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La Pieza de Conversación de Dios

16 Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de Josué. 17 Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, 18 y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; 19 cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; 20 y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.”  Números 13:16-20

No mandan a los espías a reconocer la tierra en cualquier momento, sino en el tiempo de las primeras uvas.

21 Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. 22 Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. 23 Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. 24 Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol,[a] por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.”  Números 13:21-24

Escol significa racimo.  El valle de Escol representa un lugar bajo donde tenemos que tomar ciertas decisiones.  Cuando Moisés manda a los espías, les pide que miren ciertas cosas en particular de aquella tierra.  Les pidió que miraran si son ciudades fortificadas, si los hombres son débiles; les pide que hagan un escaneo completo de todos los componentes de la tierra.

La gente se muda de un país a otro, sin mirar muchas de estas cosas.  No miran lo social, lo político, lo económico, lo espiritual, lo cultural, lo ambiental.  La gente se muda por el trabajo, únicamente por una economía, y después de un tiempo es que se dan cuenta que no encuentran iglesia, que no tienen amistades.  Pero es que tú no debes mudarte a ningún lugar, sin mirar el contexto completo.  No puede ser una sola cosa la que te motive porque tú tienes que saber que Dios tiene que estar en todas las áreas de tu vida.

Tienes que aprender a mirar todas las cosas en múltiples facetas.  Lamentablemente, no hay nadie que cumpla con todas nuestras expectativas en todas estas facetas.  Cuando vamos a votar, por ejemplo, tú no puedes encerrarte en una sola cosa.  Tienes que ver qué piensa en cada área porque es el complemento de todas esas creencias las que realmente te dejarán saber cómo es que van a gobernar el país.  Lamentablemente, los cristianos a veces nos enfocamos en una sola cosa.  Hay gente que siempre critica que siempre predicamos del aspecto financiero, pero es que oyen lo que quieren oír para criticar.  Predicamos de muchísimos otros temas, predicamos salvación y vida eterna; pero qué hacemos aquí y ahora, qué haces con los años que te quedan de vida.  Tú ya sabes lo que Cristo hizo por ti en la cruz del Calvario y tienes que recordarlo y estar consciente, pero por los próximos veinte años, tú tienes que aprender cómo vivir en tu matrimonio, conforme a lo ordenado por Dios, tienes que aprender a cuidar de tus hijos, de tu salud.  Tú no puedes separar a Dios de todas las áreas de tu vida, tienes que incluirlo en todas las áreas de tu vida.  Todo aquel que compartimenta a Dios y lo pone en un solo lugar, comete un grave error; tiene una vida deficiente en alguna área, y una vida deficiente en una área, también provocará doble ánimo en todas las demás.

Cuando el pueblo fue a explorar la tierra, tenían que ir a mirar, a observar todos estos renglones; lo social, lo político, lo espiritual, lo cultural, lo ambiental; y ver a Dios en todos esos lugares.  Cuando ellos llegan y recorren la tierra, llegan al valle, al arroyo de Escol, y toman las uvas.  Cargan las uvas y llegan delante del pueblo de Israel y delante de Moisés, y les pasan las uvas por delante.  Ellos iban pasando y todos miraban las uvas.

Todo el que sabe de decoración, sabe que en todo espacio tiene que haber una pieza de conversación.  En la sala, no es tan solo tener un mueble, sino que tiene que haber algún elemento que, cuando tú sientes a alguien nuevo en esa sala, la atención vaya a una pieza porque la iniciación de la conversación va a ser dirigida por la pieza de conversación.  Cuando tú llegas a casa de una persona y no hay una pieza de conversación, es un momento incómodo porque tú no sabes qué hablar.  Cuando vas a alguna reunión con algún ejecutivo, inversionista que tú no conoces, la recomendación es mirar alrededor y ver alguna pieza sobre la cual puedas comenzar una conversación; alguna foto, por ejemplo.  Una pieza de conversación es un lugar de donde parte todo lo demás.  Aquellas uvas eran la pieza de conversación.  Cuando les pasó las uvas por delante, todo lo que Dios quería era que el pueblo hablara de las uvas.  Y de lo menos que hablaron fue de las uvas.  Todo lo que hablaron fue de los gigantes.

