Si obedeces los mandatos del Señor tu Dios y andas en sus caminos, el Señor te confirmará como su pueblo santo, tal como juró que haría. Entonces todas las naciones del mundo verán que eres el pueblo elegido por el Señor y quedarán asombradas ante ti. Deuteronomio 28:9-10
En los últimos meses el Señor me estuvo hablando acerca de la ascensión y la expansión. Una cosa que le escuché decir inicialmente, es que muchos están creyendo en la expansión, pensando que están viviendo una vida ascendida (o hambrientos de eso) y están parados en su palabra. Pero hay una clave que a menudo no se entiende o no se usa. Lo escuché decir: “Diles esto: Haz lo que te dije que hicieras. Te estás conteniendo, tratando de hacer que las cosas sucedan en tus propios términos y en tu propia comprensión de lo que es necesario y correcto. Debes morir a tu derecho a ti mismo y a todo lo que implica vivir para Mí y por Mí”. Podemos ver esto en el relato de la voluntad de Abraham para obedecer a Dios, cuando le dijo que sacrificara a Isaac. Abraham recibió la promesa de la bendición cuando comenzó a caminar con Dios. Hubo otros sacrificios a lo largo del camino y pactos de confirmación en cada uno.
Génesis 22:15-18 “Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.
A medida que sacrificamos lo que es más precioso para nuestros corazones por obediencia al Señor, se produce un desgarro del yo que nos lleva hacia un nuevo nivel de autoridad. Ahora no solo estamos confiando en Dios, sino que, en nuestra disposición a obedecer a toda costa, ¡Él puede confiar en nosotros! En cada lugar donde fui obediente cuando el Señor me pidió que sacrificara algo, trajo una ascensión: más revelación, más fruto del Espíritu y más expansión de su dominio, su autoridad y su poder en mi vida y en mi ministerio”. Muchas veces, especialmente en los lugares más difíciles del sacrificio, esto surge de mi lucha con Dios, mientras Él me pregunta: “¿Confías en Mí?.”
Cuando no somos obedientes en someternos a su dirección, esto detiene el fluir del Espíritu Santo. Él está preguntando: “¿Confías en mí?”. A veces no tiene sentido para la mente natural, especialmente cuando Él nos pide que sacrifiquemos lo que puede parecer una fuente de bendición. El sacrificio que Él nos pide puede ser inconveniente, incómodo, aparentemente insignificante o incluso sin importancia, pero debemos hacerlo. Sentí que el Espíritu del Señor decía: “Las promesas que te hice y la visión que te entregué, solo se pueden cumplir cuando son impulsadas por Mi Espíritu. Todo deseo carnal y anímico se debe quemar en Mi fuego santo”.
Debes poner todo en el altar, debes ponerte en el altar: “el orgullo, los deseos egoístas (incluido tu deseo de tener razón, de ser visto, de probarte a ti mismo, de tener la última palabra, de expresarte en cualquier momento a expensas de los demás, de vengarte, etc.)”. Una vida de sacrificio obediente abre las dimensiones del Cielo, porque Dios sabe que lo que Él pidió, es la puerta para la bendición que no puede venir de otra manera. A menudo hay un sacrificio del tiempo y/o el dinero que estamos gastando en otras cosas. Incluso podría ser el ministerio que hemos elegido (en comparación con lo que Él nos dijo que hagamos), las relaciones o los sistemas impíos, las comodidades, la comida; las cosas en las que Él está poniendo su dedo y que tienen un lugar en nuestros corazones por encima de Él. Dios sabe qué es y me mostró que, para muchos de ustedes, Él ya les dijo de qué se trata, pero lo descartaron. Incluso ahora Dios lo está trayendo a tu corazón por medio de su Espíritu Santo.
Mateo 16:24-25 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”.
A menudo queremos elegir nuestro lugar y el tipo de sacrificio, algo a lo que es fácil “renunciar” porque nos cuesta poco. David dijo que no ofrecería un sacrificio que no le costara nada (2 Samuel 24:24). Un verdadero sacrificio siempre nos cuesta todo. Creo que esta es una palabra para el año 2024 para aquellos que quieren ver a Dios moviéndose con una mayor intensidad en sus vidas. La ascensión y la expansión vendrán, pero nos costarán. Muchos dijeron que el 2024 es el año del aumento. Si queremos más de Dios, más de Su Reino expandido, más revelación, más poder y más de Su vida “en y a través” de nosotros, hay un precio. Jesús pagó el precio por nuestra salvación, pero traer su Reino “en y a través” de nuestra vida, siempre nos costará.
El verdadero lugar de ascensión y expansión vendrá por el sacrificio que Dios escoja… esas cosas donde Él pone su dedo. 1 Pedro 2:5 dice: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Nuestros sacrificios espirituales son aceptables para Dios por medio de Jesucristo… a través de Él. Cuando pensamos en sacrificios espirituales, a menudo pensamos en la alabanza, la adoración, el diezmo, la ofrenda, el servicio, etc. Pero si es a través de nuestros deseos y nuestro entendimiento, no es un sacrificio espiritual de Jesucristo. Un verdadero sacrificio espiritual es solo lo que Él inicia, lo que el Señor nos revela que quiere que sacrifiquemos. Garantizado, nos costará nuestro “derecho a nosotros mismos” y todo lo que ello conlleva. Puede ser muy doloroso, ¡pero Él nos ayudará si se lo pedimos! ¡Él conoce de sacrificios!
Debemos ofrecernos a nosotros mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Romanos 12:1). Convertirnos en la ofrenda quemada nos lleva hacia un lugar elevado, muriendo a nosotros mismos y vivir para Dios. Escucho al Espíritu del Señor que dice: “Si quieres subir más alto, no te sorprendas de Mi fuego consumidor”. Él elige el lugar y el sacrificio que desea. Luego lo consume con su fuego santo y ascendemos.
Deuteronomio 12:13-14 “Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando”.
¿Estás estancado? Ten ánimo, confía y obedece a la dirección de Dios. ¿Qué te estuvo pidiendo que sacrifiques? ¿Qué te pidió que hicieras que aún no hiciste? Cuando Dios te pide que hagas un sacrificio, hay una razón para ello. No hay un sacrificio que Él te pida que no traiga su bendición por elevarte hacia una mayor relación con Él y a la expansión de su vida “en y a través” de la tuya. ¡Es un lugar al que Él quiere llevarte y donde no puedes llegar de ninguna otra manera! (Una palabra de Alane Haynes)
Con amor y oraciones,