La derrota no es otra cosa que un ingrediente sembrado en el camino que culminará en la meta del triunfo. Así se me reveló el Señor cuando me dio la oportunidad de presentar una serie de conferencias acerca de la historia de Ruth y su suegra Noemí en la nación de Moab y Belén de Judá.
Cuenta la historia bíblica que en la época en que gobernaban los jueces, líderes en la nación hebrea, hubo hambre en la tierra, y Elimelec junto a su esposa Noemí y sus hijos Mahlón y Quelión vinieron a Moab.
Estando en el exilio Mahlón se casó con Rut, mohabita, pero al cabo de un tiempo este murió, Quelión se casó con Orfa, mohabita, y este también murió, pero además, Elimelec el esposo de Noemí, murió. Qué terrible situación para una familia.
En esa condición se apoderó la derrota y frustración de Noemí, confesó, «La mano de Jehová ha salido contra mí». Entró en consejería con sus nueras para que regresaran a Moab y sus dioses, ellas lloran de impotencia y Orfa procede a darle un beso y marcharse, pero Rut decide seguirla, Noemi le dice:» Tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella», y Rut le contesta: «No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. “Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos». Rut 1:16-17. Qué ejemplo de Amistad, lealtad, gratitud, fidelidad, solidaridad en un momento donde solo se está viendo la pérdida, la derrota.
Noemi decidió regresar «porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan». Pero estando en Belén, la gente decía: ¿ No es esta Noemi?, y ella respondía «No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso».
Mara, en el idioma hebreo significa «Amargura».
Ella se fue de Moab en amargura de alma, desesperanzada, pero esto es lo maravilloso, la historia en Belén fue totalmente diferente, allí le esperó el triunfo, la victoria, la bendición, la restauración, la consolalación de Dios, su matrimonio, la familia de donde vino Jesús en cuanto al orden terrenal, convirtiendose Rut en la bisabuela del rey David. Dios convirtió la derrota en la antesala de la Victoria.
Dios hará proezas y maravillas con sus hijos e hijas «porque todo obra para bien». Romanos 8:28.
La Palabra dice que el Señor restauró el alma de Noemi y la sustentó en su vejez.
La genealogía de Jesucristo se describe en el orden natural por la voluntad de Dios, por medio de la familia de Rut, según la descripción que se narra en el libro de Mateo capítulo 1.
De igual manera que preservó la victoria para Rut y Noemí cuando solo esta suegra veia amargura y derrota, así hará con todo aquel y aquella que crean a su Palabra, porque «somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó». Romanos 8:37.
Recibe bendiciones en el nombre de Jesús, Amén.