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La cruz está vacía, la tumba está vacía, pero mi Trono está ocupado

Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: ¡Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos! Apocalipsis 5:13 NTV

Durante mucho tiempo, prediqué un mensaje tradicional de Pascua detallando la muerte y resurrección de Jesús. Siempre he amado el mensaje de esperanza y vida de la Pascua. Pero hace algunos años, el Señor añadió otra dimensión a la narrativa de Pascua que cambió cómo ahora abordo el tema en este fin de semana especial.

Mientras preparaba mi mensaje, el Señor me dijo: «LA CRUZ ESTÁ VACÍA, LA TUMBA ESTÁ VACÍA, PERO MÍ TRONO ESTÁ OCUPADO” cuando me habló esas palabras, me di cuenta de que me mostraba una dimensión más grande de lo que ocurrió en esa primera Pascua.

En la Cruz, Jesús quebró el poder del pecado. Cuando resucitó, destruyó el poder de la muerte. (Romanos 6:6-8) Actualmente, no está en ninguno de esos lugares. Sin esas dos victorias no tendríamos nuestra salvación, pero había algo más que Dios me estaba revelando. Todo lo que Jesús hizo en su vida, muerte y resurrección fueron pasos en un camino hacia su premio máximo—UN TRONO. Después de completar su obra redentora, Jesús se sentó en su Trono y el Padre puso todas las cosas bajo sus pies. Pablo escribió sobre esta posición de autoridad de Cristo en su magnífica carta a los Efesios:

Efesios 1:19-22 NVI …y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero. Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.

ESTAMOS POSICIONADOS CON JESÚS
Hay otra realidad que necesitamos entender sobre el Trono de Cristo. Estamos posicionados con Jesús en su Trono en este mismo momento (Efesios 2:6). Esta posición en Cristo en su Trono es nuestra realidad celestial en tiempo presente. Al mismo tiempo, también somos ciudadanos dentro de la nación de nuestra ciudadanía natural, nacida en la tierra. Nuestra ciudadanía celestial será la que permanezca después de esta vida. Es la realidad mayor porque tiene el poder para cumplir la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo.

Pablo describió nuestro papel de doble ciudadanía a los Filipenses cuando escribió: «En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.» (Filipenses 3:20). Esta obra consumada de Jesús nos dio la autoridad para llevar a cabo los negocios de Su Reino desde dos dimensiones. Podemos realizar los negocios del Reino en la tierra porque podemos liberar la autoridad del cielo de nuestra posición en Cristo en su Trono.

En mi libro, “Oraciones desde el Trono dé Dios” escribí sobre nuestra posición celestial, revelando cuán dramáticamente puede cambiar todo lo que hacemos, especialmente cómo oramos. Solo podemos llevar a cabo los negocios del cielo en la tierra si conocemos el contexto celestial desde el cual liberamos nuestra autoridad en Cristo.

Esta Pascua, alinea la Cruz y la Tumba con el objetivo del Trono de Dios. Como un sistema de mira espiritual, estos dos puntos alinearán tu fe con el lugar desde el cual proviene su autoridad para vivir una vida resucitada en la tierra. Este es el mensaje completo que el Señor quiere agregar a tu entendimiento este Domingo de Resurrección. Le dará un significado especial al propósito de la muerte y resurrección de Jesús y por qué pasó por Su sufrimiento y aislamiento. Jesús tenía su mirada puesta en algo más allá de su sufrimiento temporal en la tierra.

Los primeros creyentes de la Iglesia solían saludarse mutuamente con la frase: «¡Él ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!» Muchos todavía usan este saludo en la mañana de Pascua. Este saludo lleva un mensaje profundo. Es un mensaje que habla de un propósito mayor—una realidad resucitada—que se produjo debido a una Cruz vacía, una Tumba vacía y un Trono ocupado. La realidad de nuestra posición en Cristo, sentados con Él en Su Trono, es otra razón para celebrar en este día especial. (Una palabra de Garris Elkins)

Hebreos 12:2 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Con amor y oraciones,

Fuente:
Magie de Cano

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