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La iglesia cristiana enfrenta tiempos de desafíos

La Iglesia Cristiana, enfrenta tiempos de desafíos nuevos e históricos que deben llevarnos como cuerpo a reforzar nuestra visión y posicionarle en el lugar especifico y adecuado que Dios desea que ocupe su Iglesia.

Dios está visitando con poder a su pueblo, y la iglesia es la que tiene que rendir cuenta porque es la que conoce y tiene la verdad de la palabra.

La iglesia, el cuerpo de Cristo esta llamada a ir a predicar el evangelio a toda criatura, Dios está hablando y nos está profetizando que hay una gran luz que está encendida y que ahora arderá como una llama ardiente, Dios nos ha bendecido y nos seguirá bendiciendo. La gran comisión que tenemos por delante, es ir a evangelizar por completo la Nación y llevar en su infinita plenitud de la palabra de Dios y con el Espíritu Santo a todo el País.

Iglesia, tu destino de gloria ha sido escrito con sangre, la sangre preciosa y bendita de Cristo, que fue la que venció tu vida, en miles de vidas se inmolaron para verte crecer y reinar, no olvidemos cual es nuestra posición adquirida sentada en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Efesios 2-6.

Dios esta alineando esta Nación Santa con su justicia, el está levantando hombres y mujeres de Dios, para que escriban sobre lo que él quiere de su divina voluntad, que escriban de la revelación del cielo y le demos honra y gloria solo a Él, y recibiremos galardón del cielo, él está impartiendo dones para que escribamos lo que El quiere sembrar en los corazones de los hombres para impartir la verdad en un cambio de actitud que valla desde la insensatez a la prudencia.

Mateo 25 1:13, «Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

“Y a la medianoche se oyó un clamor: !Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

“Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con Él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

La Biblia nos muestra que el Reino de los cielos es semejante a diez vírgenes que esperaron la llegada del novio que ha de venir. Cinco de ellas insensatas y cinco de ellas prudentes.

Las cinco vírgenes prudentes guardaron aceite de reserva en sus vasijas preparándose ante una inesperada tardanza del novio, mientras que las insensatas solamente tenían el aceite que contenía sus lámparas, ante la tardanza del novio todas se durmieron, despertándose el día de la llegada de quien había estado esperando, las insensatas al no estar preparadas con sus lámparas apagadas en el último llamado, tuvieron que ir a comprar más aceite, por lo que cuando regresaron el novio había cerrado las puertas y no le permitió entrar a la boda, diciéndole que no las conocía.

En la palabra de Dios, encontramos toda la sabiduría divina que nos permite estar preparados para la llegada de Cristo. La parábola de las vírgenes está dirigida a todos los creyentes, a que aguardemos por la venida de nuestro Señor Jesucristo, para que tengamos presente que una vez el haya vuelto no tendremos tiempo de ir a cumplir con las ordenanzas que El nos ha dejado.

Levantémonos, comencemos de nuevo, llenemos nuestras lámparas del aceite de la unción fresca, comencemos a amar, y que se perciba el perfume del Señor, para cuando su venida venga tengamos presente las ordenanzas que Él nos ha dejado.

Estamos llamados a predicar a través de los medios de comunicación en bien de la familia, Iglesia y Nación, con una visión sensata, como plan renovador de Dios para su pueblo. El Reino de Dios ha llegado, la venida de nuestro señor Jesucristo está cerca y todos los creyentes, cuan vírgenes prudentes debemos estar preparados.

Los bendigo en el Nombre de Jesús.

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