Articulos

Lo que el Dinero No Puede Comprar

La palabra del Señor dice en el libro de Eclesiastés que el dinero sirve para todo.  A algunos no les gusta escuchar cosas como esta, pero la realidad es que el dinero soluciona muchas cosas.  Por supuesto, el dinero no lo es todo.  Hay cosas que, por más dinero que tengas, no vas a poder accederlas.  El dinero no necesariamente es lo que te dará acceso a esas cosas más valiosas de la vida.  Hace unos años, cuando el huracán María devastó nuestra isla, había largas filas en los cajeros automáticos, pero tú podías tener todo el dinero del mundo y no poderlo sacar porque no había acceso.  No había electricidad.  Fue un momento muy complicado, así como lo ha sido el de la pandemia.  Nos hemos dado cuenta que podemos tener grandes cantidades de dinero, y tanto el rico como el pobre han tenido que enfrentar la situación; unos con más comodidades que otros porque sí hay ciertas cosas que se consiguen con dinero, pero hay otras que solo Dios nos las puede dar.

El dinero nos da acceso a ciertas cosas, no lo podemos negar.  Sería necio pensar que el dinero no fue un factor determinante en cuanto a cómo cada quien ha experimentado la pandemia, por ejemplo.  Todo el que tenía un poco más de finanzas no sufrió las mismas dificultades que sufrieron otros.  No es lo mismo pasar la pandemia en una casa grande que en una pequeña.  No es lo mismo tener acceso a comida y restaurantes, que no tener nada de eso.  Aun con la misma medicina.  Hubo gente que murió, de todas las edades, al igual que de todas las capacidades económicas, aun teniendo acceso a los mejores doctores.  El dinero no les solucionó ese problema.

Cosas que el dinero no puede comprar, que el dinero no te puede dar, cosas a las que tienes que aspirar a alcanzarlas solo por la gracia divina, sin perder de vista el valor económico:

  1. La unción.  Cuando hablamos de unción, hablamos del poder de Dios, hablamos del respaldo divino dentro de ciertas acciones, que proviene directa, única y exclusivamente de Dios.  Hay gente que no entiende esto y pretenden comprar con dinero los resultados que tiene un grupo de personas simplemente por la unción y el poder de Dios.

18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.”  Hechos 8:18

La unción no se obtiene con dinero.  El poder de Dios, el poder del Espíritu Santo no se puede comprar.  Hay que pagar un precio para la unción, pero el precio de la unción no es el dinero.  No importa todo el dinero que tú tengas, con dinero no puedes comprar el poder de Dios; pero eso no quiere decir que la unción y el poder de Dios no tienen un precio.  ¿Cuál es el precio del poder de Dios?  ¿Cuál es el precio a pagar?  Una relación con Dios, una vida de oración, una vida de integridad, una vida de servicio a Dios.

El profeta Elías le dice a Eliseo: dime qué quieres que yo haga por ti.  Y Eliseo dice que quiere una doble porción, una doble unción de su espíritu.  El profeta le responde: si haces esto, sí; si no, no.  Así que, la unción se transfiere, y hay un precio que pagar, pero no es dinero.  La unción no cayó sobre cualquier persona, sino sobre uno que había pagado el precio de la relación, del servicio, de la comunión, de la honra.  El hecho de que con dinero no puedas comprar la unción, no quiere decir que no haya un precio que pagar por la unión o por el poder de Dios.  Lo que no puedes pensar es que con tu dinero lo puedes comprar, porque no funciona así.

El poder de Dios solo se puede acceder por la gracia divina, y pagando el precio de una relación con Dios.  Y ese precio no se paga con dinero, sino con comunión, con oración, con la lectura de la palabra de Dios.

Es bueno tener dinero, pero qué maravilloso es tener la unción.  Una persona que tiene la unción y acceso al poder de Dios, puede lograr alcanzar grandes cosas para Dios, para su reino y a la vez disfrutar de avances en su vida personal.

  1. El perdón.  Ni el perdón de Dios ni el de los demás se puede comprar con dinero.  Ahora bien, el hecho de que tú no puedas comprar el perdón de Dios con dinero, no quiere decir que no costó un precio; costó el precio de la muerte, del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.  Él pagó el precio por nosotros.  Al mismo tiempo, el perdón de los demás no se puede comprar con dinero.  Quizás puedas cubrir los resultados de ciertos errores con dinero -porque los errores en esta vida en ocasiones se pagan con dinero – pero no recibes perdón por dinero; el perdón viene de un corazón genuino.  Si “compraras” perdón con dinero, no sería un perdón real.
  2. Salud.  Puedes comprar medicinas, vitaminas; el dinero te da acceso a hospitales, te da acceso a ciertos recursos.  Podemos y debemos tratar de poner recursos en las manos de todos, pero sabiendo que la verdadera salud solo proviene de Dios.  De hecho, la búsqueda desmedida de dinero puede afectar tu salud.  Una persona que no duerme, que no descansa, que está detrás del dinero de esa manera desmedida, puede perder sus relaciones y su salud.

Paz.  La gente que depende del dinero para encontrar paz es la gente más amargada.  El que persigue el dinero de esa manera, no alcanza paz.  El balance de esto está en que sí debemos tener finanzas te da cierta seguridad, debes planificarte para el futuro, tener tus cuentas al día, procurar tener descanso económico porque hemos hecho una buena planificación.  Nuestro Señor Jesucristo nos dio una parábola donde hablaba de aquel hombre que quería extender sus graneros para decirle a su alma que esté en calma, y el Señor le dice: qué tonto fuiste, eres un necio, esta noche vienen por tu alma.  Aquel hombre pensaba que mientras más tuviera, tendría paz.  Pero no es así.  La verdadera paz solo se alcanza en el momento que tenemos una relación con Él.  El profeta decía: tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba