3. La iglesia es el lugar de relación entre los creyentes. Es a donde vamos los creyentes a reunirnos. En otros lugares te reúnes con todo el mundo, pero en la iglesia nos reunimos los creyentes. Es nuestro lugar de reunión. La casa de Dios es el lugar de formar relaciones entre los creyentes.
“42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Hechos 2:42
4. Ser parte de una iglesia contribuye a tu desarrollo espiritual. Cada vez que vas a la casa de Dios, cada vez que participas vas creciendo espiritualmente hablando; no puedes decir que creces espiritualmente si no estás conectado a la iglesia.
“11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonicenses 5:11
La casa de Dios es el lugar donde nos edificamos, donde recibimos palabra.
5. La iglesia te ayuda a la dirección moral. La iglesia está compuesta de gente imperfecta, pero es el lugar donde se pone en tu corazón el compás de lo moral, es donde te enseñamos que no puedes ceder a la carne, que todo lo puedes hacer pero no todo te conviene. Uno de los problemas de nuestro país y el mundo entero es que no hay voces tan dramáticas como las hubo; quizás estaban en extremos y erraron en ciertas cosas, pero pusieron algo en el corazón de muchos: el temor de Dios. Te mandaban al infierno, y es que hay quien va en camino, y la diferencia es que había quien se lo dijera. Hoy, lamentablemente, no hay mucha gente que ponga ese temor de Dios. Habemos quienes no cometimos más errores por ese temor. Cuando no hay corrección, cuando no hay esa dirección moral, no hay un compás moral, corres el riesgo de perderte. Y ese compás moral no es tan solo de pecado, sino de ideas incorrectas.
“7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” 1 Corintios 5:7
6. Dentro de la iglesia es que existe la corrección espiritual. Una cosa es el compás moral, otra la corrección. Tú puedes enseñar lo que es bueno y es malo, pero si no corriges ¿de qué sirve? Y hay dos tipos de corrección: la formativa y la correctiva. La primera trata de que se te enseña y discipula, se te va formando poco a poco tu carácter. La segunda, cuando haces mal, hay consecuencias.
“15 Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie.” Tito 2:15
¿Cómo corregimos? Hablando, exhortando, y reprendiendo con autoridad. Esto Pablo se lo dice a un joven llamado Tito, que haga estas cosas sin miedo. Tiene que haber corrección.
7. Servimos para el desarrollo de los santos.
“10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,” Efesios 4:10-14
Pablo decía: este es el lugar donde nos exhortamos los santos. A este lugar, a la iglesia, vienen los santos; es un salón de reino, salón de los santos. A la iglesia vamos los santos a edificarnos, a corregirnos los unos a los otros.
Tú no vas a la iglesia únicamente por ti. Tú vas por otros. Tú no diezmas y ofrendas por ti o porque necesites un carro o una casa. Gloria a Dios que los cielos se abren cuando lo hacemos y podemos pedir por bendiciones, pero tú contribuyes para que otro oiga la palabra. Un día alguien pagó por esa silla donde tú te sientas hoy, y tú vas a pagar por la silla donde otro se va a sentar. Vamos a construir un templo donde otros se van a congregar, donde otros llegarán. Cuando vamos a la casa del Señor, cuando sirves, cuando llegas temprano no lo haces por ti; a veces ni oyes el mensaje; lo haces para contribuir con los otros santos, para que otros se edifiquen, para que otros oigan la palabra. Haces lo que haces para que otros puedan recibir lo que tú has recibido. Tu contribución es sumamente valiosa. Tú causas un impacto en la vida de los santos.
Nunca menosprecies tu contribución en la casa de Dios. Cuando te ven que asistes a la casa de Dios, cuando ven la transformación en tu vida, contribuye tu vida, tu ánimo, tu fe; por eso tienes que hacerlo con el ánimo correcto porque es para que el que está a tu lado también sea impactado. Motiva a alguien a que haga lo que tú estás haciendo, para que Dios pueda completar esa obra.
La Biblia dice que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia; pero tenemos lucha, y tenemos que darla. Hay quien pretende que la iglesia se reforme para aceptarlos a ellos; pero Dios no cambia, y como Él no cambia, todo lo que está alrededor tiene que cambiar para ajustarse a Él. Si pensamos que necesitamos reformar la iglesia para que la gente llegue, dejamos de ser iglesia. Tenemos que usar métodos nuevos, pantallas, actividades, pero tenemos que permanecer haciendo la obra que Dios ha dicho que tenemos que hacer para que, el que venga, no tan solo disfrute de la gracia común, sino también de la especial.