En un sacrílego e irreverente escenario mostrando en pantalla gigante calabazas colgantes alegóricas a la sombra y a la muerte, el cantante Jesús Adrián Romero hace violencia de la habitual iconografía evangélica referida a la luz, la liberación y la vida plena en Jesucristo, para con elegante pedantería, hacer lucir sus amplios conocimientos sobre los orígenes de Halloween como, sin con estas particulares declaraciones, se propusiera rescatar al evangelio del ridículo y anticuado estilo, con que según él dice, los proclaman sus aburridos e impertinentes seguidores.
Ante este dramático desfase en que él ubica la iglesia, su propuesta es que los cristianos salgan disfrazados y comiencen a repartir dulces por las casas el 31 de octubre, día de Halloween, para de esa forma darle un poco de colorido y atractivo a su fe y hacer de su mensaje algo más interesante y entretenido.
Las explicaciones que ofrece Romero sobre el significado de Halloween y su llamado a que “redimamos” esta fiesta pagana, resultan innecesarias, inoportunas y no aportan nada a la mejor proyección y al avance del cristianismo evangélico. Como quiera que se vean estas explicaciones, a quien más le aportan es a esta celebración pagana y en nada favorecen la fe cristiana ni a la iglesia.
Sin embargo, todo esto viene a revelar que cuando el ministerio del arte evangélico está al servicio del espectáculo y el consumo comercial, se corre el riesgo de lastimar la identidad evangélica y crear ruidos y confusiones como este que, sin que nadie se lo pidiera, nos acaba de regalar el hermano Romero.
Estos grandes ministerios están diseñando para el consumo masivo, tienen que ser productivo y rentable, lo que si no se tiene cuidado llega a ser su principal motivación. Se habla de la marca, del posicionamiento, de la competitividad, de estrategia, de marketing y de todos los recursos técnicos capaces de mantener en los primeros planos a estas empresas religiosas. De esa manera, se pierde mucho del contenido esencial y del propósito y la motivación que originalmente impulsaron estos ministerios.
UN COMENTARIO DESACERTADO E INFELIZ
Entre los graves desaciertos de este comentario está el llamar “conspiradores” a los cristianos que no comparten esta fiesta pagana; además de desdeñar a los cristianos que aprovechan esta fiesta para distribuir literatura en afirmación de sus creencias. Romero fue duro hasta tratar con ironía y desdén a los creyentes que para la ocasión reparten “tratados” con mensajes cristianos. Expresó de forma directa su repudio a los creyentes que andan repartiendo folletos evangelísticos de Chick Publications que, según él, lo que hacen es “es contaminar la mente de la gente”.
Y mientras Romero reniega de los beneficios de entregar literatura evangélica, una ironía tan cruel como divertida sale a relucir, y desde la misma capital mexicana nos llega la información de que su compatriota Héctor Bustos, uno de los diseñadores de máscaras para disfraces más populares en el país, está entregando para esta ocasión de Halloween réplicas del narcotraficante Chapo Guzman, el convicto criminal más buscado en la actualidad y de Donald Trump, uno de los personajes que más odio concita entre todos los mexicanos.
Romero explica que cuando el cristianismo llegó al norte de Europa se encontraron que las personas celebraban la tenebrosa tradición celtas que hoy conocemos como Halloween, y decidieron “redimirla” por lo que trasladaron las fiestas de “Todos los Santos”, que se celebraba en mayo, para el 31 de octubre, fecha en que se realizaba este supersticioso festejo. Romero alega que los creyentes de ese tiempo lo que querían era quitar la superstición de los demonios, es decir “cristianizar” la fiesta.
Para Romero, esta es una fiesta totalmente inofensiva, somos los cristianos quienes la hemos interpretado como dañina, satánica y tenebrosa. Además , este hermano tiene el irreverente atrevimiento de comparar las muertes que hay en la noche de Halloween con las que se producen la noche de Navidad o Año Nuevo, como una forma hacer notar las bondades de esta celebración en la que se exalta la muerte, el terror y el miedo. No toma en cuenta Romero que el grueso de los que se accidentan o sufren daños en Navidad, es como consecuencia del desenfreno y los abusos de personas que no conocen al Señor ni siguen el sentido ni el orden en el que nosotros los creyentes celebramos estas fiestas.
