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La fuente de toda fortaleza

Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 1 Reyes 19:1

Dios usó a Elías en el monte Carmelo para hacer descender fuego desde el cielo sobre los profetas de Baal, sin embargo el profeta se desplomó bajo las amenazas de Jezabel. Convertido en fugitivo huye de la reina y deseando morirse. En el momento en que desvió su atención de Dios sobre el enemigo, se vio desorientado. Entonces el Señor le volvió a hablar, llevándolo a un lugar apartado para que descansara y apartado con Él. Cuando la nación volvió a ver a Elías, éste ya se había fortalecido espiritualmente.

¿Hemos desviado la atención de Dios sobre aquellas cosas que debemos hacer? De ser así, necesitamos tiempo a solas con Dios. Hay dos peligros que siguen a todo triunfo: pasar demasiado tiempo escuchando los elogios del mundo; y dar por hecho que tienes todo lo necesario para triunfar en tus propias fuerzas. Si haces una de esas dos cosas, entonces te desconectas de Dios que es la fuente de toda fortaleza.

El salmista exclamó: El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿a quien temeré? Sabía que su única fuente de fuerzas estaban en el Señor. Eliseo fue enviado por Dios para que asistiera a Elías; Él también puede enviar a la persona adecuada para ayudarte a ti. Él sabe lo que necesitas para volver a levantarte y seguir adelante. Sólo así puedes ser audaz y valeroso si tu fe está cimentada y fortalecida en Dios… Bendiciones en este día en el amor de Cristo, Amén.

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