ArticulosPrincipal

La misericordia de Dios

Jonás 3:8-10; 4:1-2: “Al contrario, el rey ordena que toda persona, junto con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos. 9 ¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, y aplaque el ardor de su ira, y no perezcamos.”10 Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado.. 1 Pero esto disgustó mucho a Jonás, y lo hizo enfurecerse.

Así que oró al Señor de esta manera:

¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.”

En este mes hemos estado hablando del amor de Dios. En esta noche trataremos el tema de la MISERICORDIA DE DIOS. El hecho de que Dios sea Misericordioso, muestra que Él es amor. La Misericordia es un Atributo de Dios. Es verdad que hay personas malas que pueden ser misericordiosas en ciertas ocasiones. El SEÑOR Jesucristo hablando del Juez injusto dijo que por causa de la insistencia de la mujer, había decidido hacerle justicia. No lo hizo por ser misericordioso, sino porque se sintió molesto por tanta insistencia. Muy diferente con Dios. La misericordia y el amor van unidos en Su relación con el hombre. Comenzamos nuestra lección con la historia del profeta Jonás. El libro de Jonás es corto, y no entra en profecías. El libro es un relato histórico que ocurrió en el octavo siglo antes de Jesucristo, o hace unos 2,800 años. La historia del libro comienza con una orden de Dios a Jonás de ir y profetizarle a la gente de la ciudad de Nínive, la cual llegaría a ser capital del Imperio de Asiria. El imperio Asirio en su apogeo, era considerado cruel. Un método de tortura que ellos usaban era amarrar a alguien, y estirarlo hasta que la piel no diera más. Entonces se le cortaba la piel así como uno pela una manzana o una naranja. Jonás seguramente que conocía el peligro que esta nación representaba para Israel, y no quería que los perdonara. Al contrario, la destrucción de Nínive sería un alivio para Israel. Pero Dios que no hace acepción de personas, tenía un plan diferente. Dios es amor, Dios es justo, y Dios es misericordioso.

Trataremos los siguientes puntos:

Dios no hace acepción de personas. Es común para el ser humano que está acostumbrado al favoritismo, pensar que tal vez Dios tiene preferidos. Algunos han pensado que Dios amaba solamente a Israel y no a los gentiles paganos. Este tipo de pensamiento es erróneo, y un estudio cuidadoso de Las Escrituras nos hace ver que Dios siempre ha puesto a alguien como luz en alguna nación oscura en cuanto al conocimiento de Dios. Vemos en Génesis que Dios usó a José en Egipto como una luz que testificó del poder de Dios. Vemos siglos después a Daniel llevado cautivo por los Babilonios, y usado por Dios para mostrarle al rey de Babilonia que JEHOVÁ es el único Dios. Es con eso que comenzamos nuestra lección sobre la ciudad de Nínive al norte de Israel, en lo que hoy día es la nación de Iraq.

Dios no quería la destrucción de Nínive. Un mensaje de arrepentimiento y un mensaje aceptado, sería una solución al castigo eterno. El castigo aquí en la tierra trata con lo pasajero, el castigo eterno, nunca tiene fin. Veremos lo que dice el apóstol Pedro sobre el deseo de Dios para los hombres:

“El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.” (2 Pedro 3:9). -NVI

Dios quiere la salvación de todos. Con esto, volvemos al tema de la semana pasada. ¿Si Dios quiere la salvación de todos, por qué entonces no los salva a todos?

Al igual que el mensaje a Nínive que se arrepintiera, Dios quiere que el hombre ejercite su propia voluntad para escoger. Dios le otorga misericordia, pero el hombre tiene que aceptarla. Note que eso es lo el apóstol Pedro dice en el texto que hemos leído, y es que Dios quiere que “todos se arrepientan”. El deseo de salvar a todos, se limita a que “todos se arrepientan”.

En el siguiente punto, veremos la razón por la cual Dios necesita castigar el pecado, aun amando al pecador.

Dios odia el pecado, y llama al arrepentimiento. — El pecado es desobediencia a la Palabra de Dios. La desobediencia a Dios trae consecuencias. Dios tiene un plan para que todos vivamos sometidos a ese plan. A ese plan le podemos llamar “La Voluntad de Dios”.

