Saulo había estado hasta ese día resistiendo la evidencia de que Jesús era el Cristo. Quizá desde la muerte de Esteban luchaba contra la convicción de la verdad. Muchos como él resisten el llamamiento divino, y se obstinan en la incredulidad. Dios acostumbra usar para el pecador rebelde ciertos aguijones contra los cuales algunos cocean.
1. ¿Cuáles son algunos de los aguijones de Dios?
a) Dolor, tristeza, decepción, fracaso, derrota, lagrimas, aguijonesLa conciencia: ¡Cuán agudo es su aguijón! No importa que nadie nos condene, o nadie sepa el mal que hacemos; ella hiere. Ejemplo: Macbeth. La conciencia puede estar dormida por algún tiempo, pero Dios la despierta siempre que quiere. ¡Ojalá sea antes de llegar al infierno!
b) La ley divina: declarando aquello que es pecado… Señalando inflexiblemente nuestras faltas. Condenándolas… Anunciando las penas del pecado. ¡Con razón Israel no quería oír!
c) La vergüenza: sólo el hombre la siente. Fue el primer aguijón clavado en Adán. Vergüenza ante nosotros mismos y ante nuestros semejantes; el que es cogido en mentira, en robo, etc. ¡Cuánta será la vergüenza del último día!
d) El temor: de ser descubierto; del castigo; de la muerte; del infierno.
e) Los sufrimientos consecuentes. Físicos y morales. Dios hace que ciertos pecados tengan tremendas consecuencias. Quizás, la mayoría de nuestros sufrimientos no reconocen otra causa.
f) El hastío: la experiencia del autor del Eclesiastés. ¡Cuántos llegan al suicidio en medio de los deleites y goces del mundo! Jamás satisface el mundo.
2. Lo que Dios se propone con ellos:
a) Apartarnos de lo malo: eso se proponía con Saulo. Así lo hacia con Israel en el tiempo de los Jueces.
b) Enseñarnos a obedecerle: para esto usa el aguijón el carretero. Hay mucha rebeldía en nosotros contra su voluntad.
c) Estimularnos en el camino del bien, nos hace caminar más de prisa. No todos
necesitan estos aguijones. Dios prefiere valerse de otros medios: la influencia de su espíritu; sus promesas; bendiciones; su aprobación; su amor; su gozo. ¡Ojalá bastaran éstos! Pero casi todos hemos necesitado algún aguijón. Observemos no obstante.
3. El insensato proceder de muchos: «Dar coces…»
a) Cosa inútil. No se destruye el aguijón, ni desaparece el peligro (ej.: el que mató al perro que ladraba a los ladrones). Dios sabe aguzar de nuevo el aguijón que parecía embotado (ej.: Joacím, quemando el rollo de Jeremías (cap. 36).
b) Cosa que nos daña más. Cuanto más rebelde, más castigo. ¿Quieres que Dios te hiera aún más?
c) Actitud peligrosa. ¡Ay de aquel a quien Dios ya no castiga! Está señalado para destrucción (Is. 1:5–8). El buey que dio en echarse: ¡Al carnicero! ¿Eres rebelde? ¿Estás luchando contra la convicción de tu deber? David, herido por su conciencia y por la Palabra del profeta, se humilló y arrepintió; el pródigo, herido por la pobreza, la vergüenza, y la decepción, vuelve arrepentido. ¿Quieres que Dios te hiera aún más? Si no quieres, ¡Entonces, ven a Cristo hoy! ¡Acéptalo y obedécelo!
Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:
Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.