Los fariseos -políticos y religiosos- que fundamentaban sus creencias en la observancia de la ley de Moisés, se constituyeron en los principales enemigos del Señor Jesús.
Ellos construyeron un apandillamiento que conspiró en contra de Jesús para hacer desaparecer el propósito de Dios en su persona.
Todavía hoy en la Iglesia se mueven sectores que persisten en hacerle la vida imposible a gente que ha sido llamada a consumar una meta en el Reino de Dios. ¿Porqué?, ¿Que se gana con esto?
Tanto es así, que en una ocasión, Juan el Bautista hizo fuertes pronunciamientos hacia fariseos y saduceos llamándolos generación de víboras, quienes buscaban al maestro por los panes y los peces, pero,al mismo tiempo, planeaban estrategias para acusarle y desacreditarle.
Los mismos que se aprovecharon de su bondad, fueron quienes lo cambiaron por un ladrón y le bociferaban frente a Pilato: Crucifícale.
Esa oposición de ese entonces no es diferente al día de hoy, los hay que después de servidos, azotan y procuran cabildear en contra de quienes les sirvieron.
Mientras Jesús hacía milagros, ellos calculaban como destruirle, mucha gente a quienes se le ha servido con esmero y excelencia luego procuran desacreditar.
Cuidémonos de esa pandemia social por la que hay que orar para que se arrepienta y sea sanada, porque continúa utilizando las mismas armas que utilizó para llevar a JESUCRISTO a la sepultura, aunque luego la derrota fue inminente con su resucitación al tercer día.
Cristo denunció a esos religiosos de aquel tiempo que decían ser apóstoles y no lo eran, al contrario, fueron hallados falsos y mentirosos, llamó hipócrita a gente que decía amar a Dios; pero a ÉL lo despreciaban.
Dice la Palabra en referencia a Cristo: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. San Juan 1:1.
Entreguémonos, Iglesia del Señor, no a la religión e hipocresía y falsedad de muchos para arrojar veneno contra otros, sino a una íntima comunión y relación con Jesucristo, quien nos dio vida abundante cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados.
Cultivemos una vida espiritual con total dependencia de Dios, sometidos a la voluntad de Cristo y bajo la dirección de Su Espíritu Santo.
Amén! Maranatha! Dios te bendiga!
Pastor Antonio Regalado
