Proverbios 22:6 Para quien creemos que va dirigido este versículo que hemos leído para comenzar ¿para los padres o para los maestros? Definitivamente que principalmente va enfocado para los padres y madres de familia, pues nosotros como padres somos los principales responsables de instruir a nuestros hijos en el camino de la vida.
Es nuestra responsabilidad que nuestros hijos aprendan en casa lecciones de vida que les ayudaran a enfrentar el mundo al cual un día saldrá a vivir por su propia cuenta.
¿Cuáles son esas lecciones de vida que nuestros hijos tienen que aprender en casa?
EN CASA SE APRENDE A RESPETAR LOS LIMITES ESTABLECIDOS (PROVERBIOS 22:28)
En la sociedad existen límites y leyes que tienen que ser respetados, estos límites están presentes en todos los ámbitos de la vida: en las relaciones personales, en el estudio, en los negocios, en el trabajo, etc.
Una persona que desde su infancia se le enseño a respetar los límites y normas que los padres establecen, tendrá menos conflictos en sus diversos roles en la sociedad, como estudiante, como amigo, como novio o novia, como empleado, como jefe, como empresario, etc.
La palabra de Dios nos muestra el peligro que representa para la vida de una persona el crecer sin limites establecidos, y que se le permite hacer siempre lo que quiera (Proverbios 25:28)
Una persona que crece sin aprender a respetar los límites en su vida es como una ciudad derribada, esta expuesta a todo pues todas sus murallas están caídas.
Poner límites significa establecer claramente lo que es permitido y lo que no es permitido, esto tiene que ver con los horarios, los lugares, los productos que se consumen, las relaciones que se tiene, el manejo del dinero, etc.
Estos límites varían en la vida de nuestros hijos dependiendo de dos factores:
La edad: A medida que nuestros hijos crecen y maduran el margen de libertad puede ser mayor.
El comportamiento: Si nuestros hijos son responsables y toman decisiones adecuadas el margen de libertad puede ampliarse, pero al contrario cuando las decisiones que tome sean equivocadas y su comportamiento sea irresponsable, el margen de libertad se reduce.
EN CASA SE APRENDE O SE DESARROLLA LA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN (2 CORINTIOS 12:7-9)
Se dice que es uno de los males de nuestro tiempo: la intolerancia a la frustración. Y sobre todo entre los niños y los adolescentes.
Esta intolerancia a la frustración significa la incapacidad para aceptar que la realidad no es tal y como uno querría que fuera, es decir sentirse frustrado porque las cosas no sé dan como uno quiere o porque no se tienen las cosas que uno quiere tener.
Es cada día más común que los padres les den a los niños todo aquello que piden.
Lamentablemente en la actualidad los padres acostumbramos a nuestros hijos a tenerlo todo y a que todo sea según sus deseos. A veces porque queremos que ellos tengan todo lo que nosotros no tuvimos, otras, porque simplemente queremos evitarnos sus berrinches y sus enojos.
Pero tenemos que saber que, en la vida real, en el mundo real las cosas no así, no siempre nos darán lo que queremos y no siempre las cosas serán como nosotros lo queremos y eso hace que muchas personas vivan frustradas y amargadas.
En el versículo que hemos leído nos damos cuenta de que nuestro Dios no nos da todo lo que pedimos, tal como lo vemos en el caso de la petición del apóstol Pablo, y nosotros como cristianos debemos tomar el ejemplo tanto de nuestro Dios como padres y de Pablo como hijos, aprender a aceptar y superar la frustración del NO.
Hay situaciones en las que los padres deben saber decir: ¡No! Y que ese ¡no! sea innegociable, sea firme, los padres debemos tener la autoridad de imponer que algo no está bien, y nuestros hijos deben comprender que esa negativa no es un capricho del padre sino protección y amor hacia él.
EN CASA SE APRENDE EL RESPETO A LA AUTORIDAD (ROMANOS 13:1-2)
En las generaciones anteriores de padres e hijos la relación era jerárquica, vertical, la mayoría de los hijos trataban a sus padres de USTED y eso establecía una relación de autoridad muy marcada, aunque lastimosamente también existía una mayor distancia emocional entre padre e hijo.
En las generaciones actuales de padres e hijos la relación es más horizontal, hay mayor acercamiento emocional, el trato es mas amigable, pero eso no significa que nuestros hijos no necesitan ver en nosotros una figura de autoridad que deben respetar, ver en sus padres alguien relevante en sus vidas, RELEVANTE: algo importante.
Como lo dice el versículo que hemos leído, las autoridades son establecidas por Dios, y el que se opone a la autoridad se resiste a lo que Dios ha establecido, y en casa nuestros hijos tienen que comprender que la autoridad establecida por nuestro Dios son los padres.
Y tenemos que saber que el que no respeta la autoridad de casa no respetara ninguna autoridad visible, y menos respetara a Dios.