Romero alega que a la iglesia no le gusta la diversión y busca algo para rechazarlo porque simplemente su papel en rechazar cosas. Esto quiere decir que este destacado cantante tiene una pobre noción de cuál es la misión de la iglesia y de que forma la está llevando a cabo. Oportuno es recordarle a nuestras grandes estrellas del arte y de los grandes escenarios que ellos no son más grandes que el evangelio y tampoco que la iglesia de Jesucristo; por tanto, sus referencias aquellas prácticas que nos identifican como evangélicos merecen abordajes más rescatados y respetuosos cuando sobre ellas se vaya hacer alguna observación crítica.
LA CELEBRACIÓN DE HALLOWEEN
Para poner las cosas en blanco y negro, tenemos que decir que Halloween es una fiesta de la cultura anglosajona que se celebra en la noche del 31 de octubre. Hace más de 25 siglos, el 31 de octubre, al final del verano, en la cultura celta prevalecía la supersticiosa creencia de que los espíritus de los muertos salían de los cementerios para apoderarse de los cuerpos de los vivos y así resucitar, pedirles alimentos y maldecirles.
Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las «decoraban» con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo asustados. De ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces.
La iglesia de Roma decidió convertir la festividad al catolicismo. Se instituyó el 1 de noviembre como el “Día de Todos los Santos”, que en Inglaterra se denominó «All Hallows’ Day», y la noche anterior, 31 de octubre, «All Hallows’ Eve» que posteriormente derivó en «Halloween».
La fiesta fue exportada a los Estados Unidos por emigrantes europeos hacia 1846. Sin embargo, fue en el 1921 cuando se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La internacionalización de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión.
Halloween es una fiesta basada en el miedo, la muerte, los muertos vivientes, la magia negra y los monstruos místicos. Los «personajes» que se suelen asociar a Halloween incluyen a los fantasmas, las brujas, los gatos negros y los demonios, así como ciertas figuras literarias como Drácula y el monstruo de Frankenstein, entre otros personajes siniestros que solo evocan oscuridad y muerte.
HALLOWEEN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
Mientras Adrián Romero nos insta a celebrar la fiesta pagana de Halloween, aquí en la República Dominicana, podemos decirle que ya casi hemos erradicado de nuestro ambiente cultural esta celebración foránea que promueve el terror, la muerte y el miedo. Nosotros aquí en República Dominicana hemos decidido durante esta noche y siempre hablar de nuestro Señor Jesucristo, quien vino a dar vida y vida en abundancia.
En este 31 de octubre, con mucha honra lo decimos, los dominicanos no tenemos que redimir el día de Halloween, prácticamente ya lo hemos erradicado. En la República Dominicana es el Día Nacional de los Evangélicos Protestantes, establecido por ley. Precisamente en este día 31 estamos preparando la gran celebración del 498 aniversario de la Reforma Protestante y el más grande bautismo de creyentes en la historia del país. También ya hemos celebrado en este mes de octubre grandes eventos como COICOM, además de un encuentro de pastores y líderes con biblistas de la talla de Samuel Pagan, Luciano Jaramillo y Enrique Baldeon, auspiciado por la Universidad Nacional Evangélica (UNV) y otras entidades. Celebramos también el Congreso “Familia a toda prueba”, encabezado por el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE).
Hemos desarrollado durante todo el año la Agenda Nacional de Evangelismo con el hermano Daniel Oscar a la cabeza, junto a Omayra Alvarez y Javier Paulino, con el respaldo de las principales organizaciones representativas de los evangélicos y los concilios. Esta agenda culminará el 31 de octubre con una gran jornada de bautismos simultáneos en los ríos, playas, piscinas y bautisterios en los que una gran cantidad de creyentes darán testimonio de que renacen a la vida nueva en Cristo y renuncian definitivamente y formalmente al mundo de muerte, vanidad y tinieblas en el que vivieron antes de conocer el poderoso Evangelio de salvación que produce gozo, paz, libertad y vida eterna.
La misma noche del 31, evangélicos de todo el país estarán concentrados en una gran celebración que será llevada a cabo en Santo Domingo con el auspicio del Consejo de Confraternidades de Pastores Evangélicos (CONACOPE). Y como si esto fuera poco, del 28 al 31 de octubre la Iglesia de Dios desde la República Dominicana y para todo el Caribe celebrará con la participación de sus ejecutivos principales a nivel mundial su congreso “El Fuego está Aquí”.
