En el tema de la homosexualidad, la sociedad ha respondido de múltiples formas. Por un lado hay un grupo de personas que han decidido ignorar el tema, otros han tomado una posición homofóbica de rechazo y odio hacia la persona homosexual y otros han apoyado las iniciativas de la comunidad homosexual. Aquellos que han tratado de ignorarla están asumiendo una posición de negación del problema, y eso nunca es una reacción madura, como tampoco lo es la homofobia. Sin embargo, abrazar y estimular la homosexualidad no es una posición consistente con lo que Dios ha revelado.
Hay varias razones por la que el tema de la homosexualidad ha alcanzado las dimensiones de hoy día. Por un lado, la ciencia médica ha comenzado a ver algunos daños negativos de ese estilo de vida; desde la epidemia del VIH hasta la mayor frecuencia de infecciones venéreas en la población homosexual, que tiene de por sí una expectativa de vida mucho menor (8-20 años menos) que la de la población general (International Journal of Epidemiology; 26, 1997:657). Creo que esto, junto con la amplia diseminación de las prácticas homosexuales en los 5 continentes, y la amplia aceptación de estas prácticas a nivel de libros, revistas, películas, ha generado todo este debate y la amplia aceptación de algo que 50 años atrás hubiese sido inconcebible.
Hoy día, según nos reporta la revista TIME en su edición del 10 de octubre del 2005, los niños que son conscientes de sus atracciones homosexuales no necesitan sufrir la combinación de la soledad y el rechazo que caracterizó la infancia de tantos adultos homosexuales. Esto así porque los niños homosexuales pueden ver adolescentes, en ficción y en vida real, ya sea en los programas de televisión como Desperate Housewives y Degrassi, como en el programa de citas Next. También en los medios literarios, las casas editoras como Arthur A. Levin (editorial de Harry Potter), y la división de niños de Simon and Schuster han publicado en los últimos años más de una docena de novelas de adolescentes homosexuales. Ni hablar de las páginas de Internet, donde los adolescentes con tendencias homosexuales tienen la oportunidad no solo de conectarse y conocer otros gays, sino que se les enseña cómo practicar ciertas actividades sexuales productoras de placer.
Esto es preocupante porque durante la adolescencia la persona está todavía definiendo lo que él es, lo que cree, y lo que va a perseguir en su vida. Y cuando tienes un bombardeo tan masivo como el que existe hoy día, puedes confundir fácilmente a ese adolescente, que se llega a creer que realmente nació homosexual.
¿Cómo surge la homosexualidad?
Es de conocimiento general que hay enormes diferencias entre el hombre y la mujer; diferencias que son por diseño y relacionadas a sus genes mismos. Cada individuo está equipado de forma diferente; para ver la vida y reaccionar ante la vida; y para dar amor y recibir amor de forma diferente. El niño desde su infancia necesita una visión balanceada del mundo y de las relaciones interpersonales para crecer con un correcto concepto de sí mismo y un sentido de aprobación sano. Sabemos por observación cuidadosa que el niño obtiene ese sentido de aprobación de la figura masculina, y cuando eso no se da, algunos niños se vuelcan hacia la figura femenina y terminan desviándose en los patrones de homosexualidad. Por su parte, algunas niñas pasan a ser muy promiscuas, buscando en los hombres la aprobación que nunca tuvieron de sus padres. En otros casos, la niña que fue mal tratada por un padre masculino, con frecuencia concluye que los hombres no son dignos de confianza y puede en un futuro comenzar a buscar en su mismo sexo la compañía, el cariño y la intimidad deseada; resultando en la práctica del lesbianismo.
Por otro lado algunos se preguntan qué pasaría si se descubriera alguna predisposición genética para la homosexualidad. Creo que la siguiente comparación nos puede ayudar: Hoy en día se habla de que la diabetes tipo II, al igual que la obesidad, tiene un componente genético. Sin embargo, cuando alguien hereda la propensión a ser diabético no le damos rienda suelta para que haga lo que quiera, ni le decimos que viva su vida a plenitud y que coma lo que quiera y disfrute. ¡No! Lo primero que hacemos es que reconocemos la anormalidad de la diabetes, por las consecuencias que acarrea en comparación con los no diabéticos. Luego le daríamos dietas y recomendaríamos mantener su peso ideal, para tratar de prevenir aquello que es anormal. De la misma forma, si mañana se descubriera un gen para la homosexualidad (lo cual no ha ocurrido), lo primero que debemos hacer es reconocer que la homosexualidad es anormal, ¿Cómo lo sabemos? Comparando a las personas homosexuales con los demás, que forman la mayoría. Al hacer esto nos damos cuenta que los hombres genéticamente están definidos por un par de cromosomas denominados XY y la mujer por otro par denominado XX. De igual manera podemos decir que el hombre no tiene un órgano receptor para tener relaciones con otro hombre, y que las mujeres no tienen un órgano de penetración para estar con otra mujer. Esta simple observación, en una mente sin prejuicios, nos comienza a hablar de la homosexualidad como algo completamente anormal. El órgano que usa el hombre como receptor es un órgano diseñado para evacuar desperdicios, altamente contaminado con heces. Las fibras musculares del órgano de evacuación están diseñadas para funcionar moviéndose hacia fuera y no hacia dentro, lo cual explica los desgarros, infecciones y hemorragias anales frecuentemente vista en los pacientes homosexuales
Si en algún momento se descubriera una predisposición genética a la homosexualidad, debiéramos aplicar los mismos consejos que aplicamos a los pacientes con predisposición a la diabetes. Esto es, otorgar toda la educación necesaria para que tal homosexualidad no se desarrolle de la forma que aconsejamos al paciente pre-diabético para que su diabetes no se desarrolle. Sin embargo dado lo que dice la palabra, creemos que la homosexualidad es un problema con una raíz espiritual. Veamos lo que nos dice Romanos 1:22-28 :
“22Profesando ser sabios, se volvieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 24Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; 25porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. 26Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza; 27y de la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío. 28Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen”.
Esta explicación nos habla con más fuerza aún de la necesidad de orar por ese grupo de personas, porque para ellos también, solo el evangelio los puede sacar de su condición.