SANTIAGO 4:2-4 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites, 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.
La palabra del Señor nos invita a pedir, a orar pidiendo a Dios sus bendiciones, pidiendo que supla nuestras necesidades y pidiendo que él nos conceda los anhelos de nuestro corazón.
El problema no es pedir, pues él nos invita a pedirle como el Padre que tiene cuidado de sus hijos, EL PROBLEMA ES QUE PEDIMOS MAL, no recibimos porque pedimos con un corazón gobernado por la carne, pedimos con un corazón que aún anhela deleitarse en la mundanalidad.
ES POR ESO QUE MUCHAS VECES NO RECIBIMOS LO QUE PEDIMOS EN ORACIÓN, porque nuestro Dios sabe que lo que estamos pidiendo, aunque posiblemente puede ser algo bueno, pero por la maldad que aún hay en nuestro corazón, por la soberbia y el orgullo que hay en nuestro corazón no será de bendición en nuestra vida sino al contrario.
Cuando nos presentamos delante del Señor en su presencia por medio de la oración tenemos que recordar algo muy importante que nuestro Dios ha dejado muy claro por medio de su palabra: (1 Samuel 16:7) Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; PORQUE JEHOVÁ NO MIRA LO QUE MIRA EL HOMBRE; PUES EL HOMBRE MIRA LO QUE ESTÁ DELANTE DE SUS OJOS, PERO JEHOVÁ MIRA EL CORAZÓN.
Basados en lo que la palabra de Dios nos enseña podemos reconocer algo muy importante: LAS BENDICIONES DE NUESTRA VIDA PASAN PRIMERAMENTE POR NUESTRO CORAZÓN, nuestro corazón es el filtro por el cual las bendiciones de Dios fluyen o se detienen (Proverbios 4:23) Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Por lo tanto es muy importante que revisemos las oraciones que estamos haciendo, pues nuestro Dios no solamente quiere oraciones de fe, sino también oraciones en las que primeramente nos enfoquemos en cómo está nuestro corazón para con Dios, para poder tener un corazón agradable delante del Señor y QUE NUESTRO CORAZÓN NO SEA UN ESTORBO PARA LAS BENDICIONES DE DIOS PARA NUESTRA VIDA.
En la Biblia podemos encontrar que hubo un hombre que sabía cuales eran las oraciones que Dios quiere escuchar, ese hombre era David, y tomando como base esas oraciones vamos a reconocer CUALES SON LAS ORACIONES QUE NUESTRO DIOS QUIERE ESCUCHAR.
I) DIOS QUIERE ESCUCHAR ORACIONES VALIENTES QUE VIENEN DE UN CORAZÓN QUE DE VERDAD QUIERE OBEDECER SU VOLUNTAD
(Salmos 139:23-24) Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Es por eso que David valientemente le pide algo maravilloso al Señor: EXAMÍNAME OH DIOS Y CONOCE MI CORAZÓN, PRUÉBAME Y CONOCE MIS PENSAMIENTOS, es decir que David le estaba pidiendo a Dios que examinara cuales eran las intenciones de su corazón y que si sus intenciones eran equivocadas que él le guiará por el camino correcto.
Verdaderamente esta oración es una oración que seguramente ninguno de nosotros hacemos delante del Señor, pues casi siempre VENIMOS DELANTE DE ÉL EXIGIENDO QUE SE HAGA NUESTRA VOLUNTAD, exigimos bendiciones, exigimos respuestas a nuestras peticiones, sin reflexionar primeramente si las intenciones de nuestro corazón están de acuerdo con la voluntad del Señor.
De la misma manera que David nosotros debemos orar con valentía delante del Señor, y poder decir: SEÑOR SI LAS INTENCIONES DE MI CORAZÓN AL PEDIR LO QUE TE PIDO NO SON CORRECTAS AYÚDAME A ENTENDERLO, y guíame para que mi corazón y mis peticiones estén de acuerdo o en sintonía con tu voluntad y tus propósitos.
Esa misma oración fue la que hizo nuestro Señor Jesucristo en Getsemaní, en el cual él pidió ser librado de tener que pasar por el sufrimiento de la cruz, pues él sabía que su Padre celestial todo lo puede, pero él pidió que si esa intención de su corazón no estaba conforme a la voluntad y propósito del Padre Celestial que no se hiciera lo que él pedía sino que se hiciera la voluntad de Dios (Marcos 14:36) Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
II) DIOS QUIERE ESCUCHAR ORACIONES SINCERAS QUE VIENEN DE UN CORAZÓN QUE DE VERDAD LO QUIERE AGRADAR
(SALMO 19:12-13) ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. 13 Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Para poder comprender bien el precioso mensaje que estas peticiones de David delante del Señor vamos a leerlas en otras versiones más actualizadas:
Nueva Versión Internacional (NVI) ¿Quién está consciente de sus propios errores?
¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! 13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Entonces seré íntegro, inocente de un gran pecado.
Traducción en Lenguaje Actual (TLA) Nadie parece darse cuenta de los errores que comete. ¡Perdóname, Dios mío, los pecados que cometo sin darme cuenta! 13 ¡Líbrame del orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar contra ti!
David hace una oración muy sincera delante del Señor, le pide dos cosas muy importantes para tener un corazón limpio para con Dios:
PRIMERAMENTE LE PIDE A DIOS QUE LE PERDONE POR LOS PECADOS QUE COMETE SIN DARSE CUENTA, es decir, los pecados que le son ocultos a él mismo, pueden ser actitudes para con nuestro prójimo, palabras que decimos y ofenden o dañan sin darnos cuenta, vanidad o avaricia que no vemos que hay en nuestro corazón, etc.
DESPUÉS LE PIDE A DIOS QUE LE PERDONE POR LOS PECADOS QUE COMETE A SABIENDAS, ES DECIR, CONSCIENTEMENTE, esa es la soberbia, ese es el orgullo y la desobediencia, saber que lo que hacemos no agrada a Dios y aun así lo hacemos, y es por eso que David le pide a Dios que no permita que esos pecados gobiernen su corazón, y eso es lo que al Señor le agrada: UN CORAZÓN SINCERO Y HUMILLADO delante de Él (Salmos 51:17) Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Es importante que reconozcamos la importancia que tiene la sinceridad de reconocer nuestros pecados delante del Señor y arrepentirnos para poder recibir las peticiones de nuestro corazón (Isaías 59:1-3) He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.
CONCLUSIÓN: Podemos reconocer entonces que la clave para que nuestras oraciones sean escuchadas no es simplemente pedir, sino pedir con un corazón alineado con la voluntad de Dios. Cuando nuestras peticiones vienen de un corazón lleno de humildad, gratitud y sumisión a Dios, podemos estar seguros de que Él escuchará y responderá de acuerdo a su plan perfecto para nuestra vida. Hoy el Señor nos invita a examinar nuestras oraciones y a pedirle a Dios que nos revele cualquier motivación oculta que pueda estar obstaculizando nuestra relación con Él.