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La Fiesta Es para Ti

Jehová es mi pastor; nada me faltará. 

2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.

3 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 

5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 

6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”  Salmos 23:1-6

Aunque este es un salmo que se utiliza mucho en los funerales, no es un salmo para los muertos, sino para los vivos.  No hay nada malo con hablar del valle de sombra de muerte en el funeral, pero no debemos pensar en el difunto, sino en los que estamos vivos y caminando en el valle de sombra de muerte.  Pero, por lo general, se lee en los funerales para tocar el tema de la muerte como tema central, pero el tema central de este salmo no es la muerte.

El salmo 22 y el 24 tienen mucho que ver con la escencia del salmo 23.  ¿De qué se trata ese salmo?  Este salmo es escrito por David.  Los salmos 22, 23 y 24 son salmos mesiánicos en el aspecto que proyectan lo que sería la vida del Mesías, la vida de Jesús.  El salmo 22 es un salmo que el mismo Jesús cita en el momento de la cruz; representa la vida de Jesús como humano, y el proceso de la cruz.  El salmo 23 se conoce como el salmo de la Pascua porque lo que representa es la promesa de estar en la presencia de Dios para toda la vida, para entonces entrar en el salmo 24.  El título del salmo 24 es “El rey de gloria”; este salmo corona a Jesús como rey.  Así que vemos entre estos tres salmos el proceso del sacrificio, la promesa de la presencia de Dios en medio de ese momento tan crucial en la vida de Jesús, para luego ser coronado como rey.  Son salmos que, en conjunto, enseñaban proféticamente lo que sería la vida de nuestro Señor Jesucristo, y el sacrificio que Él haría por nosotros en la cruz del Calvario.  Qué maravilloso que podamos hoy pensar que el Hijo de Dios estuvo dispuesto a pasar por la cruz, por el valle de sombra de muerte, para ser coronado como el Rey de reyes y Señor de señores, lo cual nos abre la puerta para saber que un día reinaremos con él, no tan solo aquí en la tierra, sino también en el cielo, y que de la misma manera tú puedes caminar y atravesar los momentos difíciles y tener la victoria que él nos ha prometido.

En estos tres salmos está el proceso de todo ser humano.  Jamás y nunca lo que nosotros vivimos se compara con lo que él vivió, pero en su ejemplo tú puedes tener esperanza.  Y hoy es un buen día para dar gracias a Dios que su Hijo caminó por el valle de sombra de muerte para finalmente ser coronado rey, no tan solo sobre nuestra vida, sino sobre toda la creación, y por causa de lo que él hizo y vivió, tú hoy puedes disfrutar de la salvación eterna.

El contexto en el que se escribe el salmo 23 es cuando David está huyendo de su hijo, Absalón, que un momento dado se rebeló en su contra, queriendo matarlo.  David tuvo que salir huyendo.  David fue un hombre que tuvo que huir de medio mundo; tuvo que huir de sus padres, de su mujer, de su suegro, de los enemigos, de sus amigos.  Y un día, por causa de problemas familiares, tiene que salir huyendo de su hijo Absalón, y se encuentra en unas cuevas muy oscuras, y estando allí, comienza a escribir este salmo, confortando su alma, meditando en el Señor.  Como él era pastor de ovejas, comienza a reflexionar en lo que él hacía con sus ovejas; y decía: lo que yo hacía con mis ovejas, Dios lo hace conmigo; Jehová es mi pastor y nada me va a faltar, en lugares de delicados pastos me hará descansar, Él me va a obligar a descansar.  Él comienza a meditar en ese momento tan difícil acerca de cómo él trataba a sus ovejas, y cómo él esperaba que Dios lo tratara a él.  Él estaba diciendo que Jehová era su pastor; por eso dice: tu vara y tu cayado me infundirán aliento.  Un buen escritor utiliza sus experiencias para proyectar lo que quiere decir, el sentimiento que quiere llevar.  Eso es lo interesante de una buena canción; que cuando la oyes, te puedes identificar con la historia, y si no te pasó, al menos te pones en los zapatos de aquel que lo escribió o hacia quien se escribió.  David escribió acerca de Dios como su pastor, hasta el verso cuatro.  Luego, pareciera que David pensara: me falta algo más y no sé qué escribir.  Y se transportó a uno de los días más gloriosos para él: el día donde fueron a ungir al próximo rey de Israel.  La Biblia nos dice que llegaron a casa de Isaí, y el profeta manda a buscar a los hijos, y pasan al primero, y ese no es; pasan al segundo, y ese tampoco es; y así sucesivamente.  Había un banquete enorme y todos se querían sentar a la mesa, pero el profeta dijo: nadie se sienta a la mesa, hasta que David llegue; nadie come, hasta que David llegue.

La fila empieza detrás de ti.  Muchas veces, te sientes olvidado por Dios y por la gente.  Y la verdad es que la gente tiene memoria corta, se olvidan de nosotros; pero Dios nunca se olvida de ti, y el espacio que Él tiene reservado nadie lo puede ocupar porque el espacio que Él tiene para ti, es única y exclusivamente para ti, y Dios nunca se va a olvidar de ti.

Cuando José les interpreta el sueño al copero y al panadero, le dice al copero: acuérdate de mí.  Y el copero salió y se tardó dos años en acordarse de José.  Dos años después, cuando el faraón tuvo un problema, entonces, el copero se acordó de José.  Tomó dos años después que José lo ayudó.  Cuando uno ha hecho algo por alguien, cuando has ayudado a alguien, y luego se olvidan, o simplemente no te quieren por la razón que sea y se olvidan de ti, te dueles.  Imagínate a David en el campo, cuidando de las ovejas, viendo el humo de la chimenea, viendo a los sirvientes entrar la comida.  David sabía que estaban haciendo una fiesta.  Lo que él no sabía es que la fiesta era para él.  De la misma manera, en tu vida, se está preparando una fiesta y, aunque tú no hayas sido invitado, la fiesta es para ti, y pronto, cuando llegues, te darás cuenta del lugar reservado que Dios tiene para tu vida.

Cuando llegó David y lo ungieron, se sentaron a la mesa.  Y en la cueva, cuando él estaba huyendo, se acordó de ese momento, y dijo: aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando; ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

La venganza más grande de Dios contra tus enemigos no es eliminarlos, no es quitarlos, sacarlos de tu vida.  La venganza más grande de Dios en contra de tus enemigos es prepararte una mesa delante de ellos para que ellos puedan ver que lo que Dios te prometió se va a cumplir, se va a completar, y que Dios no se ha olvidado de ti.

En los momentos de mayor oscuridad, es cuando más seguros tenemos que estar que Dios nunca se olvida de nosotros.  A veces, en esos momentos de dolor y de angustia, cuando caminamos por estos valles y lugares tan difíciles, vemos lo que otros logran, lo que otros hacen, lo que otros alcanzan, y vemos lo que podemos pensar que es una gran bendición para los demás, y hasta cuestionamos a Dios, pero tú tienes que darte cuenta que Dios nunca se ha olvidado de ti.  Y qué mejor momento para tú pensar en eso, que cuando estás huyendo, corriendo, tratando de salvar tu vida.  Hoy es un buen día para que tú sepas que el Dios al que tú le sirves, no se ha olvidado de ti.

Fuente:
Pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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