El apóstol Pablo es sin duda, uno de los hombres más extraordinarios que han caminado sobre la tierra y muchos preguntan, por qué se habla tanto de él cuando se predica la Escritura, puedo decir que es uno de los discípulos de Jesús, que, aunque no estuvo con Él físicamente en su ministerio terrenal, resultó mucho más fiel en su caminar que muchos de aquellos que recibieron la instrucción directa del Señor Jesús; de tal manera, que a este hombre le fue revelado el evangelio que predicamos hoy en día, el apóstol Pablo dice: Pues quiero que sepáis hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí, no es según el hombre. Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo (Gálatas 1:11-12).
Vemos aquí, una poderosa declaración, pues este evangelio, no se trataba de algo que hubiera sido trastocado o mal interpretado por ser humano, sino que fue transmitido directamente por el Señor a su siervo, de tal manera que la visión que Pablo recibió no era propia, ni era para su vanagloria, ya que hablando al rey Agripa dijo no ser rebelde a la visión celestial (Hechos 26:19). En la senda de la visión que desarrolló en el transcurso de su vida y ministerio, siempre puso en lugar de eminencia a nuestro amado salvador Jesucristo, como dice a los corintios: Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo (1 Corintios 11:1).
De Saulo de Tarso (Pablo), el Señor dijo a su siervo Ananías: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre (Hechos 9:13-16).
Podemos notar las palabras, me es un instrumento escogido, al igual que muchos de los ministros usados para la gloria de Dios, este hombre sin duda, fue predestinado desde la eternidad para el cumplimiento del llamamiento y la visión del Padre, que se llevaría a cabo en su vida; sin embargo, hay otras palabras que son mencionadas, yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre, es decir que para llevar a cabo la misión encomendada, había o hay un precio que pagar, el cual no muchos están dispuestos a pagar, como diría mi pastor el Apóstol Otoniel Ríos Paredes, ellos quieren comenzar, donde nosotros estamos terminando; es decir, muchos buscan la gloria, pero desde su conveniencia, cabe preguntarnos a nosotros mismos ¿Estoy dispuesto a pagar el precio por la visión que Dios me ha dado y caminaré en esa senda que se me ha marcado, sin desviarme a diestra o siniestra?
El fundamento de la visión y ministerio que Dios le dio a Pablo, se puede resumir en: Ir a los gentiles, es decir, a todos los que no pertenecen a las tribus de Israel; esta porción de su ministerio había sido encomendada al apóstol Pedro, aunque él se volvió a los judíos. Asimismo, ir a los reyes, esta parte en particular llama mucho la atención, pues la senda de la visión no solamente era para tratar con los reyes terrenales, sino como el mismo apóstol Pablo dice: A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo y sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas; a fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en las regiones celestiales, conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en Él (Efesios 3:8-12). Como podemos ver, Pablo fue a los gentiles para que el misterio del Evangelio fuera no solamente a los hombres y a los gobernantes de esta tierra, sino que fuera predicado a los principados y potestades.
Pablo dijo que entendiéramos el misterio de Cristo, el cual estuvo oculto en otras generaciones, mas ahora, ha sido revelado a sus apóstoles y profetas por el Espíritu, que los gentiles son coherederos y miembros de un mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa de Cristo por el Evangelio (Efesios 3:4-12). Esta porción de las Escrituras, nos dejan ver el plan misterioso de la salvación, que Dios estaba por revelar siglos después por medio del Señor Jesucristo, pasaron generaciones y no se había entendido exactamente este misterio, por eso dice la Biblia: Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo (Hebreos 1:1-2).
En una ocasión, preguntaron a Jesús sus discípulos: ¿Por qué les hablas en parábolas? Respondiendo les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido. Porque a cualquiera que tiene, se le dará más y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará (Mateo 13:10-15).
Jesús vino a lo suyo, pero los suyos no le recibieron, no creyeron en sus palabras, lo desecharon y crucificaron, pero el pueblo gentil, del que nadie daba nada, recibió con gran afecto las palabras de vida de nuestro Amado, no por nosotros, sino como un favor inmerecido, esa salvación tan grande, es un tesoro que está en vasijas de barro.
Jesús dando el ejemplo del trabajo que debía hacer la gentilidad, relata la Escritura: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la Ciudad Santa y le puso sobre el pináculo del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: A sus ángeles te encomendará y: En las manos te llevaran, no sea que tu pie tropiece en piedra. Jesús le dijo: También está escrito: No tentarás al señor tu Dios. Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: Al señor tu Dios adorarás y solo a Él servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí, ángeles vinieron y le servían (Mateo 4:1-11). como observamos en el Texto, el mismo Diablo, usa la Escritura a su propia conveniencia, por esta razón debemos aprender a usar la Palabra como una espada de dos filos, el mismo Pablo advirtió a Timoteo: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15).
Por lo tanto, caminemos en la senda de la visión plasmada por nuestro Salvador, como dijo el profeta Isaías, de quien la Biblia hace referencia en el libro de los Hechos: Porque así nos mandó el Señor, diciendo: Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra (Isaías 49:6; Hechos 13:47 DHH L 1996)