Donde no se teme a Dios no se respeta la vida humana. Eso no solamente era en el tiempo de Jonás, o aun en el tiempo de Noé, es algo que podemos ver en nuestro tiempo. Ciertas áreas de nuestras ciudades son conocidas como violentas. El tráfico de droga, la prostitución, u otras cosas, muestran que cada una prueba que los que están envueltos en ese tipo de acciones ilícitas, no temen a Dios. Una forma de saber que no temen a Dios, es porque no tienen frenos en sus hechos. En Centro América, la violencia sigue incrementando, unida con el robo el asesinato, y todo lo que ya hemos mencionado. Esto nos lleva a lo que el rey de Nínive les dice a sus ciudadanos en el texto que ya hemos leído:

  “Al contrario, el rey ordena que toda persona, junto con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos.” (Jonás 3:8). -NVI

Noten como dice que se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos. Quiere decir que no era un secreto para este rey que sus ciudadanos no eran muy bien portados. La violencia de los Asirios, al cual los Ninivitas pertenecían, era muy bien conocida por los pueblos que les temían.

Dios odia la violencia y el pecado, pero llama al arrepentimiento a aquellos que lo practican. A esto veremos lo que dice el autor de Hebreos:

“Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Se or ni te desanimes cuando te reprenda, 6 porque el Se or disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.” (Hebreos 12:5-6). -NVI

Así como nosotros disciplinamos a nuestros hijos, así Dios corrige a los suyos para llevarlos al arrepentimiento.

El pecado es como un cáncer que tiene que ser cortado. Por eso Dios llama al arrepentimiento para que haya un cambio de desobediencia, a la obediencia.

Veremos ahora en el siguiente punto por qué Jonás no quería predicarle a los Ninivitas.

La razón por la cual Jonás huyó de Dios. Dice Jonás 4:2: “¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.”

Jonás sabía que Dios era Clemente y Misericordioso. Jonás le agrega también: lento para la ira.

Este profeta nacionalista y temeroso de las consecuencias que iban a ocurrir por manos de los Asirios, no quería llevarle el mensaje de arrepentimiento.

Jonás estaba seguro de que si los Ninivitas se arrepentían, Dios los iba a perdonar. “En este soberbio pasaje tenemos el mensaje del libro de Jonás. La infinita compasión de Dios por todos los seres humanos, cualquiera que sea su raza o color, y el deber que tenemos, ordenado por Dios, de llevar las buenas nuevas de salvación a todas las naciones. Los judíos del tiempo de Jonás eran intensamente patriotas, de mentalidad estrecha e interesados solamente en el bienestar de Israel. El profeta, aunque conocía la misericordia de Dios, poseía los mismos prejuicios de su nación, y esta lección le ense ó que debía instruir a su pueblo en los caminos de Dios.“¹ Con esto pasamos a nuestro último punto.

El deber de llevar las buenas nuevas. Jonás 4:8-11 dice: “8 Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que éste desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: “¡Prefiero morir que seguir viviendo!”9 Pero Dios le dijo a Jonás: ¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta?¡Claro que la tengo! le respondió. ¡Me muero de rabia! 10 El Se or le dijo: Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció. 11 Y de Nínive, una gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme?”

Concluimos nuestra lección con el tema de la importancia de obedecer a Dios en el mandato de anunciar las buenas nuevas por la sencilla razón que Dios ha tenido misericordia de nosotros.

El hecho de que Dios quiere que todos vengan al ARREPENTIMIENTO, prueba que es una decisión de la voluntad humana. Uno les habla, ellos deciden.

Resumen.

Dios no hace acepción de personas. Él quiere que todos vengan al arrepentimiento.

Dios odia el pecado, y llama al arrepentimiento.

La razón por la cual Jonás huyó de Dios es porque sabía que Dios era misericordioso.

El deber de llevar las buenas nuevas porque hemos recibido misericordia por parte de Dios.

Conclusión:

El libro de Jonás está lleno de enseñanzas para nosotros. La más grande es que Dios quiere que todos vengan al ARREPENTIMIENTO. Dios quiere la salvación de todos.

Fuente:
pastor Daniel Brito

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba