En este mundo hay dos poderes, el del bien y el del mal. Tal como existe un Dios, fuente de todo bien, existe también un Diablo, fuente de todo mal. Los creyentes no debemos ni exagerar ni desestimar el poder de Satanás.
Job 1:6-12; 2:1-10
Primera Frase: En este mundo hay dos poderes, el del bien y el del mal. Tal como existe un Dios, fuente de todo bien, existe también un Diablo, fuente de todo mal. Los creyentes no debemos ni exagerar ni desestimar el poder de Satanás.
Todos los que de verdad desean servir al Señor, tendrán luchas espirituales con el enemigo. Generalmente la lucha es invisible, pero se percibe. Por ejemplo en Corrientes a mi hermano Rubén le quemaron la carpa donde predicaba y a él lo ataron a un carro y lo arrastraron por el pueblo, seguro que Satanás es el culpable. En Formosa, entró un grupo de jóvenes ignorantes y mientras yo predicaba comenzaron a apedrearme y se armó una batalla campal entre los que me defendían y los que me querían linchar.
Tuvieron que venir los bomberos y a mí me salvaron encerrándome en un cuarto detrás de la plataforma. Otra vez en Capilla del Monte la policía descubrió un complot y me encerró en la estación del ferrocarril. En Misión Laishi la policía descubrió otro complot y me hizo ir a dormir a la comisaría porque no podían garantizarme la vida de otra manera. Otra vez alguien sacó un revolver mientras predicaba, me apuntó y lo lograron tirar al piso y quitarle el arma. Pero estas son simplemente las luchas físicas. No acabaría de contarles las luchas espirituales en oración contra las fuerzas del mal. Pero una vez, tuve una lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo.
Estaba yo en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina, tenía 23 años y había comenzado una cruzada evangelística en un Hotel. Hicimos anuncios con volantes, parlantes por las calles y logramos atraer bastante gente. Yo ya había hecho esto mismo en Corrientes y Formosa, de manera que ya tenía alguna experiencia. En esos lugares habíamos tenido grandes luchas, persecuciones y como les dije, casi me matan más de una vez. pero en Capilla del Monte, parecía que todo andaba bien. Estabamos en plena cruzada.
«Todos los que de verdad desean servir al Señor, tendrán luchas espirituales con el enemigo. Generalmente la lucha es invisible, pero se percibe.»
Mi mamá y mi hermana Elsa vinieron a cocinarme y cuidarme, un pastor mayor vino para ver lo que estaba pasando y mi sobrino Alberto vino con su acordeón a ayudarme con la música.
Estabamos todos en una casa prestada donde aconsejábamos a los nuevos creyentes. Esa noche, todos se acostaron, yo me quedé aconsejando a una persona. Cuando fui a la cama eran las 12 de la noche. En mi cuarto éramos tres hombres. Mi cama estaba debajo del interruptor de la luz. Me acosté, extendí mi mano para apagar la luz y al apagarla alguien me tomó del cuello me empujó sobre la almohada y se sentó sobre mi vientre. Lo vi con mis ojos. Podría dibujarlo si fuera dibujante.
Su cara era redonda de un rojo vivo como fuego, su cuerpo gordo y pesado, estaba cubierto con una capa negra, más negra que la noche. Era pesado, me oprimía el vientre porque estaba sentado sobre mí y trataba de estrangularme con sus manos. Yo no podía gritar, trataba de clamar a Jesús y no podía. Yo estaba bien despierto. Luché como 30 segundos, pensaba que me moría, pero logré extender mi brazo hacia el interruptor de la luz y al encenderla, desapareció tal persona y los otros dos se despertaron. Mi sobrino hablando en lenguas y todos percibiendo que había otra persona en el cuarto.
Buscamos por abajo de la cama, en los roperos, sentíamos esa presencia pero no la veíamos. Nos pusimos a luchar en oración y a eso de las cuatro de la mañana, aunque no vimos nada, sentimos como un viento que salía por la ventana y sentimos que se había ido. Ese mismo día por la noche, cuando orábamos con los que se entregaban al Señor en la cruzada, cayó un poder celestial, la gente cayó al suelo, muchos vieron visiones, gente de la calle que entraba, caía al suelo y comenzó un avivamiento donde se convirtieron miles de personas.
Eso siguió por meses, el periódico de Córdoba en primera plana, como noticia puso «Fuego en las Sierras», y contaba lo que pasaba. Durante esos meses, ocurrieron cosas que nunca yo había visto antes y muchas que nunca vi después. Visiones, profecías, Éxtasis y muchas otras manifestaciones sobrenaturales y parapsicólogas.
