Rubén aparentemente era un chico muy tranquilo y entregado al servicio a Dios, se le podía ver cada día de servicio en su Iglesia haciendo algo, era de los jóvenes más activos que habían en esa congregación.
Toda la gente admiraba mucho a Rubén ya que a pesar de no ser un adulto (pues tenia 20 años), su madurez espiritual no era la de un joven, por eso era respetado y querido por todos, era un ejemplo a seguir para muchos de los jóvenes que también asistían a esa misma Iglesia.
Sin embargo había algo que a Rubén lo atormentaba y lo desanimaba, a pesar que delante de la gente era un buen chico y delante de sus autoridades espirituales era un ejemplo a seguir, en la intimidad Rubén tenia un hábito del que no se sentía nada orgulloso.
Cuando Rubén estaba solo en su cuarto por lo general era tentado a encender su computadora y ver pornografía. Había un deseo desordenado en su vida que no podía controlar y aunque no quisiera, siempre terminaba viendo esas imágenes y esos videos pornográficos que tanto dolor causaban a su corazón después de minutos u horas de alimentarse de toda esa basura.
A pesar que Rubén era respetado por todos y querido, él se sentía muy mal consigo mismo, a veces llegaba a pensar que Dios estaba enojado con él, que Dios estaba decepcionado de su accionar. Y es que la misma vergüenza y culpa que Rubén sentía por estar viendo esas imágenes y videos hacían que Rubén se sintiera hipócrita, sucio, sinvergüenza y un mal hijo de Dios.
Muchas veces Rubén intento dejar este mal hábito, hubieron días y semanas que Rubén paso sin ver una imagen o un video que tuviera que ver con pornografía, pero tarde o temprano siempre caía en el mismo hábito. Rubén paso muchas noches tristes en su cuarto pidiendo perdón a Dios y con lagrimas en los ojos sintiéndose muy mal por lo que estaba pasando. Rubén estaba cansado de todo esto, él sabia que no era correcto, pero por más que lo intentara no podía salir de esa atadura.
Un día cansado Rubén de fallar tanto y de prometer a Dios no volverlo a hacer y seguirlo haciendo, escucho un mensaje muy alentador que hablaba sobre el capacidad que Dios le había otorgado a cada persona para no dejarse vencer por el mal, escucho el siguiente versículo: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” Romanos 12:21 y luego el siguiente: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7 y a pesar que los había leído muchas veces esta vez esos versículos hicieron un impacto enorme en su corazón.
Ese día Rubén lloro como un niño delante de la presencia del Señor y con una seguridad total le prometió a Dios no volver a ver pornografía, ese día propuso en su corazón ser fiel a Dios en todo, a tener una DETERMINACIÓN TOTAL para vencer ese mal hábito.
Y es que hay una verdad innegable, Dios siempre estará allí para ayudarte a salir de cualquier habito vergonzoso, pero depende de cada uno de nosotros permitir que Dios pueda hacerlo, lo único que se necesita luego de la ayuda de Dios es la DETERMINACIÓN para salir de cualquier hábito oculto.
Después de ese día Rubén fue tentado muchas veces a volver a ver pornografía, pero había una promesa que con toda sinceridad había hecho a Dios y lucho cada día por cumplirla, a veces parecía que caería, pero rápidamente Rubén recordaba la promesa que a Dios le había hecho y entonces huía de ese lugar o de ese momento, tomaba su Biblia y leía versículos que le podrían ayudar, en otras ocasiones cuando era fuertemente tentado salía corriendo a su cama, se arrodillaba y oraba a Dios pidiéndole fortaleza, Rubén ahora estaba venciendo el mal con el bien, cada vez que se sentía tentado iba y buscaba contrarrestarlo con algo de Dios.
Hubo en Rubén una DETERMINACIÓN tal que ahora siete años después nunca volvió a ver pornografía y cuando por error miraba una imagen rápidamente cambiaba canal o cerraba esa página en internet. Ahora él esta felizmente casado, con un hijo hermoso de pocos meses de nacido, su esposa lo ama de una forma muy especial, le sirven juntos a Dios y ahora Rubén ayuda a otros jóvenes que al igual que él en su pasado, ahora enfrentan esos problemas con la pornografía.
Quizá al igual que Rubén tú o alguien que conoces esta atado a la pornografía, quizá te sientes muy mal al saber que estas viendo imágenes o videos que no tendrías que ver, quizá te sientes en ocasiones indigno de Dios porque te sientes sucio, hipócrita y falso, sin embargo Dios quiere restaurar tu vida, Él quiere ayudarte a vencer ese mal hábito que no ha estado allí toda tu vida, que fue algo que obtuviste con el tiempo y por los medios que tienes a la mano, pero así como lo obtuviste así también puedes vencerlo.
Dios quiere que sepas que no eres un caso perdido y aunque pienses que no podrás vencer esa área, la verdad es que ¡Si Puedes!, con Dios de tu lado y la determinación que tengas por cambiar puedes lograrlo.
Hoy te invito a hacer un pacto de pureza con Dios, a que le prometas a Dios con toda sinceridad y con todas tus fuerzas que le serás fiel a partir de este día. Dios ha prometido estar contigo en tu lucha: “Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás” Isaías 43:2 (Traducción en lenguaje actual).
Lo único que necesitas es poner tu vida en las manos del Señor: “Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.” Salmos 37:5 (Dios Habla Hoy).
Y luego de poner tu vida en sus manos, lo único que tendrás que poner de tu parte es la DETERMINACIÓN para salir de este mal episodio de tu vida, pues la Biblia dice: “Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones”. Filipenses 4:13 (Traducción en lenguaje actual).
Dios te ha otorgado la capacidad de vencer en esa área de tu vida, pero solo necesita que tú quieras vencerla, teniendo el valor de huir de esos momentos en los que eres tentado a hacer el mal y vayas y busques hacer el bien.
Rubén pudo, fue muy difícil, sin embargo desde que hizo esa promesa sincera a Dios, siempre el Señor le dio la fuerza que el necesito para no dejarse vencer y cuando sentía que iba a caer, sacaba fuerza y voluntad de donde parecía que no tenia y rápidamente huía de ese lugar y buscaba de Dios.
¿Quieres ser como Rubén?, entonces reconoce que tienes un problema, ríndete a Dios, reedifica tu relación personal con el Señor y sobre todo ten la DETERMINACIÓN TOTAL para que cuando vuelvas a ser tentado digas NO y huyas de ese lugar en busca de Dios.
¡Tú puedes!, porque Cristo vive en ti y con ÉL TODO LO PUEDES.
“Dios está obrando entre ustedes. Él despierta en ustedes el deseo de hacer lo que a él le agrada y les da el poder para hacerlo.”
Filipenses 2:13 (Palabra de Dios para Todos)