El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. (Proverbios 1:7). ¡Adquiere sabiduría! ¡Adquiere entendimiento! No te olvides ni te apartes de los dichos de mi boca. No la abandones, y ella te guardará; ámala, y te preservará”. (Proverbios 4:5-6).
La misión de la Universidad Nacional Evangélica en la sociedad dominicana consiste en fomentar la evangelización de nuestro pueblo a través de la educación superior y del cultivo de todas las áreas del saber humano; llegando a tener una incidencia clara y contundente en lo socioespiritual y en varios otros aspectos, proclamando en cada momento al Dios de nuestra patria, al Creador del cielo y de la tierra, al único que puede brindar la verdadera libertad. Porque esa es la misión del ejército de Cristo, llevar las buenas nuevas a la humanidad por todos los medios, y no podría ser obviado el bastión que, en ese sentido, representa la educación.
Uno de los más grandes legados que el movimiento evangélico de los siglos XV y XVI brindó al mundo, fue la alfabetización de gran parte de Europa, durante los movimientos evangelizadores que precedieron al surgimiento del protestantismo. Aquellos líderes religiosos entendieron que cada ser humano debía adquirir la preparación que le permitiera estudiar y entender por sí mismo la palabra de Dios, esto motivó la creación de escuelas en Alemania, Suiza, Inglaterra, y otras naciones europeas, pues se buscaba erradicar el analfabetismo.
A más de mil años de la crucifixión de Cristo, el desconocimiento de las escrituras mantenía a las naciones bajo prácticas ignorantes de comprar indulgencias con las cuales creían poder expiar sus pecados y los pecados de familiares muertos (almas en el purgatorio), mientras se sometían al yugo de quienes los explotaban, en el nombre de una religión que predicaba la sumisión a los hombres en vez de llevar el mensaje de salvación. El pueblo estaba acostumbrado a seguir el camino que señalaba la iglesia dirigida por el papa, con la Biblia escrita en latín antiguo que sólo unos pocos dominaban, y con la imposibilidad de escudriñar las escrituras en la forma que el Maestro Jesucristo exhortó a sus seguidores.
Preguntarse cómo es posible que la humanidad permaneciera ignorando por tanto tiempo lo que realmente significa la esencia de la enseñanza cristiana, sería similar a preguntarse cómo es que hoy en día existen cristianos que se limitan a escuchar y seguir las indicaciones que reciben de sus líderes religiosos en las prédicas dominicales, pero, no se ocupan de recibir la orientación y preparación que les permita estudiar, analizar y entender las escrituras por ellos mismos.
Sí, porque el mundo ha seguido cambiando y al mismo tiempo siguen surgiendo nuevos movimientos cristianos, nuevas denominaciones que, basadas en diferentes interpretaciones de la Biblia, proclaman a viva voz que sus respectivas doctrinas son las únicas verdaderas, las únicas que conducen a la salvación.
Es dentro de ese contexto y momento actual de la humanidad, cuando parecen olvidarse los orígenes de los movimientos reformadores iniciados por los apóstoles, discípulos del Señor Jesucristo, y continuados a través de la historia por muchos otros líderes que llegaron al extremo de arriesgar sus vidas, y a veces a perderla, con tal de mostrar al mundo la liberación que sólo puede darnos la palabra de Dios, que contemplamos atónitos que es la fe cristiana una de las escasas instituciones que parecen debilitarse y desunirse al mismo tiempo que crece en miembros y seguidores, pero, también en sectas y denominaciones que insisten en interpretar la Biblia, cada cual a su manera.
La carencia de unidad del pueblo cristiano, esa que obedece a veces al ego personal de líderes que parecerían querer ser vistos como cualquier cosa menos como humildes servidores de nuestro Señor Jesucristo y fieles propagadores de la verdad que contiene la palabra de Dios; y, que otras veces es consecuencia directa del encierro mental que ocurre cuando olvidamos que los pensamientos del Altísimo son inalcanzables para el hombre común, amerita, para su total erradicación, de la existencia de instituciones que, como la Unev, fijen sus metas en el camino de Cristo y no en sus intereses personales.
De lo contrario, cada entidad cristiana que no coloque en primer lugar las ordenanzas del Señor, es directamente responsable de haber propiciado que la familia, la moral y la educación, sucumban y lleguen a sus mínimas expresiones por causa del deterioro provocado por perversos grupos que amenazan constantemente con destruir la salud espiritual que corresponde a los privilegiados miembros del pueblo de Dios propagar por el mundo. Precisamente en ese punto adquiere mayor importancia la existencia de instituciones donde converjan unidas en el amor de Cristo todas las denominaciones cristianas y donde sea el Rey de reyes el eje principal de su accionar, y todo lo demás ocupe un segundo lugar. La Universidad Nacional Evangélica juega ese importantísimo papel en la sociedad dominicana.
El nacimiento oficial de la Universidad Nacional Evangélica ocurre en la fecha del 30 de julio del 1986, habiendo ya recorrido 33 años de ejercicio educativo ininterrumpido, contando desde sus inicios con el apoyo patrocinador de la Fundación Evangélica Universitaria (FEU). En agosto de 1984 fue presentada formalmente la propuesta de la Universidad Nacional Evangélica por ante el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), hoy Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (Mescyt), concebida para ser una universidad excelente para los sectores populares y comprometida con la formación integral de un hombre nuevo que es necesario para una sociedad nueva; El 2 de Abril de 1985, el Poder Ejecutivo de la República Dominicana le otorgó el beneficio de la incorporación a la Fundación Evangélica Universitaria.
