Romanos 7:7-25 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Cuando Jesucristo murió se rasgó el velo del templo, dando fin a la ley e iniciando el período de la Gracia.
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos” (Mateo 27:50-53)
¿Por qué fue establecida la ley? R/ Para mostrarnos el pecado
Romanos 7:7-12 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. 9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
Fue por medio de la ley que el hombre conoció el pecado, pues sin los preceptos de la ley el hombre desconocía lo que era pecado. Cuando Moisés le dio la ley al pueblo de Dios en el desierto, (613 preceptos y mandamientos, mas el decálogo) en esta se nombraba todo lo que era una falta o pecado. Fue así como la ley le reveló al hombre su pecado. La ley mostró el pecado, por eso es que la ley es espiritual, pero el hombre es carnal.
Entonces si ya no estamos bajo la ley sino bajo la Gracia ¿por qué continuamos pecando?
R/ Por ser personas caídas. Por el pecado de Adán. Romanos 7:17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
La Biblia es clara cuando dice: el pecado que mora en mí. No hay ni uno solo que pueda decir que está libre de pecado, (Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”) si decimos que no pecamos hacemos mentiroso a Dios:
1 Juan 1:10 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”
La naturaleza del hombre caído.
Romanos 7:18-25 “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”
- 18 En la parte carnal no puede morar el bien. El hombre desea, por su parte espiritual, el querer hacer el bien, pero no puede hacerlo.
- 19 No podemos hacer el bien que quisiéramos en nuestra parte espiritual, pero nuestra parte carnal nos impulsa a hacer el mal que no queremos.
- 20 Cuando hacemos el mal, no es porque queramos en nuestra parte espiritual, sino por el pecado que mora en nosotros.
- 21 Así que queriendo hacer el bien, hayamos que la ley del pecado que mora en nosotros nos hace ser malos.
- 22 Porque en el hombre interior (el espiritual) se deleita en la ley de Dios (las cosas de Dios).
- 23 Pero veo otra ley en mis miembros (la carnal), que se revela contra la ley de su mente (espiritual), y lo lleva cautivo a la ley de sus miembros (la carnal).
- 24 Se siente miserable y se pregunta quien podrá librarlo de ese cuerpo de muerte (pues no puede vivir su vida espiritual por la ley de su cuerpo (carnal). Esta pregunta es tremenda pues quien puede vivir sin un cuerpo que está bajo la ley del pecado, queriendo con su mente hacer el bien. Su mente racional le dice que es de Dios, que es espiritual, desea hacer el bien, pero no puede por su cuerpo de pecado. Pablo sabe cual es la respuesta a esta interrogante, que la solución es Cristo Jesús, pero su análisis es profundo pues sabe que aunque es salvo y tiene el Espíritu Santo, siempre estará la ley del pecado que lo llevará cautivo.
- 25 Concluye dándole gracias a Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues el sabe Cristo es la única solución para su vida espiritual, pues solo a través de Él puede ser fortalecido para luchar contra la ley del pecado que mora en sus miembros.
¿Como hacer para no pecar?
Por la Gracia de Dios.
Romanos 5:20-21 “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”.
La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, que inició cuando se rasgó el velo del templo, es la única solución para poder vivir una vida diferente, porque por la gracia de Dios somos salvos por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Efesios 2:8: “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”
Porque cuando recibimos a Cristo como nuestro salvador, somos sellados con su Espíritu. No es por nuestra fuerza, sino por el poder del Espíritu Santo.
Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”
Viviendo en el Espíritu:
Romanos 8:1-6 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, 14 Porque todos los que son guiados por EL Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
Vivir en el Espíritu es, como podríamos decir, es vivir en otro nivel. Tener una vida plana de gracia que agrada a Dios. El Espíritu nos hace fuertes, nos hace ser verdaderos hijos de Dios.
Si cree esto, lo invito a recibir a Cristo como su Señor personal.