
Esa frase quedó grabada para siempre en mi corazón. No fue solo una línea inspiradora, fue un consejo repetido una y otra vez por alguien que marcó mi vida profundamente: mi cuñado. Comunicador, compositor y productor durante más de 30 años en televisión, pero más allá de sus talentos y logros, fue un hombre de principios, de visión, de verdad. Hoy está con el Señor, para la gloria de Dios, pero sus palabras siguen vivas, como una brújula espiritual:
“No importa cómo se comienza, lo que importa es cómo se termina.”
Este consejo lo decía no sólo en sentido religioso, sino para toda la vida: proyectos, relaciones, familia, testimonio, integridad… todo debía dejar un buen final, un legado limpio, una marca de excelencia. Y en estos últimos cinco meses del año, ese consejo vuelve a mí con fuerza y se une al llamado de Dios para mi vida.
Porque no se trata solo de sobrevivir el año, sino de cerrar con propósito, fe y restauración.
Cinco llamados para terminar el año en victoria:
1. Vuelve al altar (y anima a tus hijos a hacer lo mismo)
Dios me regaló una de las alegrías más grandes: ver a mi hijo reconciliarse con Dios. Esa es una oración respondida, y una prioridad que muchos padres debemos abrazar con fe. Si queda algo que pedirle a Dios en este 2025, que sea esto: que nuestros hijos que conocen del Señor vuelvan al altar. ¡Y Él es fiel para hacerlo!
2. Suelta el peso del rencor y del orgullo
El perdón no puede esperar a diciembre. Si queda rencor, culpa o resentimiento en tu corazón, este es el tiempo para dejarlo a los pies de la cruz. Perdonarse, perdonar y pedir perdón no como emoción, sino como decisión. Dios ya nos mostró cómo: “Padre, perdónalos…” (Lucas 23:34).
3. Haz lo posible por liberarse de deudas
Aun si no logras pagar todo, puedes tomar pasos firmes hacia la libertad financiera. La Biblia nos llama a ser responsables: “El impío toma prestado y no paga, pero el justo tiene misericordia y da” (Salmo 37:21). Cada esfuerzo cuenta, y Dios honra al que honra.
4. No tomes decisiones sin contar con Dios
Aún te queda año por vivir, decisiones por tomar, planes por trazar. No lo hagas solo. Incluye a Dios en todo. ¿Qué quieres que termine? ¿Qué quiere que sueltes? ¿Qué quieres que comiences en fe? “Si el Señor quiere. (Santiago 4-15) debe ser nuestra prioridad.
5. Que tu legado hable por ti
Terminar bien el año no es solo un logro personal, es una herencia para quienes te rodean. Como lo hizo mi cuñado, deja una marca que permanezca. Que tus palabras, acciones y decisiones hablen de tu fe, tu entrega y tu confianza en Dios. Aún hay tiempo para restaurar, bendecir, edificar.
Dios tiene el control del principio, del proceso y del final
No importa si este año comenzó con luchas, pérdidas, desánimo o errores. Lo importante es cómo lo terminas. Y con Dios de tu lado, puedes terminar en victoria.
Hoy te invito a repetir esta frase con propósito:
“Lo importante no es cómo comencé el año, sino cómo lo voy a terminar: con fe, obediencia, y dejando un legado para gloria de Dios