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Las fronteras

Alguna vez pensó que si tan solamente llegar ía a cierto nivel espiritual, alcanzó lo máximo.

Pensaba así. Pero luego de varios años de estar bajo el trato de Dios, me doy cuenta que en Dios no hay pináculos, no ha «nivel máximo».

Dios nos llevara a experiencias, a revelaciones de su corazón, para luego sacarnos y llevarnos a otro lugar en El. Así hizo Dios con Israel. Dios sacó al pueblo judío de Egipto para llevarlos a la Tierra Prometida.

«Y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juro a nuestros padres.» Deuteronomio 6:23 

Dios los saco para traerlos. Dios los saco para introducirlos a la herencia que ya estaba prometida. Este viaje tendría que haber durado de 3 a 4 semanas. Duro 40 años. El tiempo que Dios usa para tratar con nosotros en los desiertos para introducirnos a los propósitos divinos en nuestra vida, depende de nosotros.

Israel tenía dos fronteras: una era Egipto, la vida de opresión bajo un gobierno esclavizante y explotador. La otra frontera era Canaán, la tierra donde fluía leche y miel. Por cuarenta años estuvieron entre fronteras. No volvían a Egipto pero no entraban a la tierra prometida.

Porque Dios los saco de Egipto para introducirlos a Canaan?. Dios no quería darles simplemente una tierra para habitar. La voluntad de Dios no era darle a Israel solamente un territorio. La Biblia dice:

Éxodo 15:17-18

Este era el propósito de Dios con su pueblo:

Dios los debía introducir a la tierra prometida

Dios los debía plantar en la heredad, en un monte firme.

Dios los plantaba en un monte firme, porque la heredad estaba en el santuario. La heredad era la presencia de Dios entre ellos. Que privilegio.

Ningún pueblo podía reclamar la herencia de la continua y gloriosa presencia de Dios.

Dios no solamente quería manifestar su gloria. Dios deseaba ser el Rey, el Soberano entre su pueblo. Ningún pueblo podía reclamar que su Rey era el Dios, Creador de los cielos y la tierra, perfecto en todos sus caminos. Dios saco a Israel para introducirlos a la Tierra Prometida con un solo propósito. Jehová deseaba reinar sobre su pueblo. Jehová deseaba gobernar en Israel. Por cuarenta años estuvieron entre fronteras porque no entendieron el propósito de Dios. La herencia de Israel era la presencia y la gloria de Dios en su medio. La herencia de Israel era el gobierno, el reino de Dios en todas las situaciones. La herencia no era la tierra. La herencia era Dios, el Rey de Israel.

Pero entre Egipto y la tierra prometida surgió un ídolo, un becerro de oro. Cuando Dios se quiere establecer como rey en nuestras vidas, siempre se levantara un desafío. Dios los saco de Egipto, hizo milagros visibles, destruyo al ejército egipcio y los llevo al monte Sinaí para que vean con sus ojos naturales la manifestación de la presencia de Dios. Acampados en el valle, frente al Monte Sinaí, todo el pueblo pudo contemplar por 40 días, el temblor de la tierra, los rayos y el fuego que descendían sobre el Monte Sinaí. Dios permitió que oyeran el estruendo de su voz. No quedo ninguna duda que Dios estaba con Israel. La gloria de su presencia se manifestó visiblemente en la cara de Moisés. No quedaba duda que Dios era el rey de Israel. No quedaba duda que el Dios de Israel era más poderoso que el faraón y que los dioses de Egipto.

Dios les prometió ser el todo. Cuando llegaron a Mara y tuvieron sed, Dios dijo: «Si oyereis atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios, enviare a ti porque YO SOY JEHOVÁ TU SANADOR.» Éxodo 15:26 Dios le dio mana diario, haciendo llover pan del cielo y cuando quisieron carne les envío codornices.

«Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. NUNCA se aparto de delante del pueblo la columna de nube, ni la columna de fuego.» Éxodo 32:4-5 

Casi llegando a la tierra prometida, en territorio de Edom, los israelitas se desanimaron y murmuraron contra Dios y Moisés. «Y hablo el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Porque nos hiciste subir de Egipto para que muramos es este desierto? Pues no hay pan ni agua y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

Números 21:5 A pesar de que Dios le suplía agua de la roca y mana del cielo, los israelitas se «fastidiaron». Fastidiar significa tener asco, nausea, despreciar profundamente. Lo que Dios le suplía le causaba repulsión. Por eso Dios envío serpientes que mataron a muchos en el campamento de Israel. El decreto de Dios se cumplió. Israel desafío el reinado de Dios y El envío una de las plagas que envío a los egipcios: la muerte.

Como se aplica esto a nuestras vidas?