Los gigantes no son lo primero que hay que ver ni es de lo más que hay que hablar; lo que hay que hablar es de las uvas, para que de ahí parta el resto de la conversación.  El problema es que el pueblo sacó su atención de lo que era la pieza de conversación.  Cuántas uvas Dios te ha pasado de frente, y tú no has hablado nunca de ellas?  Cuántas uvas ha puesto Dios delante de ti, de las que tú has dejado de hablar?  Cuántas pequeñas pruebas, muestras Dios ha pasado delante de ti en el valle de Escol, y tú has dejado de hablar de ellas?  Solo hablas de los gigantes que hay que conquistar.

Este proceso de hablar de la pieza de conversación y el pasar de las uvas fue lo mismo que pasó en el Getsemaní.  Dice la palabra que, cuando nuestro Señor Jesucristo estaba en el Getsemaní -porque todos estos libros y estas historias son tipo de Cristo, todo nos muestra a Cristo, el plan de redención – Jesús estaba allí orando, y le dice al Padre: si es posible, pasa de mí esta copa.  Hablaba de la copa del nuevo pacto, representada por las uvas, por el vino.  Y habiendo Jesús dicho eso, le pasan la copa delante, y él dijo: pero hágase tu voluntad.  Porque cuando le pasaron las uvas de frente, Jesús dijo que sí; mientras que le pasaron las uvas al pueblo y dijeron que no.

Le pasaron las uvas de frente a Jesús, el pacto; y aunque al principio era complicado… porque la gente ha confundido posible con fácil.  Dios hace lo imposible, a ti te toca lo posible; pero posible no es sinónimo de fácil.  La gente piensa que cuando se nos dice que hagamos lo posible, se nos está diciendo que hagamos lo fácil, pero no.  Lo posible cuesta esfuerzo, cuesta trabajo; lo que pasa es que no todo el mundo está dispuesto a hacer lo posible al máximo; les pasan las uvas de frente y no están dispuestos a hacer lo posible para obtenerlas.

Qué grande poder darle gloria a Dios porque hubo un hombre que, allí en el Getsemaní -que se llamó Jesús -, que cuando le pasaron las uvas, el pacto, estuvo dispuesto a hacer lo que se tenía que hacer.  Cuando pasaron aquella copa delante de él, él te vio a ti, vio el precio que tenía que pagar por tu salvación, y ahora estuvo dispuesto a hacer lo que tenía que hacer.  Gloria a Dios que Jesús no se enfocó en la cruz ni en la lanza que le iban a clavar ni en la corona de espinas ni en los azotes ni en la gente que le decía Osana y ahora iban a pedir que lo crucificaran.  Gloria a Dios que él no se enfocó en los gigantes que él tenía que vencer ni en el pecado, sino en la copa del nuevo pacto que pasaron delante de él.  Él dijo que sí para que tú hoy puedas disfrutar de la vida eterna porque, cuando el hombre dice que no, siempre Dios ha estado dispuesto a decir que sí para hacer todo lo que tiene que hacer para llevarte a ese lugar.

Cuando pasaron la copa delante de él, él aceptó el sacrificio, el tomar de aquella copa, aceptó lo que tenía que hacer.  Qué grande hoy que podemos darle gracias porque tú estabas en esa copa, tú estabas en ese lugar.  Si él decía que no, tú hoy no tendrías acceso al Padre, tú no podrías disfrutar de la vida eterna, hubieras retrocedido y nunca hubieras alcanzado lo que tú hoy puedes alcanzar por causa de su gracia.  Gracias a Dios que, cuando al hombre le pasan las uvas delante, hay quienes dicen que no, pero cuando se la pasaron a él, él dijo que sí.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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