Josué y Caleb fueron de los espías enviados por Moisés a reportar sobre la tierra prometida, y fueron los únicos en regresar con un reporte positivo. Los otros diez, regresaron con un reporte negativo. La diferencia en la vida de Josué y Caleb fue haber tenido una respuesta divina a un reporte negativo. Lo que hace diferencia en tu vida no son los problemas o las dificultades, sino cuando tú eres capaz de tener una respuesta divina a un reporte negativo, es cuando tú eres capaz de reaccionar de acuerdo a lo que Dios ha dicho y no a lo que el mundo ha dicho. No son tus circunstancias los que determinan tu progreso, sino que para cada problema que te llegue, tú tengas una respuesta divina. Te dan un diagnóstico negativo, y en vez de hacer una maleta para cuando caigas en el hospital, tú cancelas ese reporte, reclamando que por su llaga tú has sido curado. El banco te dice que no podrás tener la casa, que tienes que esperar, y en vez de frustrarte, declaras que tu Dios pues suplirá todo lo que te falte conforme a tus riquezas en gloria. Atrévete a tener una respuesta divina para cada reporte negativo que llegue a tu vida. Cuando te digan que no lo puedes hacer, tú respuesta debe ser que tú todo lo puedes en Cristo que te fortalece.
Luego de cuarenta años, llega el momento crucial donde tienen que cruzar el Jordán para entrar a la tierra prometida:
“2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2
Si algo tú debes aprender hoy de este mensaje es que tú te tienes que levantar y pasar. Llegó el momento de levantarte del lugar donde te encuentras y pasar al otro lado. Levántate de la tristeza y pasa a vivir en la alegría, levántate del mal matrimonio y cruza al matrimonio de excelencia. Levántate del estado de pobreza en que estás y vive en la abundancia de Dios, levántate de la amargura, de la frustración y vive el mejor tiempo de tu vida. Levántate y pasa al otro lado. Deja de dar vueltas en el mismo lugar y entra en una mejor vida.
En Josué 1, lo que vemos es a Dios poniendo un nuevo líder sobre el pueblo de Israel. Nuevos tiempos requieren nuevo líder. No siempre la clave es cambiar el líder, sino adiestrar al líder para los nuevos tiempos. Josué es un hombre de ochenta años, que va a llevar a un grupo de jóvenes de veinte años a la tierra prometida. Los jóvenes no piensan que un viejo los pueda dirigir, pero Dios coge a un viejo de ochenta y le dice que dirija a los de veinte al otro lado. Aquel era un tiempo diferente; dirigir a un joven de veinte no era igual que dirigir a aquellos que habían salido de esclavitud. Hacía falta una actitud diferente, hacía falta que Josué tuviera una valentía especial. Pero cuando las cosas van mal, lo primero que queremos hacer es cambiar al líder. Cuando un equipo deportivo falla, lo primero que hace es cambiar al dirigente. Dios le dijo a Moisés que le dejara matar a los dos millones de israelitas. El pueblo quiere cambiar al líder, pero Dios prefiere quedarse con un buen líder y acabar con dos millones de personas. Siempre proyectamos la culpa a otro. Tu consciencia, tu manera de ver las cosas tiene que cambiar. Puede que haya que cambiar algún líder, pero puede también que haya que cambiar tu actitud, y hasta que no lo hagas, no podrás pasar al otro lado.
Moisés estaba guiando a un grupo de esclavos; Josué estaba dirigiendo a un grupo de jóvenes que había nacido en el desierto. Aquellos jóvenes no habían tendido la experiencia de ver nada nuevo en sus vidas; eran descendencia de aquellos esclavos, todo lo habían tenido y les caía en las manos. El maná y todo caía en sus manos; todo lo tenían en el desierto. Esa es la mentalidad con la que Josué tiene que trabajar. Moisés dirigió cuarenta años a un grupo de personas en el mismo sitio, pero Josué tenía que llevarlos al futuro. Es fácil ser líder, cuando todo lo que se busca es comodidad por cuarenta años. Moisés los saca en cuarenta días, y luego los tiene dando vueltas por cuarenta años. El pueblo se quejaba de algo, y Moisés oraba y resolvía. Eso cansa, porque cuando uno es líder de un grupo que lo que quiere es la comodidad y quedarse en el mismo sitio, llega un momento que cansa. Y así hay gente que lo que quiere es quedarse en el mismo lugar.
Pero Josué no era esa persona. Él necesitaba valentía porque era un líder que iba a dirigir a la gente a un lugar de futuro. Y cada vez que tú decides levantarte y pasar al otro lado, dejar de estar en el mismo sitio, tienes que entender la diferencia entre estos dos líderes. Moisés se convirtió en un líder de comodidad, de lo conocido. Josué tenía que convertirse en líder de lo desconocido y lo incómodo; para eso, hay que tener valentía. No hay que tener valentía para quedarse en el mismo sitio, pero sí para decidir no depender más de la ayuda del gobierno y progresar.
Hay cosas en tu vida que son incómodas, pero tienes dos opciones: Quedarte dando vueltas en el mismo desierto, o tomas este como un punto de transición y te atreves a seguir caminando hasta que pases al otro lado y veas todo lo que Dios tiene para tu vida.