Todo cristiano tiene un encuentro con Jesús el Salvador. En el momento de la salvación, cada hombre y mujer acepta a Jesús como su Salvador, como el único que lo puede redimir de la muerte y darle la vida eterna. En ese momento el nuevo creyente «sale de Egipto». Pero Dios lo sacara de Egipto para introducirlo a su herencia. No simplemente lo sacara de Egipto para liberarlo de las garras del Diablo. Dios nos libera del pecado para llevarnos a una vida en el Espíritu donde El quiere ser el Rey, El quiere ser el «todo.»

Cuál es el propósito central de Dios en nuestras vidas? No estoy hablando de los deseos de Dios o de las promesas de Dios. Una promesa generalmente tiene condiciones. Los propósitos de Dios se cumplen «según el designio de su voluntad» (Efesios 1:11) Dios cumple sus propósitos, sus decretos. Los propósitos de Dios no tienen obstáculos. Se cumplen. Quiere saber cuál es el propósito de Dios para con su vida?

«Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad potencia. Porque preciso es que El reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido será la muerte. Pero luego de que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetara al que le sujeto a El todas las cosas para que DIOS SEA EL TODO EN TODOS.

1 Cor 15:25,26,28 El propósito de Dios es ser el TODO en TODOS. La palabra propósito es la palabra «pro-thesis» en griego. «Pro» significa anterior o previo y «thesis» significa intención. Propósito significa: una intención original, una posición previa. Dios siempre ha decretado ser el TODO en TODOS. Esta intención nunca cambio. Como dice Pablo en 1 de Corintios, este propósito se cumplirá hasta que la muerte sea sometida a Jesús para que Dios sea el TODO en TODOS.

Es Dios el TODO en TODOS? NO! Hubo un tiempo en que Dios era el centro de todos y de todas las cosas. Dios era el centro del universo. Toda la creación operaba en perfecto orden según el diseño original de Dios.

Job 38: 7 «Cuando alababan todas las estrella del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios.»

La Biblia describe a los ángeles como estrellas, como hijos de Dios. Hubo un tiempo en que todos los ángeles adoraban a Dios solamente, con absoluta santidad y pureza. Dios era el todo en cada ángel. Toda la creación brindaba a Dios una adoración perfecta y santa. No piense que Dios es un ególatra. Dios nunca necesito la adoración de su creación. Pero la creación solamente opera en armonía cuando el centro de su propósito, de su adoración es Dios. Dios era el centro absoluto de toda adoración, alabanza y admiración. El universo operaba perfectamente, en total armonía y hermosura. Dios había colocado cada cuerpo celestial en su perfecto lugar con el propósito de rendirle la gloria y la alabanza absoluta. Los cielos «cuentan» la gloria de Dios. Pero llego un instante en que el absoluto señorío de Dios sobre todos fue desafiado.

Isaías 14:12-15 dice «Como caíste del cielo, Oh Lucero hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: subiré al cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantare mi trono y en el monte del testimonio me sentare, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo.»

Lucifer, hijo de la mañana (era una estrella del alba), adoraba a Dios, su TODO. Para Lucifer, Dios era el centro de su adoración, de su existencia. Lucifer existía con el único propósito de adorar y exaltar a Dios. Pero en un momento, Lucifer entretuvo una idea. Desde su lugar de perfección, donde su asignación era adorar a su Creador, Lucifer no se conformo y trato de invadir el lugar que solamente le pertenecía a Dios. Trato de invadir el trono, elevando su trono para ser igual a Dios. En ese momento Dios ceso de ser su todo.

Ezequiel 28:12-17 lo relata así: «….Así ha dicho Jehová el Señor, Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste, de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.

«Tu, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos sus caminos desde el día en que fuistes creado hasta que se hallo en ti maldad.

«A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad y pecaste por lo que yo te eche del monte de Dios y te arroje de entre las piedras de fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojare por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.»

Hubo un tiempo en que Dios era el TODO en TODOS. Dios era el centro del universo. Todos adoraban a Dios con absoluta fidelidad. El señorío de Dios no se desafiaba y se aceptaba sin reservas. Pero un día, Lucifer dejo de adorar a Dios como su TODO. Quiso ser semejante a Dios. No acepto a Dios como el centro de todas las cosas y de todos los seres creados. En ese momento Dios ceso de ser el TODO en TODOS. En ese momento entro la maldición en la creación. Lucifer, el querubín protector en el santo monte de Dios, es ahora el que desafía a Dios. Ahora, hay un ser que desafiara a Dios constantemente y tratara de conseguir que toda la creación se corrompa. Ahora existe una ser manchado que tratara de manchar a otros. La maldición de la desobediencia y de la rebelión contra el absoluto señorío de Dios, esta manifestada en Lucifer. Dios lo arroja a la tierra.

