El problema por el cual muchos no evangelizan, no hablan con otros, es porque están esperando que su vida sea perfecta, están esperando ser libres de todo problema, sentir todo bien para entonces poder educar a otros; pero esa es la falacia más grande que el enemigo pueda vender, y es lo que te detiene de predicar el Evangelio y de transformar con el poder de Dios la vida de otras personas porque estás buscando una perfección que no existe porque la perfección no está en ti, sino en la revelación que has recibido que es la que te da la verdadera libertad.
El Señor Jesús le dice a Pedro que es una roca, pero unos capítulos después, el hombre está hecho una porquería, negando al Maestro, huyendo, corriendo, en gran depresión. Pero lo que el Señor estaba diciendo, era: esto que has creído en este momento y que has recibido, es lo que te dará la firmeza a través de toda tu vida.
Hay un proceso que es importante en la vida de todo creyente. Jesús comienza a caminar con sus discípulos; y es Jesús quien busca a Pedro. Pedro no buscó a Jesús. Pedro se dio la oportunidad de conocerlo. Y lo grande es que la experiencia de conversión de la vida de Simón, de Pedro, comienza como la vida de todos nosotros; comienza con un Señor maravilloso, que suple nuestras necesidades, que es un gran Maestro, que nos enseña cosas bonitas, que a través de la vida nos suple y nos prospera. Pero el Señor que multiplicó panes y peces, el que llenó la barca, el que sanó delante de Pedro, no era el Señor que Pedro tenía que llegar a conocer. Ese Jesús es bonito, maravilloso; y hay grandes instituciones que se han enfocado únicamente en tratar de imitar lo que hacía Jesús, pero nunca llegan a ser quien era Jesús; y lo más grande en la vida no es lo que hacemos, sino lo que somos.
Hay grandes instituciones que quieren imitar a Jesús con buenos deseos. Con buenos deseos se construyen hospitales, orfanatos, queriendo cuidar como Jesús cuidó. Afuera, la crítica que hay es que la iglesia a veces no se comporta como Jesús; pero lo más grande no es hacer lo que Jesús hizo en su benevolencia. Lo más grande que transforma al mundo es conocer quién es él porque, cuando lo conoces, en tu vida, las puertas del infierno no pueden prevalecer.
Cuando conoces quién es él realmente, el día que entiendes quién es él, el día que ya no caes de rodillas porque te prosperó, sino por quién es él, ese día tu vida cambia, tu vida se transforma; ese es el día que puedes decir: ahora conozco quién es él.
Hubo un hombre que era ciego y le preguntaban quién fue quien le sanó; querían que él dijera las palabras incorrectas para acusar a Jesús. Y aquel hombre lo que decía es: yo no sé quién es, una sola cosa sé: que antes era ciego y ahora veo; mi vida ha sido transformada. Lo curioso es que, cuando esta gente fue donde aquella gente que estaba allí en la iglesia peleando, ellos se preguntaban: ¿será este o no será este? Y él les decía: yo soy. Todo lo que él quería era que ellos conocieran quien él era porque él había conocido a Aquel que lo había cambiado. Pero es triste que en la religión y en nuestra vidas ocurra esa distorsión mental en nuestros pensamientos.
Las puertas del infierno no van a prevalecer, pero no es por lo que tú hagas. Seguro que está la ley de la siembra y la cosecha; todo lo que tú siembras, lo vas a cosechar, lo vas a recibir. Si siembras amor, paz, eso debes esperar. Tus decisiones y acciones tienen gran importancia en tu futuro, no tan solo haces las cosas por el resultado que puedes tener, sino también por tu responsabilidad. Como cristiano, como creyente, debes hacer, pero lo más importante en la vida no es lo que tú haces, sino entender quiénes somos en él. Y la única manera de conocerlo es entender quién es él para ti.
Si te dedicas a hacer, el problema que puedes llegar a enfrentar es tener gran poder en tu vida; y el poder, si no está fundamentado en lo correcto, siempre corrompe. Por eso es que el poder no debe ser resultado de una posición, de lo que tú haces, sino de una convicción interna, que es la que te da la fortaleza.
El Pedro que vemos después de conocer que Jesús era el Cristo no es el mismo Pedro que vemos después que fue lleno del Espíritu Santo; y la misión de Pedro con la iglesia comenzó cuando fue lleno del Espíritu Santo porque ahora el Pedro que había sido vulnerable, que tenía miedo, que había estado amedrentado por las dificultades, se paró con denuedo y predicó delante de miles de personas que le entregaron su vida al Señor, y la gente decía: este hombre no es tan culto, no habla tan fino, pero que la palabra tan poderosa habla. Porque ahora no era meramente una palabra de revelación, sino que era la conexión con el poder del Espíritu Santo.
Tu relación con el Señor, en tu tiempo de conocer a Jesús, de estudiar la palabra, de conocer quién es él, entonces, algún día se debe revelar realmente a tu corazón lo que es la salvación, quién es él para ti. Cuando recibes revelación, recibes entonces autoridad. Y esa autoridad tiene que ser dirigida por el poder del Espíritu Santo en ti, y es él quien te da la fortaleza y la firmeza para tú poder entonces caminar en este mundo y ser de verdadera influencia y ser la iglesia.
¿Para qué sirven entonces las llaves del reino? Las llaves del reino no son para atar y desatar cosas, sino que representan la autoridad y el poder que Dios te da para usar las llaves que tú tienes. La llave de la fe, por ejemplo; la llave de la oración. ¿Con qué autoridad tú oras, si tú no sabes quién es el Cristo? ¿Cómo tú puedes usar la llave de la oración para que se abra en tu vida una vida diferente a través de la oración, si no está la revelación de quién es Cristo y del poder del Espíritu Santo en tu vida? ¿Cómo puedes orar con poder? Pueden tratar de enseñarte a orar, y tú estar orando sin poder porque se te estaría enseñando lo que tienes que hacer, sin enseñarte lo que eres. Y como no sabes quién es Cristo, no sabes quién tú eres; y como no sabes quién tú eres, cuando oras y usas cualquier llave, nada pasa en tu vida.
Por eso tenemos mucha gente atando, desatando, clamando, y sus vidas siguen igual. Esos son los que entonces piensan que es que esto no funciona; pero es que es gente que ora bonito, pero sin poder; ayunan, pero sin poder; cantan, pero sin poder, sin autoridad. Y ¿por qué no tienen ni autoridad ni poder? Porque no tienen revelación. Y ¿qué revelación es la que tú necesitas? La revelación que tú necesitas es una sola, de la cual parten todas las demás, una sola que es el único fundamento que hay: que Cristo es el Hijo de Dios, nuestro Salvador. Y eso es lo único que tú necesitas conocer.