Si a cada uno de nosotros nos hicieran esa pregunta ¿que responderíamos? Seguramente muchas mujeres que han sufrido abusos y violaciones, hombres que han sido diagnosticados con VIH positivo, hombres que están en la quiebra económica por tener que sostener 2 o 3 hogares; dirían con toda seguridad que la sexualidad es una maldición. GENESIS 1-27-28-
Pero la respuesta correcta es que la sexualidad puede ser ambas cosas, puede ser bendición o maldición, pero eso dependerá de cada persona, dependerá de las decisiones que tomemos, dependerá de quien domina a quien nuestra vida, es decir si nuestra sexualidad nos domina a nosotros o si nosotros tenemos dominio sobre nuestra propia sexualidad.
Definamos a que nos referimos en este mensaje cuando hablamos de SEXUALIDAD: Es el conjunto de actividades y comportamientos relacionados con el placer sexual.
Comprendiendo esto respondamos ¿Cuando la sexualidad es de bendición? Para esta pregunta solamente hay una respuesta de parte de nuestro Dios en su palabra: La sexualidad es una bendición y es aprobada por nuestro Dios únicamente dentro del matrimonio (Hebreos 13:4) es decir que la sexualidad no es algo PROHIBIDO sino algo que está DELIMITADO por nuestro Dios, la sexualidad es una bendición y un regalo de Dios para las parejas que viven bajo la bendición matrimonial.
Fuera de la relación matrimonial la sexualidad que es un regalo y una bendición de Dios se convierte en un pecado de fornicación o de adulterio.
Los fornicarios son aquellas personas que tienen relaciones sexuales pre matrimoniales, es decir sin estar casados.
Los adúlteros son aquellas personas casadas que tienen relaciones sexuales con otra persona que no es su esposa o su esposo.
Podemos decir entonces que las relaciones sexuales se convierten en una maldición o en destrucción para la vida de una persona cuando no está dentro de los límites establecidos por nuestro Dios, aunque él mundo, la sociedad y satanás nos digan lo contrario, con su filosofía de vida de “Vivir y disfrutar el momento”
Tenemos que decir que las relaciones sexuales son un regalo precioso y valioso de Dios para el hombre, pero tenemos que decir también que la sexualidad fuera de los límites establecidos por nuestro Dios se convierten en una de las armas más poderosas del diablo para destruir a un hombre o a una mujer, y también a un hijo o una hija de Dios.
Podemos ver en la Biblia que a grandes hombres de Dios satanás los ha hecho caer y a muchos destruyó por medio de la sexualidad fuera de los límites establecidos por el Señor: el rey David, el rey Salomón, Sansón, etc, y en la época actual lastimosamente grandes pastores y líderes cristianos han caído a causa de la sexualidad fuera de los límites de Dios y también grandes iglesias y ministerios han sido afectadas por esa herramienta del enemigo.
Es por eso que nosotros como hijos de Dios tenemos que tener primeramente algo muy claro en nuestra mente y nuestro corazón: Si jugamos con fuego siempre saldremos lastimados (Proverbios 6:27-29)
Podemos ver que en la palabra de Dios que ni David, ni Salomón, ni Sansón quedaron exentos de las consecuencias de jugar con el fuego del adulterio o de la fornicación.
Tenemos que comprender que la fornicación y el adulterio nunca se quedan estancados, siempre nos llevarán a más pecado, siempre nos llevarán a enredarnos más y más (Proverbios 6:32) la corrupción del alma siempre nos va corrompiendo más.
VEAMOS AHORA CUALES SON LAS ARTIMAÑAS DE SATANÁS PARA TRANSFORMAR LA SEXUALIDAD DE BENDICIÓN A MALDICIÓN EN NUESTRA VIDA:
I) ENGAÑÁNDONOS HACIÉNDONOS CREER QUE LA SEXUALIDAD FUERA DE LOS LÍMITES DE DIOS PRODUCIRÁ EMOCIÓN Y LIBERTAD A NUESTRA VIDA, (PROVERBIOS 5:20-23)
Muchas mujeres creen que aceptando una propuesta de otro hombre que no es su esposo se sentirán liberadas del maltrato, de las humillaciones, pero en realidad están cayendo en otra esclavitud, piensan que traerá emoción y lo que trae es culpabilidad.
Nosotros como hijos de Dios tenemos que comprender que la sexualidad fuera de los límites establecidos por nuestro Dios no es libertad, sino que es una esclavitud, él pecado NUNCA LIBERTA, él pecado SIEMPRE ESCLAVIZA.
II) HACIÉNDONOS CREER QUE LA SEXUALIDAD FUERA DE LOS LÍMITES ESTABLECIDOS POR NUESTRO DIOS LO ÚNICO QUE PRODUCIRÁ ES PLACER (PROVERBIOS 5:1-5)
Verdaderamente las relaciones sexuales fuera de los límites de Dios producen placer, pero tenemos que saber que también traerá a nuestra vida vergüenza, dolor, amargura, pleitos, celos, destrucción familiar, hijos abandonados, finanzas familiares en quiebra, enfriamiento espiritual, alejamiento de la iglesia y de Dios.
Tenemos que comprender que las relaciones sexuales fuera de los límites establecidos por nuestro Dios NUNCA quedarán sin consecuencias (Proverbios 6:29)
III) HACIÉNDONOS CREER QUE LA SEXUALIDAD PECAMINOSA SOLAMENTE TIENE QUE VER CON NUESTRO CUERPO (MATEO 5:27-28)
Lastimosamente la mayoría de nosotros creemos que la sexualidad pecaminosa tiene que ver únicamente con una cama, y no es así, posiblemente no hemos llevado a otra mujer que no sea nuestra esposa a la cama, pero si la hemos llevado a nuestra mente, posiblemente no se a acostado con otro hombre que no sea su esposo, pero lo ha llevado a su mente, y eso también como lo dijo nuestro Señor Jesucristo es pecado.
Tristemente el diablo está sometido al mundo en la trampa del sexo por medio de una herramienta muy poderosa: LA PORNOGRAFÍA EN INTERNET
Según las encuestas más del 12% del total de paginas de Internet son pornográficas es decir mas de 24 millones de páginas,
Según los datos estadísticos la edad promedio que una persona comienza a consumir pornografía continuamente es 11 años.
Según los datos de las encuestas del 100% de personas que consumen pornografía, el 30% son niñas, adolescentes y mujeres adultas.
Se puede decir que en muchas de las casas de las familias cristianas ya no hay licor, ya no hay cigarrillos ni drogas, pero si hay pornografía destruyendo la mente tanto de los niños y jóvenes como de los padres.
Por lo tanto tenemos que comprender que la pureza de nuestra vida no solo depende de nuestro cuerpo sino también de nuestra mente y de nuestro corazón (1 Corintios 6:20) como hijos de Dios tenemos que procurar que todo nuestro ser agrade al Señor, no caigamos en la trampa de satanás.