Articulos

Las cuatro bendiciones de Job

Job es sin lugar a dudas uno de los personajes bíblicos cuya historia es de las más leídas, quizá se debe a que su libro trata como ningún otro el tema del sufrimiento, y de eso los humanos sabemos bastante. Es que Job fue un hombre que sufrió una serie de pruebas que dejarían a cualquier persona en la desolación total (sus diez hijos murieron, perdió todas sus posesiones materiales, su ganado murió y su esposa lo dejó); y sin embargo cuando lo perdió todo fue capaz de exclamar: “Jehová dio, Jehová quitó; ¡sea el nombre del Señor bendito!” (Job 1:21).

Así las cosas, la historia de este hombre nos representa a todos pues, ¿quién no ha pasado por crisis en su vida a tal punto de haber tocado fondo? Yo sí y no una sino varias veces. No obstante, Dios nunca nos da más carga de la que podemos llevar, Él sabe hasta que punto podemos aguantar. Por eso aunque las pruebas sean muchas podemos confiar que nuestras vidas están seguras en Él, y que a su tiempo y no en el nuestro todas las cosas se pondrán en su lugar y que la bendición total de Dios llegará.

Y mientras esa bendición completa llega podemos acceder a cuatro bendiciones previas que el Señor tiene reservadas para nosotros, bendiciones cuyo propósito es hacer de nuestro paso por la vida algo más llevadero. Esas cuatro bendiciones son accesibles, posibles y creíbles, ¿quieres recibirlas? Sin embargo debo advertir que “no hay bendición sin condición”; es decir que para acceder a ellas debemos pagar un precio, uno que nos permitirá obtenerlas y disfrutarlas. ¡Vamos entonces con las cuatro bendiciones de Job!

TEXTO (Job 22:21-30).
21 »Sométete a Dios; ponte en paz con él, y volverá a ti la prosperidad. 22 Acepta la enseñanza que mana de su boca;
¡grábate sus palabras en el corazón! 23 Si te vuelves al Todopoderoso y alejas de tu casa la maldad, serás del todo restaurado; 24 si tu oro refinado lo arrojas por el suelo, entre rocas y cañadas, 25 tendrás por oro al Todopoderoso, y será él para ti como plata refinada. 26 En el Todopoderoso te deleitarás; ante Dios levantarás tu rostro. 27 Cuando ores, él te escuchará, y tú le cumplirás tus votos. 28 Tendrás éxito en todo lo que emprendas, y en tus caminos brillará la luz. 29 Porque Dios humilla a los altaneros, y exalta a los humildes. 30 Él salva al que es inocente, y por tu honradez quedarás a salvo».

BENDICIÓN: PROSPERIDAD (v. 21)

La palabra prosperidad aquí se refiere a una “riqueza integral”, es decir, ser próspero en todas las áreas de nuestras vidas y no sólo en lo financiero. Recuerden que cuando Dios bendice lo hace bien, no a medias, Él bendice todos los aspectos de la existencia humana.

Condición: Reconcíliate con Dios (v. 21)
Muy a menudo cuando la prueba azota tendemos a distanciarnos de Dios, alejarnos de Él porque pensamos que por su culpa es que nos están pasando todos los vejámenes que estamos padeciendo…, nada más lejos de la verdad. Por eso la Palabra nos exige esta condición: Ponte en paz con Dios, vuélvete a Él, acércate al Señor, sólo así la prosperidad prometida para ti vendrá (ya deja de estar enojado con el Creador).

BENDICIÓN: RESTAURACIÓN (v. 23)

La restauración a la que se refiere el versículo es a una reparación, compensación y enmienda de parte de Dios. Se aplica a aquellas personas a quienes la vida ha maltratado al punto que se rompieron emocional, mental y hasta espiritualmente. Para esos desdichados es que Dios tiene reservada la bendición de la restauración, porque si no lo sabían Él es especialista en reparar lo que se ha roto.