Dios en su absoluta misericordia y amor, prepara la creación y pone al hombre en el centro. Hebreos 2:7-8 describe al hombre así: «Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra y le pusiste sobre las obras de tus manos. Todo lo sujetaste bajo sus pies…»

Dios crea al hombre y lo pone en el Jardín de Edén. Dios crea al hombre con libre albedrío, con la capacidad de elegir quien será su Señor. Dios era el todo en Adán. Dios era el todo en Eva. Pero el perfecto balance ya se había arruinado. Lucifer viene a Eva como una serpiente y la tienta. Cual fue la tentación? Lucifer convenció a la mujer de que Dios no era el todo, que ella podía ser semejante a Dios. Lucifer convenció al hombre que él podía compartir el señorío de todas las cosas porque Dios no era su todo.

Cuando el hombre desobedeció las ordenes claras de su Creador, Dios ceso de ser el todo en Adán y Eva. El balance de la creación se perdió. La maldición de Lucifer corrompió todo el ser de Adán, Eva y sus descendientes. Cain mato a su hermano y sus descendientes fueron violentos. La humanidad sufrió violencia porque ya Dios no era el centro de todos. El hombre dependía de sus conocimientos, de sus juicios y hacia lo que le parecía bien. Hoy, podemos ver en nuestra sociedad que sucede cuando el hombre se coloca en el centro de la creación e ignora a Dios. El hombre decide que es bueno y malo, aceptable o rechazado.

En Génesis 3:15 Dios hace una promesa. Dios promete salvación, restauración. Dios decreta que su posición como el TODO en TODOS será restaurada por alguien que vendría de la simiente de la mujer.

«Y pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar.»

La simiente de la mujer, es Cristo. Jesús, el hijo de Dios y el hijo del hombre, vino a la tierra para restaurar lo que se perdió en la rebelión del hombre. Por eso Dios envía a su Hijo unigénito. En la sociedad hebrea, Dios había establecido que el primogénito, el primer varón, sería el que recibiría la herencia de su padre y seria también el que defendería y protegería los bienes y los intereses de su padre. Esta idea no proviene de los israelita, proviene de Dios. Dios estaba estableciendo un principio. Si los intereses y la posición de cualquier padre era comprometida, el hijo primogénito estaba a cargo de pelear para restablecer la posición de honor de su padre.

Dios envío a su Hijo unigénito. Jesús es el único que puede restaurar la honra que el Padre se merece. Jesús vino a restaurar la posición de Dios como el TODO en TODOS. Este proceso comenzó en la cruz, donde todo principado fue avergonzado públicamente (Colosenses 2:15). Este proceso todavía no está finalizado en la tierra. El Padre está sometiendo a todo enemigo debajo de los pies de su Hijo Jesús, hasta que el último enemigo que es la muerte, sea destruido. En ese momento, el Hijo cumplirá con su propósito, Dios será el TODO en TODOS.

Cristo vino restaurar la relación entre el hombre y Dios. La única relación que el hombre puede tener con Dios es que Dios sea el todo en su vida. Esa es la relación original que teníamos con Dios. Esa era la relación original que Dios tenía con el hombre. El era su todo. El hombre dependía totalmente de Dios y Dios suplía todo los que le hombre necesitaba. El hombre encontraba su deleite, su paz, su significado, su razón de ser en Dios. Cuando entro el pecado, esa relación se rompió. El hombre se hizo esclavo del pecado, de la rebelión, de su propia voluntad y de Lucifer, el Diablo.

En la cruz, Jesús logro la total redención de nuestras vidas. Pablo le explica así: «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncision de vuestra carne, os dio vida juntamente con El, perdonándoos de vuestros pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándole de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.»

…Dios se ha propuesto ser el todo en su vida. Dios será el centro de todas las cosas, de todos sus pensamientos y de todos sus planes. Dios quiere ser el centro de su corazón. Si usted ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, ya está libre de Egipto y de la esclavitud del pecado. Pero en este momento posiblemente esta en un desierto de pruebas. En ese desierto Satanás lo está tentando. Posiblemente siente una gran desesperación de salir rápidamente de esa prueba. Posiblemente está siendo tentado a hacer algunas cosas para ver si la situación se resuelve. Muchos se mudan de sitio, se divorcian, entran en préstamos financieros que los esclavizan, tratando de tomar el control de la situación. Muchos hasta usan métodos «espirituales» y ayunan y oran religiosamente para que Dios los saque del desierto.

Deténgase! Satanás ya no tiene autoridad en su vida. El no está a cargo de su desierto. El solamente tratara de desafiar la autoridad de Dios en su vida. Resístalo! Dios es su todo!

Fuente:
Pastor David Greco

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