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La fe puede transformar vidas, restaurar familias y romper ciclos de dolor. Ex jugador Grandes Ligas predicar y orar por enfermos en Hospital

El exjugador de béisbol Darryl Strawberry y su esposa, Tracy, participaron en una acción evangelística en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, conocida como “Prisión de Angola”, junto al ministerio God Behind Bars.

Allí, compartieron la Palabra de Dios y oraron por los enfermos en la unidad de cuidados paliativos, un programa que atiende a presos con enfermedades terminales.

El hospital comunitario de Nueva Orleans ofrece consultas, apoyo y entrenamientos sin costo extra para la prisión, y parte del cuidado lo realizan voluntarios entre los propios internos. En sus redes, God Behind Bars compartió: “Jesús vino al hospital prisión de Angola. Nunca es tarde para Cristo”.

Durante la visita, los cristianos oraron, cantaron y hablaron de Jesús con hombres en sus lechos. Algunos reclusos aceptaron a Cristo por primera vez.

“Fue un momento santo y humilde que nunca olvidaremos”, relató el ministerio, recordando las palabras de Jesús al ladrón en la cruz: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Darryl y Tracy agradecieron la oportunidad de llevar esperanza a quienes enfrentan el final de sus vidas. “Somos bendecidos por hacer parte de esta misión. Su dedicación en servir a quienes más lo necesitan es verdaderamente inspiradora”, expresaron.

Además de las oraciones en la enfermería, el grupo organizó un culto en el auditorio de la prisión. “El avivamiento está sucediendo en Angola. Ministramos el Evangelio y 50 presos aceptaron a Jesús. Un preso fue bautizado”, testificó God Behind Bars.

Estas acciones reflejan la importancia de llevar el Evangelio a los marginados y olvidados. Jesús mismo mostró compasión por los encarcelados y enfermos, recordándonos que nadie está fuera del alcance de su amor y gracia.

La labor de God Behind Bars, que ya ha alcanzado a más de un millón de presos desde 2009, demuestra que la fe puede transformar vidas, restaurar familias y romper ciclos de dolor. Como cristianos, estamos llamados a ser luz en los lugares más oscuros, confiando en el poder redentor de Cristo.

El testimonio de Darryl y Tracy Strawberry inspira a la Iglesia a no olvidar a quienes sufren en prisión, mostrando que la esperanza en Jesús puede florecer incluso en los lugares más inesperados.

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