“12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” Santiago 1:12
Santiago lo que está es diciéndole al rico: el problema de tus riquezas no son tus riquezas, sino que tú piensas que tu estado eterno lo tienes por las riquezas que tienes y no te das cuenta que esas riquezas no son las que te van a sostener en el momento difícil. Así que, párate firme, atrévete.
“Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 5 De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades.” 2 Corintios 12:1-5
Pablo decía: yo me voy a gloriar del hombre que recibió revelaciones, pero no de mí; yo tengo que acordarme que soy débil. Tú tienes que saber que lo que tú tienes que gloriarte es del hombre interior, de la mujer interior que ha recibido la revelación de Dios, que ha tenido una experiencia con Dios que no puede negar. En lo demás, tú tienes que decir: no me puedo gloriar, no puedo confundir el hecho de que Dios me ha dado revelaciones, experiencias y una maravillosa conexión con Él, con la debilidad que tengo.
“6 Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;” 2 Corintios 12:6-7
Pablo dice: para mantenerme los pies en el piso. Uno de los problemas más grandes por el cual la gente cae en la tentación es porque no importa el grado de éxito que tengan, sea mucho o sea poco, se les va a la cabeza. Y Pablo dice: no se me puede subir a la cabeza. Y tú tienes que estar claro en esto.
¿Tú quieres vencer la tentación? Una de las cosas más grandes para vencer la tentación en tu vida es ser humilde. Esto es algo de lo que carece la generación de hoy. Tienen apariencia de humildad, y no lo son. Pudieras pensar que Jesús venció la tentación porque el Espíritu Santo iba con él; y es cierto, pero no recibió el Espíritu Santo, sin primero someterse a Juan. Cuando Juan estaba predicando, diciéndoles a todos que estaban mal, que se arrepintieran, que vendría juicio sobre ellos, que se bautizaran, Jesús bajó. Jesús oyó ese mensaje y bajó, y sin tener que arrepentirse, le dijo a Juan: bautízame. Y Juan le dijo: ¿quién soy yo para bautizarte? Y Jesús le dijo: hazlo porque es necesario. Y si aún Jesús necesitó de un Juan que lo bautizara, es porque reconoció que alguien le había abierto el camino. Y el problema de muchos jóvenes hoy es que dicen ser humildes, pero son orgullosos porque no quieren bautizarse con Juan, lo que quieren es hacer y deshacer porque creen sabérselas todas.
El que no entiende esto y trata de ir al desierto, pensando que puede obviar el que Juan lo bautice e ir al desierto y tener victoria, eventualmente, queda descalificado para el resto de la vida. Siendo talentoso, cojeará el resto de su vida porque le falta una cosa: la humildad para saber que no se te puede subir a la cabeza lo que sabes, lo que conoces y lo que Dios te ha dicho. Jesús fue capaz de meterse en aquella agua, siendo el Hijo de Dios, siendo perfecto, sin necesidad de arrepentirse; para pararse y decir: esto no se me ha subido a la cabeza. Salió de allí y el Padre dijo: este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Y Jesús dijo: me voy a meter en el desierto porque esto no se me va a subir a la cabeza, y si logro vencer esto allí en el desierto, cuando salga, tendré el poder que necesito para seguir hacia adelante.
Que nunca se te suba a la cabeza. Todo aquel que se le sube a la cabeza, está abriendo la puerta para que, en cualquier momento dado, caiga. Mantente firme sabiendo de dónde es que viene el poder; que no son las riquezas, no es el dinero, no es tu doctorado. Tú estás donde estás hoy por la gracia del Dios Todopoderoso que hasta aquí te ha traído.