
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5-1-2
La fe no solo nos sostiene; también genera esperanza, permitiéndonos confiar plenamente en que Dios tiene el control de todo, aun cuando el panorama parezca incierto.
La esperanza que nace de la fe nos recuerda que el futuro está en las manos del Creador, y que cada desafío es una oportunidad para contemplar Su poder obrando a favor de los que creen.
Vivimos tiempos donde el miedo parece propagarse más rápido que las buenas noticias. Hoy muchos se sienten inquietos por los reportes de la tormenta Melissa, y los pronósticos pueden alimentar la ansiedad.
Pero los hijos de Dios no caminamos guiados por lo que vemos o escuchamos, sino por la voz de Aquel que tiene autoridad sobre los vientos y el mar.
Jesús calmó la tormenta con una sola palabra, y ese mismo poder habita en los que creen.
Él nos enseñó a orar con autoridad y fe, declarando Su señorío sobre toda circunstancia. Por eso, no permitamos que el miedo gobierne nuestro corazón. Levantemos nuestras manos y proclamemos:
“No temeré, porque el Señor está conmigo. Ninguna tormenta podrá destruir lo que Dios ha cubierto con Su promesa.”
La fe es la semilla, la esperanza es el fruto.
Cuando creemos, sembramos en el terreno de lo invisible; y cuando esperamos en Dios, cosechamos Su fidelidad manifestada en lo visible.
Aun si los vientos soplan fuerte, la paz de Cristo nos cubre.
Aun si las noticias traen incertidumbre, la esperanza del cielo nos sostiene.
Recordemos que la esperanza no es una emoción pasajera, sino una fuerza viva que brota del corazón de quien ha sido justificado por la fe.
Señor, en Ti está nuestra esperanza.
Hoy levantamos nuestras voces no para temer, sino para creer.
Calma toda tormenta —las que están en el cielo y las que se levantan en el alma—, y danos la paz que solo Tú puedes dar.
Fortalece nuestra fe para que produzca esperanza firme,
y que esa esperanza nos haga permanecer en confianza, sabiendo que Tú tienes el control de todo.
En el nombre de Jesús, declaramos bendición, cobertura y victoria.