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La senda de los justos es como la luz de la aurora

Desde Génesis hasta Apocalipsis Dios habla de la vida y el comportamiento del Justo, podemos afirmar con toda autoridad que la Biblia es la agenda del Señor para el accionar del que vive para agradarlo a él. «Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto». {Proverbios 4:18. Reina Valera}.

La senda de la Iglesia es camino de progreso y crecimiento. Cuando Dios nos trae a los pies de Cristo, nos sella con su Espíritu Santo y nos dice: «Entra en el gozo de tu Señor, mi justo a quien he declarado inocente mediante el sacrificio de mi Hijo».

Venimos a Jesucristo para ser «nueva criatura y despedirnos de las cosas viejas», y tener el privilegio de un principio como la luz de la aurora con poca intensidad o fuerza pero en la seguridad de que ensancharemos nuestras estacas hasta que él perfeccione la obra en nosotros.

No somos los santos terminados, de tiempo en tiempo el va a quitar una tabla inadecuada para reemplazarla por otra que sirva para afianzar nuestra senda, sin embargo «La luz del justo va en aumento hasta que él se forme en nosotros».

Nuestro referente ideal, Jesucristo, el justo perfecto hacia quien debemos mirar para continuar nuestra edificación y perfeccionamiento como creyentes,, se encuentra en Isaías 53:1-7, y ahí declara la Palabra:

¿Quién ha creído a nuestro anuncio y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?

2 Subirá cual renuevo delante de él, como raíz de tierra seca. No hay hermosura en él, ni esplendor; lo veremos, mas sin atractivo alguno para que lo apreciemos.

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos.

4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios!

5 Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.

6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca.

Maranatha

Fuente:
Pastor Antonio Regalado | Framingham , Massachusetts

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