Jueces 2:1-4, 10 La salida de Israel de Egipto y su entrada a la tierra prometida es una extraordinaria ilustración del recorrido que hace el creyente en su peregrinar terrenal. Hay tres generaciones desde que Moisés salió de Egipto hasta la muerte de Josué. Un análisis de cada una de ellas nos da este resultado:
La generación que salió con Moisés fue media creyente, todos murieron en el desierto. La que entró con Josué a Canaán fue creyente. Pero la que nació después que Josué murió desconoció a Dios.
Así que estas tres generaciones representan los ciclos que ha tenido la historia en el plano de la salvación de la humanidad. Por un lado, tenemos a creyentes incrédulos, los que se quedan en el desierto. Creyentes genuinos, los que conquistan la tierra prometida. Y los que cambian a Dios por otros dioses.
La pregunta que surge al leer este pasaje es ¿por qué aquella tercera generación no conoció a Dios? ¿Dónde estuvo la falla para que ellos cayeran en el grave pecado de la apostasía? ¿Qué pasó con los padres que se olvidaron de lo que Dios había establecido para asegurar la continuidad de su conocimiento según Deuteronomio 6:4-7, 12?
Amados hermanos cuando una generación se le deja sola sin tomar en cuenta esta recomendación bíblica, la exponemos a vivir exactamente como la que encontramos en Jueces 2:10. No hay cosa que duela más que la generación que venga después de nosotros desconozca el Dios que nosotros conocimos. Hay una gran urgencia de llevar a esta generación de regreso a Dios.
La competencia que tienen nuestros hijos en sus escuelas, las modas, la tecnología y el mundo del internet, pudiera estar creando en ellos una enorme confusión de sus valores, hasta echar por tierra lo que se les ha enseñado por la seducción de todo lo moderno, lo nuevo.
Hermanos no permitamos que después que nosotros ya no estemos se levante una generación que no conozca a Dios. Este es el momento de salvarla. Cuál es esa generación.
ES LA QUE DESCONOCE LA OBRA QUE DIOS HIZO EN EL PASADO
Dios nunca quebranta su pacto (vers. 1).
El Ángel de Jehová vino a Israel para exhortarles sobre lo que serían las consecuencias de romper el pacto con Dios y unirse a aquellos pueblos paganos sin conquistar. Le oyeron con atención y hasta lloraron con profundidad (vers. 4). Las advertencias eran muy solemnes.
Esa generación recibió un gran mensaje que los conminaba a la fidelidad. Sin embargo, esto no aseguraba que las próximas generaciones seguirían escuchando al Ángel de Jehová. Y es que la fidelidad de una generación no garantiza la siguiente. En este sentido afirmamos que la salvación no es un asunto que se da por transferencia.
La consagración y fidelidad de los padres no asegura la salvación de los hijos; cada uno tiene que asumir su responsabilidad. ¿Por qué tenemos hijos inconversos habiéndose formado en hogares cristianos? Por allí anda un video de unos valientes hombres evangelizando en lugares de prostitución.
Para sorpresa de los “clientes” una de las mujeres que se prestaba a ofrecer sus servicios sexuales venía de un hogar cristiano. Hay hijos rebeldes que no les importa las obras que Dios hizo en el pasado. La ignorancia bíblica es un caldo de cultivo para la incredulidad y la rebelión. El desconocimiento de lo que Dios hizo en el pasado aleja a los hijos de sus creencias.
Haciendo pacto con los demás (ver. 2).
La advertencia divina era contundente. La única manera cómo Dios cambiaría su promesa y con ello su pacto era si su gente cambiara su obediencia a él. La tierra donde se asentó aquella generación le presentó todas sus bondades y sus atractivos a los nuevos “invasores”. Por cuanto no tenían bases sólidas, su formación espiritual estuvo sujeta a las costumbres de un paganismo perverso.
El mundo de ese momento encontró a una generación vacía del Dios de sus antepasados y pronto les conquistó con sus atractivos. Bien se sabe que cuando un corazón está vacío de Dios otras cosas comenzarán a llenarlo. Si no se llena el corazón con la la comunión con Dios se llenará de la suciedad del mundo.
¿Por qué ese afán de imitar todas las modas del mundo, incluyendo aquellas que tienen la finalidad de vestir parte del cuerpo, exponiendo el resto a la vista de todo? ¿Por qué los placeres de la carne parecieran ser mejores que los placeres del Espíritu?
¿Por qué tantos creyentes están participando de lo mismo que los demás? ¿Por qué pareciera más fácil seguir la corriente de este mundo que la guía del Señor? ¿Qué ha pasado con Romanos 12:1-2? Una generación se aleja de Dios cuando se acopla al mundo.
ES LA QUE SUSTITUYE LA ADORACIÓN POR LA SEDUCCIÓN
Los dioses Canaán no eran santos (vers. 12).
¿Por qué Israel abandono tan pronto a Dios? El comentario Mundo Hispano, Tomo 4 de Jueces, presenta tres razones:
“(1) Los cananeos estaban más avanzados que Israel en las artes y en la tecnología. Hay una tendencia a suponer que los más sofisticados son sabios acerca de todo aspecto de la vida, incluyendo la religión. (2) Israel conocía a Jehová como Dios guerrero, pero Baal tenía fama como dios de la agricultura. En el desierto y en la conquista, Israel no había visto el poder de Jehová en el cultivo. (3) Las prácticas sexuales del culto cananeo eran llamativas. Los cananeos creían que al juntarse con las prostitutas sagradas hacían que Baal se juntara con Astarte. Cuando Baal fertilizaba a Astarte, también fertilizaba a la tierra, enviando lluvia sobre ella”.
Así que pronto cambiaron a su Dios santo por ídolos abominables de su nueva tierra (vers. 13). ¿Y no son acaso estos mismos ídolos los que nuestra generación adora y con ello se alejan del verdadero culto al Creador? ¿No es acaso la sensualidad en sus diferentes expresiones uno de los cultos modernos?
Los modernos “baales”, patrocinados por el internet, la música sensual y las modas provocativas, contribuyen a abandonar al Dios porque lo ven más severo que estos modernos ídolos, complacientes en todo.