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La palabra de Dios para ti es «Florece»

Pero yo soy como un olivo que florece en la casa de Dios y siempre confiaré en el amor inagotable de Dios. Salmos 52:8

El Señor me ha estado resaltando la palabra «FLORECER» una y otra vez. La vi en la portada de una revista popular, en un cartel de una tienda y en varios versículos de las Escrituras. Incluso apareció como el título de una canción instrumental que estaba escuchando en Spotify. Mientras meditaba en lo que el Señor quería que viera, me di cuenta de que florecer es la idea opuesta al mensaje que hemos estado recibiendo a través de la mayoría de los medios de comunicación. Nos bombardean con mensajes sombríos sobre los elevados precios de la gasolina, la escasez de alimentos y la inflación en casi todo. Sin embargo, durante bastante tiempo, he sentido que Dios nos está guiando a nosotros Su pueblo hacia una economía diferente. Él quiere que Sus hijos e hijas aprendan a acceder a Su economía sobrenatural, una que se obtiene por la fe y la confianza en Él como nuestro buen Padre. Él no quiere que nos limitemos a «arreglárnoslas». Quiere que florezcamos.

Salmo 92:12-15 Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia».

En estos versículos, el salmista nos da una descripción de lo que significa florecer en Dios. La palabra «florecer», aquí, es la palabra hebrea «parach», y según la Concordancia Strong, significa «brotar como un capullo, es decir, florecer; en general, extenderse; específicamente, volar (como extender las alas); figurativamente, florecer». Cuando florecemos hay movimiento. Esta palabra es activa en el sentido de que el propio significado implica brotar, crecer y abrir brotes. Incluso la definición «volar (como extender las alas)» da la sensación de que uno está probando nuevas alas.

UN TIEMPO DE BROTES SOBRENATURALES

El verdadero florecimiento también está relacionado con el favor de Dios. Lo encontramos en la historia de la vara de Aarón que brotó. Las palabras «brotar» y «brotó» en los siguientes versículos son la misma palabra hebrea «parach» que se encuentra en el pasaje del Salmo 92, que también se traduce como florecer.

Números 17:5, 8 La vara que retoñe será la de mi elegido. De ese modo me quitaré de encima las constantes quejas que los israelitas levantan contra ustedes. Al día siguiente, Moisés entró en la Tienda del pacto y, al fijarse en la vara que representaba a la familia de Leví, vio que la vara de Aarón no solo había retoñado, sino que también tenía botones, flores y almendras.

En esta historia somos testigos del brote sobrenatural de un bastón totalmente desconectado de cualquier árbol o fuente natural de vida. Dios fue capaz de producir brotes, flores e incluso almendras en el bastón de Aarón. Este cuadro de florecimiento del Antiguo Pacto es sorprendente, y ¿cuánto más está disponible para nosotros bajo el Nuevo Pacto como hijos e hijas de Dios? Dios nos está despertando para que le creamos más y recibamos nuestra herencia en Él. Estamos entrando en un tiempo de brotes sobrenaturales. Brotarán nuevos negocios. Brotarán nuevos ministerios. Las familias brotarán y florecerán reflejando a nuestro generoso Padre que es capaz de hacerlas prosperar y florecer, incluso en medio de la carencia y el hambre.

Dios eligió a Aarón, de la tribu de Leví, para recibir el don de servirle como sacerdote. Luego pasa a describir las responsabilidades y los beneficios de la posición que le otorgó a Aarón. Más adelante, encontramos estas notables palabras en Números 18:20: “El Señor le dijo a Aarón: «Tú no tendrás herencia en el país, ni recibirás ninguna porción de tierra, porque yo soy tu porción; yo soy tu herencia entre los israelitas”. ¡Wow! Dios mismo sería su porción y su herencia en la nueva tierra. Como Su real sacerdocio, creo que Dios es nuestra porción y nuestra herencia también. No se trata de los dones o cosas que Él nos da, sino de Dios mismo como nuestra porción. ¡Qué herencia tan increíble!