CONDICIÓN: Aprende las Escrituras y Aleja la maldad de tu Casa (vv. 22 y 23).
Nótese que la condición aquí es doble, por una parte se nos pide que hagamos del Libro Sagrado nuestro guía; al leerlo a diario, memorizarlo y aplicarlo nos aseguramos que Dios nos hable y esto mis amigos es en sí mismo un factor determinante para enfrentar la vida y salir triunfante. La segunda condición es alejar de nuestra casa la maldad, es decir, dejar lo malo, lo que contamina, lo que nos detiene, aquello que no permite fluir la bendición de Dios en nuestras vidas: malos hábitos, vicios, pensamientos nocivos, personas tóxicas, situaciones negativas, etc. Nuestra casa es nuestro corazón y como tal debemos guardarlo de todo aquello que le hace mal.

BENDICIÓN: TUS ORACIONES SERÁN CONTESTADAS (v. 27)

¿Cuantas veces hemos dicho que Dios no escucha nuestras oraciones? Seguramente muchas, pero esto puede cambiar si nos apropiásemos de esta tercera bendición. Entonces se cumplirían las palabras de Jesús pronunciadas en el evangelio cuando dijo: “Todo lo que pidieres en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22). ¡Yo quiero que Dios escuche mis oraciones! ¿alguien más desea esto? Pues bien, esto es posible pero antes hay una condición simple pero efectiva.

CONDICIÓN: Pon a Dios Primero (vv. 24, 25 y 26)
En estos versos hay un juego de palabras muy típicas de las obras literarias de aquella época, pero lo que quiere decir el autor es simple: “Dios es más valioso que el oro y más precioso que la plata refinada”. Si en verdad hacemos esto, considerar a Dios más valioso que todas las riquezas que el mundo pueda darnos entonces podremos acceder a sus más ricas bendiciones. Para esto la fórmula es sencilla, “poner a Dios como prioridad en nuestras vidas”. Pero, ¿qué tan dispuestos estamos a hacer esto? Haz que tu tesoro sea Él, ámalo a Él, y así estarás en condiciones de exigir que tus oraciones sean contestadas, pues, ¿cómo pedirle al Señor si Él no es lo primero en tu vida? ¡Pongamos nuestra casa en orden!

BENDICIÓN: TENDRÁS ÉXITO EN TODOS TUS PROYECTOS Y TENDRÁS LUZ EN TU VIDA (v. 28)

Que linda bendición es ésta, es el broche de oro de las cuatro relatadas en este capítulo. ¿Quién de nosotros no quisiera tener éxito en sus emprendimientos y que la luz de Dios lo alumbre en todos los caminos de su vida? ¡Pues yo quiero esta bendición!, la anhelo y la necesito con desespero; es que he entendido que sin Su bendición aunque me esfuerce, planifique y realice todas las estrategias habidas y por haber no gozaré a plenitud de lo que Él tiene para mí. De ahí que esta cuarta bendición es tan importante; pero al igual que las demás hay una condición para acceder a ella.

CONDICIÓN: Cumple tus votos (v. 27)
Esto significa cumplir las promesas realizadas a Dios…, ¡y vaya que a veces hacemos promesas que nunca cumplimos! Por eso es que Dios no nos bendice, porque somos mentirosos, infieles, mediocres y faltos de palabra; realizamos juramentos ––cosa que de por sí ya está mal––, votos, promesas y no las llevamos a cabo, ¿cómo entonces esperamos que Él nos prospere, restaure, y que nuestras oraciones sean contestadas? Cumplamos primero lo prometido, después exijamos la bendición. Por eso el Maestro dijo: “Que tu sí sea sí, y que tu no sea no” (Mateo 5:37).

CONCLUSIÓN

Deseo terminar con dos consejos narrados en los versículos finales de este pasaje, consejos que encierran verdades para la vida, dos consejos que pueden hacerte más exitoso si logras aplicar las profundidades contenidas en estos adagios: HUMILDAD Y HONRADEZ.

  • Sé humilde, porque Dios aborrece a los orgullosos, altaneros, creídos (v. 29)
  • Sé honrado, porque el Señor salva a los inocentes, pero a los pillos, tramposos, “vivos” y truhanes los castiga tarde o temprano (v. 30).
Fuente:
Gabriel Gil

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba