Saúl recibe instrucciones bien específicas de parte del profeta Samuel. Samuel le dice: mira, comienza a caminar y en el camino te vas a encontrar estos hombres que suben a Dios en Betel, y ellos te van a dar ciertas cosas, te van a dar panes; para mí esos panes significan la sustancia de la Palabra de Dios.
Tenemos que codearnos y relacionarnos con ambientes y con gente que está llena del Espíritu Santo, que nos van a contagiar con su energía, y que la instrucción bíblica es muy buena, necesaria, esencial sabemos, pero que también se necesita ese ambiente de fuego y de entusiasmo que le dé vida a la Palabra de Dios.
No hay conflicto entre una vida llena de orden y de enseñanza, y de buena doctrina, y una vida llena del Espíritu Santo, Dios quiere que ambas cosas estén en función. Y por lo tanto lo ideal es una Iglesia y gente que tanto conozcan la Palabra y que se rijan ordenadamente por los principios de la Palabra de Dios, y que también tengan la llenura, la unción, la energía del Espíritu Santo. Las dos cosas son necesarias para uno vivir una vida poderosa.
Después de ese encuentro, Samuel le dice a Saúl en el versículo 5 de Primero de Samuel capítulo 10:5: «Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos» es interesante que hay como un conflicto ¿no? el collado de Dios, un lugar quizás donde estaba la Presencia de Dios de una manera muy poderosa, pero está ocupado ahora por los filisteos. El diablo siempre quiere ocupar esos lugares donde está la Presencia del Señor. Quizás instintivamente los filisteos al ocupar esto era como una guerra espiritual que había.
Saúl iba a ser usado por Dios para liberar esos lugares que el enemigo tenía agarrados, y de paso digo que muchas veces, los únicos que van a poder liberar lugares que el diablo ha ocupado donde ha estado anteriormente la Presencia de Dios son las personas llenas del Espíritu Santo.
Y Saúl tiene que ir a ese lugar donde habita la Presencia de Dios pero que está ocupado ahora por una fortaleza de enemigos de Dios. Y digo, se me ocurre hermanos al decir esto que, me voy a detener un momento en este punto. Hay lugares hoy en día en los cuales en el pasado, Dios se movió con gran poder y que ahora están ocupados por fuerzas enemigas. Estos lugares antes expresaban amor por Dios y sujeción a los principios divinos y bíblicos, y ahora son lugares de racionalismo extremado, de anti-cristianismo, de modernismo.
Por ejemplo la ciudad donde nosotros vivimos y ministramos aquí en la ciudad de Boston, Estados Unidos, en el siglo XVII fue el lugar, y estos alrededores de Boston, donde se inició la nación norteamericana que por mucho tiempo iba a ser una nación temerosa de Dios, y este fue un lugar donde se reconocía la Voluntad de Dios. Había un gran respeto, una gran reverencia por las cosas del Espíritu, donde el gobierno inicial aquí en Boston y en sus alrededores era un gobierno casi teocrático que se regía por las reglas de la Palabra de Dios.
Sin embargo, hoy en día en el siglo XXI es uno de los lugares más incrédulos y más estériles espiritualmente que hay en todo el mundo. Es una ciudad, y toda la región donde esta ciudad se encuentra que es la región de Nueva Inglaterra, es una región completamente secular y alejada de los principios que originalmente fundamentaron esta región.
Y es como que aquí en esta ciudad de Boston y en sus alrededores de Nueva Inglaterra, es como que hay una guarnición de filisteos en el collado de Dios. Y se necesita un pueblo ungido y lleno del Espíritu Santo que haga huir estos poderes enemigos simbolizados por los filisteos. Si nosotros queremos arrojar a Satanás de nuestras vidas, nuestras iglesias, nuestras ciudades tenemos que buscar la unción del Espíritu Santo.
Yo creo que por eso es quizás que Samuel pone a Saúl a ir por estos lugares, y es como que instintivamente el Espíritu Santo está declarando las cosas que tienen que hacerse. Tiene que haber liberación, tiene que haber contacto con la energía del Espíritu Santo de parte del hombre que Dios va a usar para llevar a cabo estas obras.
Nuestras vidas, si queremos sacar al enemigo de las áreas donde tiene fortalezas en nosotros, en nuestras ciudades, aún en nuestras iglesias, necesitamos la unción del Espíritu Santo. La guerra espiritual tiene que ser librada en el poder y la energía del Espíritu de Dios. Dios te bendiga y hasta nuestra próxima meditación.