
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está muy avanzada, y el día se acerca. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.” Romanos 13:11-12
Vivimos tiempos determinantes. El reloj espiritual no se ha detenido y cada latido del tiempo nos acerca más al glorioso regreso de nuestro Señor Jesucristo. La Palabra nos llama a despertar del letargo, a abrir los ojos del alma y vivir plenamente en la luz de Su verdad.
¡Ya es hora!
Pablo no habla de un futuro lejano, sino de un presente urgente: “Ya es hora de levantarnos del sueño”. Esto no es una sugerencia, es un llamado a la acción inmediata. No podemos seguir viviendo distraídos, cómodos o tibios. La oscuridad del mundo sigue avanzando, pero también lo hace el amanecer del Reino de Dios.
La noche está por terminar. El día se acerca.
La noche representa el pecado, la indiferencia, la ceguera espiritual. Pero la luz del nuevo día .Cristo, Su justicia y Su gloria está a punto de manifestarse con poder. No podemos seguir caminando como si nada pasara. ¡El Rey viene!
Despojémonos de las tinieblas. y Vistámonos de la luz.
Esto exige un compromiso real, no una emoción pasajera. No basta con decir “Amén” mientras nuestros hechos dicen lo contrario. No podemos seguir cantando con emoción pero sin verdad. Es tiempo de vivir una fe auténtica, nacida del corazón, sostenida por la obediencia.
Las armas de la luz son nuestras defensas en este mundo en tinieblas. El amor actúa, no solo habla.La justicia que se vive, no sólo se predica.La verdad que libera, no que acomoda.La paz que transforma, no la que adormece..
No hay más tiempo que perder..
Hoy es el día de volver con convicción, de despertar de verdad, y de vestirnos con la luz que vence toda tinieblas en el nombre de Jesús.