1 Pedro 2:9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

EL VINCULO CON LA SABIDURIA

Quizá recuerden la historia de Salomón, quien siguió a su padre David como rey de Israel. En un sueño, el Señor vino a Salomón y le dijo que pidiera lo que quisiera. La respuesta de Salomón, así como la respuesta del Señor, se encuentran en 1 Reyes 3:9-13: “Yo te ruego que le des a tu siervo discernimiento para gobernar a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?» Al Señor le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición, de modo que le dijo: —Como has pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte de tus enemigos, sino discernimiento para administrar justicia, voy a concederte lo que has pedido. Te daré un corazón sabio y prudente, como nadie antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá después. Además, aunque no me lo has pedido, te daré tantas riquezas y esplendor que en toda tu vida ningún rey podrá compararse contigo.

La riqueza y el honor siguieron a la búsqueda de Salomón de la sabiduría y el discernimiento. Salomón era conocido por su gran sabiduría, pero también por su extravagante riqueza. De hecho, 1 Reyes 10:22-23 revela parte de esa extravagancia: “Cada tres años, la flota comercial que el rey tenía en el mar, junto con la flota de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil, monos y mandriles. Todo el mundo procuraba visitarlo para oír la sabiduría que Dios le había dado” Sin duda, Dios hizo que Salomón floreciera como ningún otro antes o después de él. Salomón había buscado Su sabiduría para guiar al pueblo de Dios por encima de las riquezas, por lo que Dios, a su vez, le confió grandes riquezas. El reino de Salomón reflejó la extravagancia del Cielo. Importó muchos bienes y recursos extravagantes de diferentes tierras – ¡incluso pavorreales! ¡Miramos un pavo real y no podemos dejar de notar su dramática y extravagante belleza!

TE ESTABLECERE

Mientras meditaba en la palabra «FLORECER», vi una imagen de mí misma subiendo por un camino sinuoso hasta la cima de una colina. En la cima de la colina había una hermosa vista de colinas y valles. Sabía que el Señor me estaba mostrando la «nueva tierra» que tenía para mí. Era realmente una tierra de leche y miel. Entonces le oí decir: «Yo te estableceré». Sabía que no sería capaz de tomar la tierra con mi propio esfuerzo o fuerza, sino que necesitaría confiar y descansar en Su capacidad para guiarme y establecerme. Establecer significa “Establecer y fijar firme o inalterablemente; establecer permanentemente” Estamos en un tiempo donde Dios se está moviendo poderosamente para establecer a Sus hijos e hijas de manera segura y permanente en los lugares, posiciones y llamados que nos ha dado.

Mientras escuchaba Su corazón, Él dijo: «Yo Soy tu fuente de vida y provisión milagrosa. Sí, incluso durante el caos y la escasez, Yo tengo un lugar de abundancia para ti. Estoy pasando la página de tu temporada anterior y llevándote a un nuevo paradigma. Donde has conocido límites y medida, trabajando para dar fruto, ahora te estoy haciendo florecer. Bendeciré la obra de tus manos y serás Mi brote tierno, creciendo rápidamente y dando brotes y nuevos frutos. Te sostendré en el ojo de la tormenta cuando pongas tu mirada en Mí. No temas la turbulencia ni la presión de la atmósfera, sino alábame en medio de ella. Observa, escucha y confía en Mí, y verás Mi abundante provisión derramada en tu regazo, por encima y más allá de lo que has soñado. Yo Soy tu Dios generoso y extravagante, y Soy Yo quien te hará florecer y dar fruto. Sí, las corrientes sobrenaturales de provisión están disponibles para ti mientras viajas Conmigo a tu tierra de leche y miel. Mi provisión fluirá exponencialmente hacia ti mientras aprendes a administrar las semillas que pongo en tus manos. Tú has sembrado, cuidado y nutrido fielmente Mis semillas para multiplicarlas y producir una cosecha. Ahora la promoción y la propiedad sobre las ciudades vendrán a Mis fieles. Los estableceré, de manera permanente y segura”. (Sylvia Neusch)

Isaías 35:1-2 Se alegrarán el desierto y el sequedal; se regocijará el desierto y florecerá como el azafrán. Florecerá y se regocijará: ¡gritará de alegría! Se le dará la gloria del Líbano, y el esplendor del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.

Con amor y oraciones,

Fuente:
Magie de Cano

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