Voz del Tabernáculo

La fe y la rectitud de una mujer que camina con Dios se convierten en un faro que ilumina vidas y trasciende generaciones

Existen mujeres cuya fuerza no depende de títulos, aplausos ni reconocimientos humanos. Su verdadera luz nace de la certeza profunda de su fe y de su compromiso de vivir conforme a la voluntad de Dios. Cada paso que dan, cada decisión que toman, refleja un corazón alineado con Su propósito divino.

Estas mujeres no se desaniman ante críticas, incomprensiones o envidias; al contrario, su convicción se fortalece con cada obstáculo, recordándoles que la aprobación más importante es la de Dios. Son faros que iluminan los caminos oscuros de quienes las rodean, llevando esperanza, guía y testimonio vivo de que la rectitud tiene poder transformador.

Su influencia no se limita al presente: trasciende generaciones y deja una huella que inspira a otros a mantenerse firmes en la fe. No buscan ser vistas ni conocidas; caminan con humildad, pero con firmeza, sabiendo que su vida es un testimonio silencioso que puede cambiar corazones y encender nuevas luces en medio del mundo.

Cada mujer que decide caminar recta delante de Dios se convierte en un faro de esperanza. Su luz no puede ser apagada por sombras humanas, porque Dios mismo la sostiene y la hace brillar para que otros puedan encontrar el camino.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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