“Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra”. 2 Samuel 12:15,16
Era un episodio difícil de asimilar, el hombre cuyo corazón era conforme al de Dios, había fallado, su falla había sido tomar la mujer de su prójimo y asesinar vilmente a Urías heteo siervo fiel hasta su muerte.
Pero lo que para nosotros parece oculto y un pecado bien planeado, para Dios es algo que esta a su simple vista y que no se le escapa. Una Betsabé embarazada del rey David, esperaba alegremente a su primer hijo y David seguramente estaba feliz de que así fuera.
Cuando en escena aparece Natán enviado por Dios para corregir a David. Y es que muchas veces se nos olvida que todo pecado trae consigo una factura que cancelar. La verdad es que mientras el pecado se está llevando a cabo lo menos que se piensa es en las consecuencias, pero cuando estas consecuencias aparecen, hubiéramos querido nunca pecar.
Natán le narro una historia a David semejante a lo que él había hecho con Urías tomando su mujer y enviándolo a morir sin piedad. David al no entender que se trataba de él, se enfureció contra el hombre de la historia narrada por Natán a tal punto que decreto que tal hombre merecía la muerte. Cuando su sorpresa fue que Natán le respondió: “…Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová…” (2 Samuel 12: 7)
¿Qué cara te imaginas que pudo haber puesto David?, su pecado no había sido secreto, la factura de sus acciones se tenían que cobrar. Pero Dios mostrándose como un Dios Misericordioso le perdona la vida, 2 Samuel 12: 13 dice: “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”.
Pero, ¡Ojo! Si bien es cierto Dios le perdona la vida, las consecuencias de su pecado tenían que ser soportadas por David. La consecuencia iba a ser que el niño iba a morir. Y es que tenemos que tener claro que Dios no tendrá al injusto por justo, tú podrías decir: “¿Pero qué culpa tenía el niño?”, mas yo te digo, que eso sucedió para que David comprendiera que no podía pasársela de listo queriendo engañar a todo el mundo y querer engañar a Dios, el niño de todas formas estaría en la presencia del Señor.
Esas palabras calaron hondo en la vida de David a tal punto que desde el mismo momento en el que el niño se enfermo rogó, ayuno y paso la noche acostado en tierra clamando a Dios que tuviera piedad, dice la Palabra que no quiso ni comer ni levantarse de ese lugar durante siete días. Era tan grande el cariño que David tenia por su bebe que no quería mas nada que rogar, ayunar y pedir por su bebe.
Es doloroso pero las consecuencias de nuestros pecados pueden alcanzar a personas que amamos, cosa que no nos ponemos a pensar en el momento de querer satisfacer nuestros deseos carnales. Tu puedes orar, ayunar, rogar y todo lo que quieras hacer, para que la consecuencia de tu pecado no se lleve a cabo, pero tenemos que entender que eso fue algo que nosotros mismos propiciamos, por ello, tenemos que someternos a la voluntad de Dios y saber que podremos salir delante de esa situación.
Te voy a poner un ejemplo más actual, supongamos que tu esposo robo un auto y al ser atrapado por la policía, le harán un juicio, tu puedes pasártela clamando, ayunando y todo lo que quieras, para que no lo encuentren culpable, pero si el fue quien robo el auto, debes de saber que infringió las leyes y que como consecuencia tiene que pagar lo que la ley estipula. ¿Qué pasa si es hallado culpable?, ¿Será que Dios tendrá la culpa?, ¿Por qué la ha de tener?, ¿Quién fue el que robo el auto?, ¿Fue Dios acaso?, Definitivamente NO, por ello no podemos culpar a Dios de las consecuencias de nuestros actos.
El niño murió al cabo de siete días, David comprendió a totalidad la lección que Dios quería darle, sus siervos no querían decirle que el niño había muerto porque se ponían a pensar de cómo sería su actuar, pues si cuando el niño estaba grave David no quería ni levantarse de su lecho, ni comer, ¿Qué pasaría ahora que el niño había muerto?, para su sorpresa David al verlos hablar, comprendió que el niño había muerto, e hizo lo siguiente: “Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió”. (2 Samuel 12:20)
Que lindo fuera que nosotros al ver que el juicio perfecto de Dios se ha cumplido, nos levantemos para lavarnos y ungirnos, para luego cambiar nuestras ropas y entrar a la casa de Jehová para adorarlo. Pero lastimosamente la mayoría de personas al ver la respuesta opuesta a la que anhelaban, lo que hacen es alejarse de Dios, olvidarse de El, creyendo que fueron defraudados y pensando que Dios nunca los escuchara.
Amados, no es que Dios no te oiga, sino que Dios quiere mostrarte que El es PERFECTO JUEZ, que hace las cosas con JUSTICIA y EQUIDAD y que no dirá al bueno; malo, ni al malo; bueno.
Sus siervos se quedaron sorprendidos de las acciones que David realizo luego de saber que el niño había muerto y le preguntaron el porque de su actuar, David respondió: “Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí”. (2 Samuel 12: 22, 23)
Las palabras de David eran tan sabias que reflejaban su comprensión frente a la situación que había pasado. Estoy seguro que para David fue doloroso el juicio de Dios sobre su vida, mas sabiendo que el único que merecía muerte era el y que en su lugar iba a morir su hijo, pero eso ayudo a comprender que su vida debía de ser recta delante de los ojos de Dios, eso le iba a enseñar a no volver a cometer los mismos errores que había cometido, sin lugar a dudas comprendió que a veces Dios también dice: NO, ante nuestro ruego, ayuno o clamor.
Y es que así es amados hermanos, no siempre Dios nos dirá SI ante nuestro clamor, ayuno u oración, hay momentos en los que los resultados de nuestras acciones serán tal y como las merecemos, así que aprendamos también a comprender el NO de Dios ante un JUSTO JUICIO para nuestra vida.
En medio de todo esto David se dio cuenta de por lo menos dos cosas:
- Su mal accionar nunca será un secreto delante de Dios.
- Dios había dado una segunda oportunidad, poniendo la vida de su amado hijo en su lugar, por lo cual el tenia que honrar la vida de su hijo, viviendo cada día para Dios y honrándolo con su accionar.
¿Qué es lo que le estas pidiendo a Dios?, ¿Será justo?, ¿Crees que es lo que mereces?
¿Estarías dispuesto para aceptar un NO de Dios?, Si es así, felicidades, estas cursando la materia llamada: “Comprensión del Justo Juicio de Dios”.
No siempre Dios nos responderá tal y como queremos a nuestras peticiones, habrán momentos en los cuales las respuestas de nuestras peticiones estarán basadas en nuestro accionar, por tal motivo vivamos cada día para su Gloria y para su Honra, por esa razón el mismo David escribió este hermoso Salmo, al darse cuenta lo importante que es vivir para Dios, para que nuestras peticiones sean contestadas:
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía”. Salmos 37: 3-6