Por ejemplo, una joven llamada Martha Conil, tuvo un éxtasis como de una hora y al volver dijo que me había visto a mí rodeado de Sacerdotes y Monjas Católico-Romanas a quienes yo les imponía las manos, recibían el Bautismo en el Espíritu Santo y hablaban en lenguas. Era el año 1957. Nadie lo aceptó, hasta el punto que la exorcizamos pensando que lo que había visto no era de parte de Dios. ¡Eso se cumplió literalmente 15 años más tarde!
SATANÁS DEBE SER RESPETADO POR LOS CREYENTES
El caso de Job. Examinando detenidamente el diálogo entre Dios y Satanás, no noto violencia, como noto en muchos servicios evangélicos donde se lo pelea a Satanás, se lo ata, se lo manda al abismo, se lo maldice, etc. Por empezar, Satanás es uno de los grandes Querubines, llamados aquí «Hijos de Dios», Satanás es un hijo rebelde, pero hijo.
Cuando los hijos vienen a sus reuniones o banquetes, él viene. No vino solo en el caso de Job. Satanás va siempre a esas reuniones cósmicas, porque es el acusador de los creyentes, quizás va a hablar con Dios más que los otros porque la Escritura dice que nos acusa «día y noche» Apocalipsis 12:10. También le pidió a Dios que lo deje zarandear a Pedro Lucas 22:31. Estoy seguro que muchas veces le pidió permiso a Dios para zarandearme a mí. Puedo percibirlo. Cuando Satanás le pide a Dios que lo deje zarandear a Job, no hay violencia ni pelea y al final redundó en beneficio de Job y gloria de Dios.
«Cuando el Arcángel Miguel contendía con el Diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.» Judas 9. El Arcángel Miguel era otro de los «Hijos de Dios» y evidentemente tenía orden del Padre de no tomar medidas drásticas contra su «hermano» Satanás. Este es precisamente el consejo de Judas, de no blasfemar contra Satanás Judas 10. San Pedro también nos exhorta a respetar los poderes espirituales 2 Pedro 2:10-12.
Me alarma ver a muchos hermanos sinceros tratando irrespetuosamente a las autoridades superiores como Satanás. Creo que Dios les perdona porque lo hacen por ignorancia, simplemente imitan lo que ven hacer a otros. ¿Dónde aprendemos que uno puede atar a Satanás, echarlo de una ciudad, o provincia o país, etc.? Ni Jesús, ni los Apóstoles lo hicieron. En el evangelio el atar y desatar se refiere a perdonar o no perdonar Mateo 18:15-22.
Recién se lo va a atar a Satanás al final de los tiempos Apocalipsis 20:1 y luego de mil años se lo lanzará al Lago de Fuego Apocalipsis 20:10. Nadie lo puede atar hasta el tiempo señalado por Dios. Lo que podemos hacer es expulsar demonios de las personas. Como para Dios no hay pasado ni futuro, Satanás ya está vencido desde antes de la fundación del mundo de la misma manera que Jesús fue inmolado antes de la fundación del mundo Apocalipsis 13:8 y de la misma manea que nosotros ya estamos sentados en los cielos con Cristo Jesús Efesios 2:6. «Dios llama las cosas que no son como si fuesen» Romanos 4:17.
Nosotros estamos autorizados a resistir a Satanás no permitiéndole entrar a nuestras vidas y a expulsar demonios de las personas. Satanás no es un demonio. Demonios son personas sin cuerpo dirigidas por Satanás. Son quizás los espíritus de una raza que había en este planeta antes de Adán, bajo Lucero.
Cuando éste se rebeló contra su Padre, la raza de su planeta se rebeló con él. Al entrar la tierra en terremotos y caos, como resultado de la rebelión, esta raza murió físicamente, pero sus espíritus siguen fieles a Lucero, ahora Satanás. Después Dios decidió repoblar esta tierra que estaba desordenada y vacía Génesis 1:1, la ordenó y nos puso en ella a nosotros. Pero Satanás y sus demonios estaban al asecho.
SU PODER SOBRE EL CREYENTE ES LIMITADO Y CONTROLADO POR DIOS.
Su poder sobre nosotros es siempre limitado. En el caso de Job y el de Pedro, el permiso de Dios tenía limitaciones. Satanás podía hacer algo, pero no todo lo que quería, sino lo que Dios le permitía. Pero Dios lo permitía con un propósito. En el caso de Job, Dios lo estaba purificando. El Job de después de la prueba fue muy diferente del Job de antes de la prueba Job 42:5-6, 12. En el caso de Pedro, el que se creía suficiente en sí mismo Lucas 22:33-34, era muy impulsivo. Negarlo a Jesús lo humilló hasta lo sumo, lo quebrantó y entonces fue otro Pedro Juan 21:15-19.
