«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»
Filipenses 4-7
En este Día de Acción de Gracias, mientras las naciones hacen una pausa para reconocer las bendiciones recibidas, nosotros como pueblo de Dios elevamos un clamor más profundo:
que Su paz, esa paz que sostiene el año entero, sea derramada sobre nuestras vidas y sobre cada nación.
La paz de Dios no es frágil ni pasajera.
No depende del ruido del mundo, ni de los vaivenes políticos, ni del temor que intenta tocar nuestros hogares.
Su paz nace del trono de la gracia y descansa sobre aquellos que oran, que creen y que esperan.
Al acercarnos al final de este 2025, el Señor nos recuerda que no podemos bajar los brazos.
Este es un tiempo para levantar nuestras manos, nuestro corazón y nuestra voz.
Las naciones necesitan el clamor de los justos.
Cuando la iglesia ora, los cielos se abren; cuando la iglesia persevera, la esperanza renace; cuando la iglesia cree, la paz invade incluso lo que parecía perdido.
Romanos 15-13 nos afirma:
«Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundemos en esperanza por el poder del Espíritu Santo.»
Hoy, mientras muchos agradecen por lo recibido, nosotros agradecemos también por lo que Dios hará.
Agradecemos Su paz, Su cuidado, Su fidelidad y Su mano invisible que sostiene lo que no entendemos aún.
En estos días que quedan del año declaremos:
- Si permanecemos orando, Dios permanecerá obrando.
- Si seguimos clamando, Su paz seguirá guardando.
- Si no dejamos que la fe se enfríe, la esperanza se multiplicará.
La paz que guarda el año será también la paz que guardará nuestros hogares, nuestras familias, nuestras decisiones y nuestras naciones.
Oremos.
Señor, en este Día de Acción de Gracias, elevamos nuestras manos y nuestro corazón para reconocerte como fuente de toda paz.
Que Tu paz la que supera todo entendimiento guarde vuestros corazones hasta el último día de este año.
Enséñanos a clamar sin detenernos, a creer sin dudar y a esperar sin temor.
Trae paz sobre nuestras naciones y renueva la esperanza en cada corazón que hoy te da gracias y se levanta para orar.
En el nombre de Jesús, Amén.
