de nuestros alocados tiempos estriba en la desaparición progresiva de la familia nuclear. Esto obliga a los padres a poner el máximo esfuerzo en trabajar y proveer bienes materiales, los cuales son evidentemente importantes, pero ¿quién vela por la nutrición del alma de esos jóvenes?.
Hay adolescentes que sólo han tenido como verdadera guía las opiniones y valores expresos en los programas televisivos y películas, por lo que son personas con altas carencias emocionales, inestables y capaces de hacer cualquier locura. Por ello, se han conducido estudios psicológicos y psiquiátricos, en los que se demostró que ese grupo poblacional de jóvenes sin familia, sin amigos y sin dolientes reales poseen grandes posibilidades de producir asesinatos a gran escala, y a padecer un sinfín de fobias y problemas psicológicos.
Este artículo no es una condena a los medios de comunicación, sino que persigue que éstos asuman un papel activo, promocionando los valores más nobles que posee la humanidad: la generosidad, la humildad, la laboriosidad, es decir, que dejen un poco la parte comercial y especulativa del negocio del entretenimiento y la combinen sabiamente con aquello que realmente los seres humanos desean: vivir en sociedad civilizadamente y sintiéndose miembros activos y felices de la misma.
El ser humano necesita buscar a quién emular. Necesita héroes, personajes ordinarios que en situaciones extraordinarias nos hacen creer en la bonhomía de la humanidad y que todo es posible. Los medios de comunicación pueden ayudar a crear cada día nuevos salvadores anónimos, quienes son los que combaten el hambre, la enfermedad, la marginación social y llevan luz de esperanza a aquellos que la sociedad olvidó.
Por ello, los medios de comunicación, especialmente los medios audiovisuales, ya que son los más abundantes, tienen una misión de ayudar lentamente a cambiar el sentir de las personas, concienciándolas en su propia importancia y que pueden ser mejores de lo que actualmente son.
Dr. Nestor Saviñon
