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La voz de la deuda

El problema financiero, las deudas te hablan. Te dicen: Lo vas a perder todo, vas a fracasar. Tu situación económica llena tu mente de ansiedad. Necesitas fe y acción para vivir en la libertad económica que Dios te ha prometido. Y, así como las deudas te hablan, cuando recibes el producto de tu esfuerzo y del favor de Dios, esas voces se callan.

“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6

Según el contexto, el escritor está mostrando lo importante de instruir a tus hijos en el área económica. Si tú no lo haces, el mundo, las situaciones y las circunstancias lo van a hacer; y tú no sabrás qué voces estarán escuchando. Desde el verso 1, dice: Enséñale a tus hijos que es importante tener un buen nombre, es tu riqueza más grande; si vas a prosperar, que la manera no denigre tu nombre. Dice que Dios hizo tanto al que tiene dinero como al que no; que la riqueza es recompensa de la honra y temor a Dios, y de la humildad. Estos versos nos dicen que tenemos que enseñarles a nuestros hijos a tener una correcta perspectiva del dinero; que el dinero no viene de la nada, sino que es producto de la fe, del trabajo, del esfuerzo. Tenemos que enseñarles que el dinero no es la respuesta máxima; es una buena respuesta a muchos problemas, pero no es la máxima. La respuesta más grande es el Dios al que tú le sirves que provee y trae libertad a tu vida.

“ Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.” Eclesiastés 10:19

La traducción literal del inglés, sería: El dinero es respuesta a todas las cosas. Cuando hablamos en relación a las finanzas, hay 3 cosas que el no tener dinero nos habla negativamente; pero lograr tenerlo y creerle a Dios por ello, aclara nuestra manera de pensar y elimina esas voces de nuestra vida.

Las deudas. Cuando no tienes dinero, las deudas te dicen que lo vas a perder todo, que tienes que tener ansiedad, estar preocupado, desesperado. Las deudas te aturden; pero cuando tú comienzas a creerle a Dios por las finanzas, el dinero viene a ser la respuesta a saldar esa deuda; por lo tanto, la voz de la ansiedad, de la preocupación, desaparecen de tu vida. Así que, cuando el dinero llega, es una respuesta a la deuda; y la respuesta es callarle la boca, y decirle: No más presión, no más ansiedad, puedo vivir tranquilo, porque tengo la respuesta a la voz que has estado teniendo, voz de pobreza, de escasez.

Podríamos pensar que deberíamos estar tranquilos, confiados a pesar de las deudas; pero si tú has entrado en deudas, sabes lo difícil que es servir a Dios con las presiones de las deudas en tu vida; pero, cuando eres capaz de encontrar esa libertad económica, callas la boca de aquel del que has sido esclavo por las decisiones del pasado.

La visión. La visión es un sueño, una meta, aquellas cosas que tú quieres alcanzar, que Dios ha puesto en tu corazón. La falta de dinero te dice que no lo puedes tener, que no lo puedes alcanzar, que no puedes llegar a que esa visión se manifieste. Pero, cuando llega dinero a tus manos, le dice a la visión que se puede cumplir; dice: Hazlo, complétalo.

Puedes tener planes, tener la visión, pero hay decisiones que tomar; y, por más maravillosa que sea tu visión, lo que la va a liberar es el dinero. Por supuesto, tú no puedes detenerte de crear la visión, de creer en ella y de comenzar a actual en fe; porque no siempre los que tenemos una visión grande vamos a tener todo el dinero en la cuenta de banco. Si tuvieras todo el dinero, tu visión no requeriría fe. Tienes que creer que, cuando comiences con la visión, el dinero comenzará a recibirse; y es entonces que se libera esa visión.

Hay quienes dicen que el dinero es malo, pero no; la visión que Dios te ha dado se puede completar, solo si dinero llega a tu vida. Oro por que el dinero llegue para callar la voz de la deuda, la que te dice que esa visión no se va a completar.

Tu tiempo. Tu tiempo es controlado, en su mayoría, por el dinero. Lo que tú haces, dónde lo haces y cómo lo haces, en el tiempo en el que lo haces, depende mucho de tus finanzas, de tu capacidad financiera; y Dios quiere ser el dueño de tu tiempo.

El dinero te da la autoridad para decirle a tu tiempo: Yo decido qué voy a hacer contigo. Cuando tenemos problemas económicos, el tiempo nos lo controlan otros; otros deciden. Las deudas, las dificultades provocan que tu tiempo se vea dividido en cosas que no necesariamente son tu prioridad, tu deseo. Hay lugares donde quisieras estar, cosas que quisieras hacer por el Señor; pero, cuando estás en una situación económica difícil, en realidad quien determina a dónde vas y qué haces es tu necesidad económica. Cuando tienes en tus manos suficiente dinero, tú puedes decirle a tu tiempo en qué lo vas a invertir.

Aspira a vivir esa libertad económica que Dios te ha prometido. Las deudas no deben ser las que hablen a tu vida; no deben decirle a tu sueño a tu deseo, que no se va a cumplir. El dinero debe decirle: Sí, se va a cumplir. Tu fe debe decir: Dios va a proveer el dinero, y la visión se va a cumplir. Te ha tocado, por un tiempo, estar atado por tu condición económica, pero creemos contigo que hoy empieza un tiempo de libertad en tu vida, de manera tal que un día seas tú quien le digas a tu tiempo dónde lo vas a invertir.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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