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La fe en la provisión de Dios

Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto una y otra vez se quejó por el camino, los milagros de Dios en el desierto estuvieron enmarcados por la murmuración o queja del pueblo de Dios.

Tal vez el Señor Jesús no hará siempre lo que queremos, pero algo si es seguro siempre hará lo mejor. Entonces depositemos nuestro corazón en sus manos, permitamos que él nos guie y que haga Su voluntad. Nada te faltará él es tu pastor, Dios es nuestro proveedor y nunca desampara a sus hijos…

Dios en esencia es bueno, y ante esa bondad un corazón agradecido le sigue. Juan 6:1-2 “Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos”.

Debemos recordar que Galilea fue un territorio rechazado y olvidado por los habitantes de Judá. El texto nos dice que grandes multitudes seguían al Señor y él los atendía, ministrando sanidad, libertad, perdón, etc.

Es muy importante tener en cuenta que aunque las autoridades religiosas de Jerusalén tenían olvidada ésta región, para Jesús si era muy importante, de hecho fue allí que escogió sus primeros discípulos.

Debemos tener presente siempre que el Señor Jesús tiene cuidado de nosotros. Juan 6:3-5

“Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?”.

El Señor Jesús le preguntó a Felipe donde conseguir alimento para toda la gente. El Señor sabía que la gente tenía hambre, y él se preocupa en su papel de proveedor. Dios sabe las diferentes circunstancias de nuestra vida, y siempre está presto para ayudarnos.

A Dios nada la toma por sorpresa. Juan 6:6 “Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer”.

Es para nosotros muy importante destacar la frase: “porque él sabía lo que había de hacer”, Jesús le preguntó a Felipe por el alimento para toda la multitud, era esto una prueba para Felipe, pero para el Señor Jesús ésta era una circunstancia ideal para manifestar su poder y amor por ellos.

Era aquel un momento de gran revelación, pues Jesús se manifiesta como el enviado del cielo y Felipe el discípulo aprende a confiar más en el Señor Jesús.

De manera que debemos dar gracias al Señor también por las pruebas, por sus bendiciones y por los momentos difíciles, ya que en realidad estos son tiempos donde él manifiesta Su gloria y esto nos lleva a conocerle más.

“Él sabía lo que había de hacer”, entonces ninguna crisis, problema o prueba en nuestra vida toma por sorpresa al Señor Jesucristo, por el contrario antes de que la crisis toque tu puerta, la provisión en Cristo ya está lista y dispuesta.

El Señor Jesús es nuestro proveedor.
Por ser Dios proveedor por excelencia podemos confiar en él. Juan 6:7-9 “Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; más ¿qué es esto para tantos?”.

Cuando el Señor Jesús le preguntó a Felipe éste respondió: “doscientos denarios de pan no bastarían”, eran aproximadamente cinco mil hombres y el contexto del pasaje nos enseña que todos comieron panes y peces, y sólo tenían cinco panes y dos peces.

Esto nos recuerda que cuando ponemos los ingresos en las manos del Señor, él multiplica en gran manera y nos sorprende con Su obra. No es fácil a veces desprenderse, creo que a éste muchacho le costó soltar esos pocos peces y panes (versículo nueve), pero lo hizo y todos fueron testigos de un gran milagro. Dios es nuestro proveedor por excelencia.

Debemos destacar también que el Señor Jesús le preguntó a Felipe y éste contestó (básicamente con un “no se puede”), pero fue Andrés el que trajo al muchacho que tenía cinco panes y dos pececillos. Felipe representa a aquellos que se excusan, y Andrés es figura de los que con diligencia ponen lo poco en las manos del Señor.

La incredulidad debe derribarse con la obediencia a la palabra de Dios. Juan 6:10 “Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones”.

Podemos observar que los discípulos obedecieron las palabras del Señor Jesús. Ellos no murmuraron, ni se quejaron, ni expresaron enojo, ni cuestionaron la orden del Maestro, el texto nos dice que obedecieron.

Dios nos manda a buscarle, a servirle, y cuando lo hacemos él derrama sus bendiciones, los pasos de fe permiten la acción de Jesús. Avanzar en la Palabra del Señor nos permitirá ser testigos de sus milagros.

Dios es fiel, él es bueno y está siempre presto para ayudar a sus hijos. Depositemos nuestra confianza en el Señor, él sabe lo que hará, él tiene reservado para ti lo mejor. Siempre ten presente: Dios es nuestro proveedor por excelencia, puedes confiar en él.

Fuente:
Pastor Gonzalo Sanabria

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