El 30 de Julio de 1986, mediante el decreto No. 652-86, se le reconoció oficialmente a la UNEV, la facultad de expedir títulos con plena fuerza legal y universal. El 30 de Abril de 1990 se le autorizó, mediante el decreto No. 162-90, expedir títulos en grado profesional y maestría para las siguientes carreras: Psicología, Zootecnia, Ciencias Forestales, Desarrollo Rural, Contabilidad, Administración de Empresas y otras carreras que no requirieran exequátur.
Dicho decreto también le autorizaba abrir recintos en Santo Domingo y Villa Altagracia, Provincia San Cristóbal. Desde entonces, la Unev ha definido como su filosofía educativa cinco postulados en los que describe el soporte ideológico de los servicios docentes que ofrece: Educar para humanizar, educar para la democracia, educar para el desarrollo, educar para servir, y educar para la paz. Una verdadera congregación que da mucho más que lo que recibe, mientras forma al hombre y a la mujer de hoy en seres humanos poseedores de una educación formal basada en las enseñanzas cristianas. Sí, tenemos en la educación una herramienta eficaz con la cual contrarrestar los ataques del enemigo que ya no cree necesario disfrazarse de manso cordero sino que ataca descaradamente en profanas caravanas carentes de todo pudor.
La educación de nuestros jóvenes debe estar orientada y cimentada por y en las enseñanzas de Jesucristo, tal y como lo hace la Universidad Nacional Evangélica. Las congregaciones cristianas de todas las denominaciones deben apoyar irrestrictamente la labor realizada por la Unev, nunca permitir que nuestros vástagos sean formados lejos de los cimientos del evangelio y del conocimiento bíblico en sentido general. Muchos son los que quieren ignorar una verdad tan evidente, llegan a creer que no es necesario adquirir una educación formal si han de dedicarse al trabajo dentro del reino de Dios, mas, se equivocan los que así piensan.
El apóstol Pablo fue un hombre preparado y tenía el conocimiento cultural y filosófico que ameritaba la misión a la que fue enviada por el Señor, sus epístolas relatan encuentros filosóficos con movimientos y pensadores griegos y de otras nacionalidades con quienes debatió acerca de la doctrina cristiana; Juan Wiclef (1320-1384), teólogo, filósofo y profesor de la universidad de Oxford, fue uno de los primeros en traducir la Biblia desde el latín al inglés, también profesó la doctrina cristocéntrica y se opuso al dominio del papa sobre el pueblo cristiano, pues entendió, gracias al estudio de la doctrina cristiana, que sólo el Señor lo domina todo; Juan Huss (1370-1415), considerado fundador del movimiento protestante, fue profesor de teología y filosofía, llegando a ser rector de la Universidad de Praga; Juan Calvino (1509-1564), poseedor de una vasta cultura teológica, estudió derecho en la universidad de la Soborna y se preparó profundamente antes de llegar a ser considerado por muchos como el padre del protestantismo; Martín Lutero (1483-1546), además de ser fraile católico, también era profesor universitario de Biblia. Gracias a toda su preparación pudo defender su posición ante los grandes intelectuales de aquellos tiempos. Lutero fue políglota, lo que le permitió traducir la Biblia del latín al griego y luego al alemán, siendo dicha traducción el primer libro impreso que registra la historia.
Todos estos hombres fueron utilizados por Dios para establecer lo que hoy conocemos como movimiento evangélico o protestantismo, todos fueron hombres con una alta preparación, lo cual les permitió llevar educación al pueblo cristiano.
Es un deber de los creyentes impulsar la educación cristiana entre sus congéneres, es la única forma en que el hombre puede escudriñar las escrituras, acto imprescindible para entender los misterios bíblicos.
Dicha preparación no debe ser limitada. Incluso, cuando estudiamos las vidas de los mencionados predicadores del evangelio de Cristo, encontramos que, a pesar de sus grandes aportes a la humanidad y a la expansión del reino de Dios aquí en la tierra, también muestran evidentes errores personales e incongruencias con la verdadera doctrina cristiana, lo cual no es más que otra muestra de que el hombre, siendo una nueva criatura cada día, necesita renovarse en Cristo constantemente y adorar su nombre en espíritu y en verdad de manera plena y permanente. Porque el crecimiento de Cristo en nuestras vidas no se detiene y para seguirlo a él debemos renunciar a seguirnos a nosotros mismos. Necesitamos ver en instituciones como la Universidad Nacional Evangélica a la lámpara que ilumina al mundo, que es la paz y el amor de Cristo, esmerándonos en instruirnos a través de las enseñanzas del Maestro y basado en las escrituras como cimiente eterna y verdadera.
La Biblia debe volver a ser parte integral de la formación de nuestros niños y jóvenes en las escuelas, en los clubes deportivos y culturales, y en las universidades. Tenemos a la Unev como ejemplo de lo que puede hacerse con la educación superior dominicana y podemos traspasar sus experiencias a todos los niveles de la educación en nuestro país y el mundo.
Cumplamos nuestra misión de evangelización y apoyemos a la Universidad Nacional Evangélica para que continúe haciendo su trabajo al amparo de nuestro Señor y Creador, llevando las buenas nuevas a toda la sociedad dominicana, es una manera eficaz de mostrar a la humanidad que sólo Cristo es el camino, la verdad y la vida. ¡Que Dios bendiga a la Unev en su 33 aniversario y que bendiga por siempre a la República Dominicana!