“36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. 37 También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. 38 Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel.” Deuteronomio 1:36-38
Moisés les dijo: Dios te haga mil veces más, pero recuerda que tus padres no entraron por culpa de ellos mismos, así que no hagas lo mismo que ellos hicieron porque no vas a entrar porque las acciones tienen consecuencias. Pero de ese grupo había uno que era la excepción, que caminaba diferente, Caleb. Pero entonces, Moisés comete el mismo error que comete la humanidad completa; él dice: yo tampoco voy a entrar por culpa de ustedes. Pero eso no fue así. En Números 14, Dios le dice al pueblo entero que no puede entrar, pero en Números 29 es que le dice a Moisés que no puede entrar. Así que, quiere decir que algo pasó entre Números 14 y Números 20. Quiere decir que en Números 14 todavía Moisés iba a entrar, pero en Números 20 no entró. Así que el culpable no fue el pueblo. Moisés no entró porque en Números 20 cometió un grave error, pero él iba a entrar. Se supone que en esos versos dijera: hay tres excepciones, Caleb, Moisés y Josué. Pero no. El mismo Moisés dice: yo no cumplí. Pero, por supuesto, por no aceptar su culpabilidad, le echa la culpa al pueblo.
Lo más triste es que entre Números 14 y Números 20 hay treinta y siete años. Lo que le quedaba a Moisés para entrar era aguantar tres años más. Y mucha gente nunca entra a la tierra prometida porque, cuando están a punto de entrar, la dañan porque no resisten. Imagina aguantarte por treinta y siete años, y estando ya cerca, no puedas entrar. Josué y Caleb aguantaron los cuarenta años. ¿Podrás aguantar tú los cuarenta años y entrar? ¿Podrás aguantar los problemas de tu país y entrar? ¿O tú eres de los que, cuando estás cerca, la dañas? ¿Eres de los que se quita, de los que se molesta y después haces como Moisés: “por culpa de ustedes”? Hay gente así, que todo es culpa de otros.
Hay pensamientos que han dañado la humanidad, pensamientos con los que tenemos que pelear:
- La evolución. El pensamiento de la evolución le ha hecho creer al hombre que salió del mono. Y si el hombre salió del mono, lo único que podemos es ser mejor mono. Porque como proceso evolutivo, nuestra esperanza es mejorar el pasado, ser mejor, lo cual hace que te conformes porque eres mejor que el pasado. Pero que seas mejor que el pasado no quiere decir que seas todo lo que tienes que ser. Y para ser todo lo que tienes que ser, tú tienes que saber que tú saliste de Dios, y que es con la imagen de Él que tú te perfeccionas. Por lo tanto, no es tan solo de dónde tú saliste, sino para dónde vas. Y cuando tú te miras cara a cara, eres transformado a la imagen de Dios, pero el que solo sabe de dónde cree que salió y piensa que es del mono, lo único que piensa es en ser un poco mejor mañana. Pero tú no debes querer ser mejor mañana. Tú quieres ser todo lo que Dios quiere que tú seas. Y la única manera es sabiendo que provienes de Él y para Él es que vas; y cuando llegues allá arriba, tendrás que darle cuenta de todo lo que hiciste en esta tierra. Pero la evolución ha hecho que la gente piense diferente.
- Los pensamientos de Sigmund Freud. Aunque hizo ciertos avances en la psicología, el pensamiento más peligroso de Sigmund Freud es el que gobierna el sistema de justicia, el que ha hecho que se cometan atrocidades; es la persona que puede pararse allí y clamar que lo que tuvo fue un momento de coraje, que no era él en ese momento. Ese es un pensamiento para no hacer responsable a la gente; alegan que es producto del pasado porque te abusaron, pero hay gente que ha pasado lo mismo y no hacen lo mismo, así que uno puede decidir. Pero si te dan una justificación para la salida, entonces no te hacen responsable de tus acciones y de las decisiones que tienes que tomar en tu vida. La gente tiene que ser responsable, saber que sus acciones tienen que tener consecuencias, que tienen que controlarse, que tienen opciones en la vida. Pero cuando hay ese pensamiento que te quita la responsabilidad y hace de otro el culpable, entonces no progresas.
- El pensamiento marxista. Este pensamiento ha creado un odio por los ricos. No es inmoral que alguien sea rico. Si reparten el dinero de un millonario entre todos, la mayoría va a gastarlo en piscinas y televisores, y el millonario va a volver a levantarse y ser millonario después de un año otra vez. Tú eres diferente porque has aprendido con estos mensajes. Tú diezmas, ahorras. Eso no es lo que se enseña afuera, en todos lados. Tú eres la excepción. Muchos tienen la mentalidad de que el rico les tiene que dar. Nadie te tiene que dar nada en la vida. Nadie.
Los que somos la excepción, tenemos que vivir en un mundo donde todo eso es lo que permea, y nos podemos frustrar. Si tú mantuviste tu trabajo durante la pandemia, ni se te ocurra tener el pensamiento de que debieron despedirte para poder coger desempleo. Que ni se te ocurra tener ese pensamiento de que los demás salieron mejor que tú. El peligro es que, si se te mete eso en la cabeza, pierdes la tierra prometida. El maná va a durar por ocho semanas, pero tú vas a entrar a un lugar donde fluye leche y miel por tener una actitud diferente.