En este país Halloween en cada aniversario tiene menos espacio, ¿Qué gana la iglesia con redimir esta fecha para integrarla a sus celebraciones? Señor Romero, tiene que pensar en recomendaciones más edificantes y provechosas para la iglesia de Jesucristo. Promover Halloween señor Romero, sería un retroceso para los evangélicos dominicanos y el resto de nuestro pueblo, el cual tiene una raíz supersticiosa. Les recordamos hermano Romero que el compromiso de los evangélicos no es ser gente simpática y divertida, sino gente fieles a la Palabra de Dios y que muestren su amor con hechos auténticos, solidarios y convincentes.
MI HUMILDE RECOMENDACIÓN PARA ESTE DESTACADO Y TALENTOSO HERMANO
Es cierto lo que dice el hermano Romero que en su avance el evangelio de los primeros siglos logró rescatar algunos elementos de otras culturas e integrarlos sin conflicto a su cosmovisión. Y estos elementos redimidos nos han llegado como valores integrados a la práctica cristiana, fechas, símbolos, tradiciones y otros. Así opera Dios en la dinámica de la historia y de las culturas.
Sin embargo, Halloween, sin dudar de las buenas intenciones de los cristianos de esa época, no logró ser rescatado como un elemento factible para ser integrado al cristianismo. El profundo antagonismo que Halloween le plantea a lo que es y representa el Evangelio de Jesucristo no les permite ser rescatado e integrado a su esquema de fe y principio. Intentarlo a estas alturas, no se sería más que una descabellada necedad. Hay prácticas que hay que iluminar con el poder de la Palabra de Dios, e irla erradicando del corazón y la mente de los hombres porque son abominación a Jehová y así lo declaran las Escrituras.
Quien logra redimir a Halloween es el comercio norteamericano que obtiene grandes beneficios con la promoción de esta fecha y, en su expansión imperialista, ha tratado de llevar esta fiesta a otras culturas. Esta fiesta no nos ha llegado a nosotros como un valor cristiano. Sus símbolos y los disfraces tienen una connotación pagana y sus iconos: muertes, tinieblas, espíritus demoníacos, superstición y esoterismo, son el reverso del cristianismo, que es vida, luz, gozo, victoria y libertad.
Es lamentable que antes de dar estas desafortunadas explicaciones, Jesús Adrián Romero no haya reflexionado sobre el impacto que ha tenido su música en todo el mundo hispano, incluyendo la sociedad no creyente. Su música se escucha con gran acogida en emisoras seculares y otros medios no cristianos. Romero no se ha detenido a meditar en el amplio espacio que el Señor le ha dado para generar transformaciones significativas con su talento. Creo que Romero está más preocupado por divertir a la gente que en predicar el Evangelio. Pero también creo que merece una oportunidad para ratificar su falla, y retomar el sendero correcto para continuar soplando vida.
El hermano Jesús Adrián Romero tiene la oportunidad de reflexionar sobre todo lo que ha dicho. Hacerlo con sinceridad y responsabilidad cristiana, no como una forma de reposicionarse en términos mercadológicos, sino de reorientar su visión y su teología. Su recuperación no debe tener como indicador el aumento de las ventas de sus productos, sino la salud de su espiritualidad y la recuperación de una visión y de un enfoque genuinamente evangélico y apegado a los principios enmarcados en la Palabra de Dios.
Quizás esta crítica haya sido dura, pero más que denostar a nuestro hermano, oramos por su reorientación, para que ese ministerio que el Señor le ha dado continúe expandiéndose de forma sana y edificante. Todos cometemos errores, sin dudas, estas explicaciones han resultado fallidas y lo más recomendable es corregirlas y seguir hacia adelante.
Nuestro hermano Romero necesita ser pastoreado y necesita descanso y reflexión para su ministerio. Bien le vendría tiempo de reflexión y el consejo sabio de hombres de Dios que han pensado el Evangelio con un sentido teológico y contextual que tiene siempre la Palabra de Dios, la Biblia, como su referencia y su norte.
Mi pedido para el hermano Romero es comprensión y oración. Que el Señor lo ayude y le guíe y que ese talento que el Señor le ha dado sea comprometido con un mensaje más edificante y provechoso del Evangelio de luz y vida que nos ha entregado nuestro Señor Jesucristo.