Dios lo usa a Satanás para disciplinarnos, Satanás es un sirviente de Dios. Siempre notamos en las Escrituras que de Dios solo viene bendición. Siempre lo malo es producido por Satanás. Pero Dios usa a Satanás para purificarnos y santificarnos.
Así como vamos al gimnasio a luchar contra todas esas máquinas para fortalecer nuestros músculos, acelerar nuestra circulación, mejorar nuestra figura, adquirir más energía y flexibilidad en nuestro físico y cultivar nuestra salud, así en la vida Espiritual, Satanás es la mejor máquina del Gimnasio de Dios.
San Pablo lo explica muy claro: «y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera…» 2Corintios 12:7. Satanás fue usado por Dios para ayudar a Pablo a portarse bien a pesar de las grandes revelaciones que recibió, a Job a no justificarse a sí mismo, a Pedro a no confiar en sí mismo y a nosotros a perfeccionar nuestra vida Santiago 1;2.4.
El sacrificio de Cristo nos protege. Satanás no puede ir más lejos de lo que Dios le permite porque ahora somos propiedad de Dios. Jesús nos libro del poder de las tinieblas Colosenses 1:13. Satanás no nos tiene ahora bajo su potestad. Para tocarnos debe pedirle permiso a Dios porque estamos en su Reino. Si Dios le da permiso, se lo da con un propósito y con limitaciones, Dios «no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» 1Corintios 10:13.
LOS CREYENTES TENEMOS ALGO DE PODER SOBRE EL DIABLO.
Si obedecemos a Dios tenemos poder sobre el Diablo. Por ejemplo, no es pecado enojarse, pero no debemos permitir que el enojo dure más de un día. Antes que termine el día debemos reconciliarnos con quien nos ofendió. Pero si permitimos que ese enojo se transforme en resentimiento y rencor, entonces le estamos dando lugar al Diablo Efesios 4:26-27. Lo mismo es con la tristeza.
No es pecado estar triste si nos pasa algo, pero si permitimos que la tristeza se transforme en depresión continuada, estamos dando lugar al Diablo. No es pecado comer, pero si nos transformamos en glotones, estamos dando lugar al Diablo. Lo mismo sucede con el dinero, el sexo, el celo y todas las emociones y los placeres mundanos. Damos lugar al Diablo cuando no nos controlamos. Dios mismo nos provee dominio propio en el fruto del Espíritu Gálatas 5:22-23.
Una de las armas más grandes contra el enemigo es la obediencia a Dios. «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» Santiago 4:7. Antes era Satanás que tenía poder sobre nosotros. Jesús pagó con su sangre el precio de nuestro rescate y Dios nos «libró de la potestad de las tinieblas y trasladó al Reino de su amado Hijo Jesús» Colosenses 1:13.
Satanás no tiene más poder sobre nosotros. Sin embargo aunque somos propiedad de Dios, por estar todavía en este mundo gobernado por Satanás, él nos rodea y amenaza para amedrentarnos, como un perro que ladra o un león que ruge. Pero Dios nos dio la autoridad de resistirle y nos aseguró que si lo hacemos, Satanás huirá de nosotros 1 Pedro 5:8.
Para protegernos de Satanás en esta tierra que es su territorio 1 Juan 5:19; Juan 14:30, Dios nos proveyó una armadura para «estar firmes contra las asechanzas del diablo.. resistirle en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.». Esta es la armadura: la verdad, la justicia, el evangelio de paz, la fe, la seguridad de la salvación, su Palabra y la oración.
Efesios 6:11-18. «Las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo.» 2 Corintios 10:4-5.
También nos dio poder a todos los creyentes para exorcizar a los endemoniados Marcos 16:17.
– Debemos tratarlo con respeto.
– No debemos temerle
– Debemos resistirle
– Podemos exorcizar a endemoniados.
INVITACIÓN
- En el mundo hay dos poderes. Estamos debajo de uno o debajo del otro. Debemos entregar nuestra vida a Jesús y rechazar las obras del diablo.
- Te invito a rendirte a Jesús y a resistir al Diablo.
ORACIÓN: Señor, gracias por librarnos del poder del Maligno. Sabemos que Satanás es un hijo tuyo rebelde, y por eso lo respetamos aunque es un enemigo. Gracias por no dejarlo tocarnos a menos que sea para nuestro bien. Gracias por darnos la autorización de resistirle. Gracias por darnos poder contra los demonios. En el Nombre de Jesús, amén.