
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3.
Dios es mi Paz. En Él solo confío.
Y esta no es una declaración emocional momentánea, es una elección diaria, una decisión firme que marca el rumbo de nuestra vida espiritual.
Quienes hemos decidido enfocar nuestra mente y nuestro corazón en Dios, sabemos que el mundo ofrece mil razones para la ansiedad, pero solo Su Palabra nos ofrece una paz que no se rompe. Isaías 26:3 nos recuerda una verdad poderosa: la paz perfecta viene como resultado de una mente que persevera en Dios, una mente que se rehúsa a ser sacudida por el miedo o la confusión.
Meditar en lo que Dios dice, pensar como Él piensa, y alinear nuestros pensamientos con los principios eternos de Su Palabra es el camino seguro para vivir en verdadera paz.
Cada vez que apartamos nuestros ojos de las circunstancias y los dirigimos a Cristo, estamos afirmando que nuestra confianza no está en el hombre ni en nuestras emociones, sino en el carácter inmutable de Dios.
Una mente firme es una mente disciplinada, entrenada en la verdad, y sujeta al Espíritu.
No es que no enfrentemos tormentas, sino que sabemos Quién está con nosotros en la barca.
No es que no sintamos debilidad, sino que Su poder se perfecciona en nuestra fragilidad.
Que cada día podamos decir:
«Señor, hoy también decido pensar en Ti, confiar en Ti, caminar contigo y descansar en tu paz. Aunque todo se mueva, Tú eres mi roca firme.»
ES MI ORACIÓN
Padre eterno, guarda mi mente en Ti. Ayúdame a perseverar en Tu Palabra, y que mi confianza está siempre en lo que Tú has dicho. Hazme vivir con una mente firme, alineada con el cielo. Amén.