Articulos

La Pasión Concentrada. Lecciones de la Mujer Sunamita

Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: «Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga.»
2 Reyes 4:24

Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
1 Corintios 9:25

La mujer sunamita es un ejemplo de pasión concentrada en un propósito bien delimitado. Ella no se distrae con conversaciones vanas y se concentra en llegar directamente al profeta Eliseo para pedir ayuda. Es importante que cuando presentamos una petición ante el Señor, la presentemos insistentemente, con lujo de detalles y hasta que se convierta en un proyectil pequeño pero denso y poderoso que llegue hasta el corazón mismo del Señor. Debemos cultivar ese sentido de pasión, concentración y dedicación en los asuntos de nuestra vida espiritual.

Cuando la mujer sunamita ve su problema de que ha perdido a su hijo ella va donde su esposo, habiendo dejado a su hijo en el aposento del profeta, pide ayuda a su esposo para ir a ver al profeta

pero no le dice toda la historia, y allí pudimos ver claramente lo importante que es que nosotros seamos entregados al Señor para que Dios pueda verdaderamente hablarnos y llevar a cabo Sus propósitos en nuestra vida porque si somos superficiales como este esposo de la sunamita como vimos en nuestra última meditación entonces Dios va a omitir Sus grandes revelaciones en nuestra vida.

Ahora, vemos aquí que cuando esta mujer prepara el asno en el cual va a ir al profeta le dice a su criado: «Guía y anda, y no me hagas detener en el camino sino cuando yo te lo dijere; Y entonces inmediatamente partió y fue al Monte Carmelo donde habitaba el profeta de Dios.»

Aquí lo que yo veo es, y quiero aislar, es este elemento de la concentración, del enfoque. Esta mujer es una mujer decidida, clara, y ella sabe que ella necesita todos los recursos de fe que ella pueda concertar para hacer lo que ella tiene que hacer. Ella no quiere entretenerse con conversaciones superfluas, no quiere detenerse hasta que no llegue a donde tiene que llegar.

Y más adelante inclusive, cuando el varón de Dios la ve desde lejos envía a Giezi, su criado a saludarla, y Giezi hace algunas preguntas así sociales: ¿cómo estás, te va bien a ti, le va bien a tu marido? y mire la respuesta de ella, ella le dijo: «bien». Una respuesta corta como simplemente para despedirlo y ponerlo a un lado porque ella sabe que a donde tiene que ir es a la persona misma del profeta Eliseo. Ella no quiere entretenerse con conversaciones superficiales y ella sabe que Giezi no es el hombre que ella necesita, ella necesita directamente la persona de Eliseo porque la magnitud del milagro requiere una gran intervención de parte de Dios que sólo puede venir de parte del profeta.

Lo importante es que nosotros seamos dedicados y persistentes cuando tenemos grandes peticiones que presentar delante del Señor. Por eso es que el ayuno por ejemplo es tan útil cuando hay grandes cosas que necesitamos que Dios haga en nuestra vida.

Muchas veces la virtud del ayuno no es tanto el que pasemos hambre como el hecho de que cuando dejamos de comer por un tiempo, quitamos esa distracción de nuestra mente, nuestro cuerpo no está invirtiendo energía en digerir la comida en el estómago sino que tiene, los recursos y de la mente están enfocados en la tarea que tenemos por delante, en la petición que tenemos delante de Dios.

Entonces estamos más libres para orar, para escuchar de parte de Dios, para enfocarnos en una sola cosa y esto redunda en bendición y en ayuda para la misión que tenemos por delante, esa es una de las facultades del ayuno.

Por eso es que es tan importante que cuando nosotros queremos que Dios haga algo grande en nuestra vida busquemos un ambiente apropiado, en silencio, la oración, la quietud para que podamos concentrar nuestras facultades en lo que estamos presentando delante del Señor, porque ciertamente hemos visto que el enfoque es clave.

Hablamos anteriormente acerca de la otra mujer, la viuda donde ella dice que clamó al profeta Eliseo y hablamos de la importancia del clamor, que el clamor enfatiza la intensidad, la concentración, la pasión cuando presentamos nuestra causa ante el Señor. Hablamos de Ana que derramó su alma ante el Señor.

Es importante que nosotros cuando concebimos algo que Dios quiere que hagamos llevemos esa petición al rojo vivo, que la presentemos insistentemente ante el Señor con lujo de detalles, que insistamos hasta que esa visión se convierta en un proyectil pequeño pero denso y poderoso que llegue hasta el corazón mismo del Señor.

Esta mujer es un ejemplo de la pasión concentrada en un propósito bien, bien delimitado porque la magnitud de su necesidad es tan grande, y es un ejemplo para nosotros de que cuando queremos que Dios haga algo no nos distraigamos con conversaciones vanas y con otras preocupaciones sino que nos concentremos en una sola cosa. Si nuestro servicio al Señor va a ser útil tiene que ser concentrado, tenemos que quitar todas las distracciones de nuestra vida.

Y esta mujer una y otra vez pone a un lado toda distracción: su esposo que es un hombre superficial, la idea de detenerse en el camino a tener conversaciones secundarias, el detenerse a hablar con Giezi, ella quiere llegar directamente a donde está el profeta. Es muy importante cultivar ese sentido de pasión, de concentración y dedicación en los asuntos de nuestra vida espiritual. Dios les bendiga, hasta nuestro próximo mensaje.

 

Fuente:
Rm

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba