
Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Salmos 23:5 NTV
Dios está preparando una mesa para ti en la presencia de tus enemigos. El enemigo pensó que te tenía. Pensó que podía intimidarte, cansarte, quebrantarte y, en última instancia, detenerte. Pero Dios —oh, pero Dios— está cambiando las mesas. No solo te está liberando de las manos de tus adversarios; los está haciendo mirar mientras te bendice más allá de toda medida. El Salmo 23:5 NTV declara: «Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones.». Esto no es solo imaginería poética, es una realidad profética. Es una promesa divina. Es una declaración del Señor de los Ejércitos de que tus enemigos no tienen la última palabra.
La Mesa de Dios es una MESA DE VINDICACION Tal vez te hayan calumniado. Tal vez te hayan acusado falsamente, traicionado o atacado. El enemigo utilizó a personas —a veces incluso a aquellos más cercanos a ti— para intentar desviarte de tu destino. Pero déjame decirte algo: Dios ve. Él escucha. Y Él vindica a los suyos.
José fue arrojado a un pozo, vendido como esclavo y encarcelado injustamente. Sus propios hermanos conspiraron contra él. Pero Dios tenía un plan desde el principio. Cuando llegó el momento, Dios puso una mesa delante de José en presencia de sus enemigos. Sus hermanos tuvieron que venir y postrarse ante él, tal como el Señor le había mostrado en sus sueños (Génesis 42:6). Aquellos que intentaron destruirlo tuvieron que ver cómo Dios lo exalta. No sé quién ha intentado derribarte, pero sé esto: Dios está preparando tu exaltación. Está preparando tu vindicación. Está abriendo un camino donde parecía no haber salida. Y cuando lo haga, tus enemigos no tendrán más opción que verlo.
La Mesa de Dios es una MESA DE ABUNDANCIA. David no solo dijo que Dios pondría una mesa, sino que su copa rebosará. Cuando Dios actúa, no lo hace a medias. Él es un Dios de abundancia. Él va más allá. El enemigo ha intentado robarte. Has intentado detener tu provisión, tu paz, tu alegría. Pero prepárate, porque cuando Dios pone una mesa, no es solo para un pequeño refrigerio; es un banquete. Es un desbordamiento. Es más que suficiente.
Piensa en Job. Lo perdió todo: su riqueza, sus hijos, su salud. El enemigo lo dejó despojado. Pero Dios lo restauró. Y no solo lo restauró, sino que le dio el doble por sus problemas (Job 42:10). Así es nuestro Dios. Si has pasado por una temporada de pérdida, te lo declaró hoy: viene la restauración. Y no solo restauración, sino la abundancia. El enemigo tendrá que sentarse y ver cómo Dios te bendice más allá de lo que creías posible.
La Mesa de Dios es una MESA DE UNCION David también dijo: «Unges mi cabeza con aceite». En tiempos bíblicos, el aceite de unción se usaba para consagrar a reyes, sacerdotes y profetas. Representaba empoderamiento, favor y comisión divina. Cuando Dios unge tu cabeza con aceite, te está marcando. Te está apartando. Está declarando al reino espiritual que le perteneces, que llevas Su autoridad, que has sido elegido para este tiempo. El enemigo ha intentado desacreditar, pero Dios te está confirmando. El enemigo ha intentado derribarte, pero Dios te está levantando. Y esta unción —este fresco aceite— te capacitará para caminar en la plenitud de tu llamado.
¿Qué haces mientras Dios prepara la mesa? Tal vez te preguntes: «Si Dios está preparando una mesa, ¿por qué sigo en la batalla?» Porque a veces, Dios permite que tus enemigos permanezcan el tiempo suficiente para ver tu victoria. Mientras esperas, esto es lo que haces:
Mantén la fe. No dejes que las amenazas del enemigo te sacudan. Dios está preparando la mesa en este mismo momento. Guarda tu corazón puro. No dejes que la amargura se infiltre. José no buscó venganza, dejó que Dios se encargará. Posiciónate en alabanza. Adora mientras esperas. La alabanza confunde al enemigo y acelera la victoria. Camina con expectativa. Tu temporada está cambiando. Tu copa está a punto de rebosar. Tus enemigos lo verán, pero no lo podrán detener, la parte más poderosa del Salmo 23:5 es que Dios no prepara la mesa en secreto, lo hace en presencia de tus enemigos. Eso significa que lo verán. Sabrán que no lograron detenerte. Tendrán que ver cómo Dios te levanta, te bendice, te unge y te restaura.
Amado, no temas la batalla. No te desanimes por la guerra. Estás a punto de entrar en un banquete divino. Estás a punto de entrar en una nueva dimensión de victoria. Sigue adelante. Sigue creyendo. Sigue alabando. Dios está preparando una mesa para ti, y cuando ponga la mesa, nada ni nadie podrá impedir que tomes tu lugar. Prepárate. Es hora de tu banquete. (Una palabrade Jennifer LeClaire)
Salmos 23:6 NVI Seguro estoy de que la bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida y en la casa del Señor habitaré para siempre.
Con amor y oraciones,