La educación cristiana en el hogar es el árbol de la vida que producirá frutos con semilla de obediencia en el desarrollo y crecimiento de los hijos, en el temor a Dios y el amor al prójimo como a sí mismo. Para nadie es un secreto que la familia es la célula nuclear de la sociedad, es el símbolo que representa a Dios en la tierra de la creación, del Padre, el hijo y Espíritu Santo, para ser glorificado con el poder de la palabra de Dios.
Los tiempos que hoy vivimos emplean una gran demanda en el esfuerzo de ser valientes para enfrentar al enemigo de la vida y la justicia que tiene como misión matar, robar y destruir a las familias. La Biblia nos enseña e instruye al niño en su camino y aunque fuese viejo no se apartará de la Palabra.
La educación moderna de hoy censura algunas correcciones de los padres hacia los hijos, quienes modelaron los frutos del respeto, el amor, el civismo, la cordialidad, hospitalidad, fraternidad, el buen vivir con los demás semejantes. Es por ello que la sensatez ante el espíritu de la inmediatez que corre a la velocidad de un click puede confrontarlo con el Espíritu Santo, que nos recuerda el carácter bíblico de Eclesiastés 3: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se cree debajo del cielo cada día traerá su propio afán, por tal razón bueno es meditar en la Palabra, que nos enseña que por nada estemos afanosos, sino que seamos diligentes en procurar cual sea la dirección de Dios, para que nuestro espíritu pueda estar en calma, firmes y seguros de que Dios nos sostiene a cada paso”.
Remembrar los tiempos de la educación de fe, esperanza y amor nos hace vivir añoranzas de cánticos, de poemas, de libros, de serenatas, de intercambios de regalos y afectos de la buena amistad, el encanto por la vida por el amor, la hospitalidad genuina de la gente, y valorar en su justa medida la cantera cultural de nuestros pueblos, pero aún hay tiempo de recuperar el terreno perdido, porque a través de la educación cristiana de la Santa Biblia, ella nos promete satisfactoriamente que cosecharán los frutos de hombres, mujeres, jóvenes y niños de buena voluntad.
Padres, madres, amigos, iglesia, forman la sociedad como una gran familia nuclear. Tenemos la gran oportunidad de reflexionar con una visión 9-1-1 sobre las causas y consecuencias del impacto negativo que ocupa los primeros lugares en los titulares de los periódicos nacionales e internacionales, de caso sonado como el que algunos líderes cristianos evangélicos, hayan tomado la decisión de desaparecer física, espiritual y moralmente del entorno de la vida humana , lo que al mismo tiempo repercute en reacciones de opiniones infundadas, sin una verdadera investigación social, espiritual y de carácter económico. Apelando al sano juicio de la ciencia nos encontramos con informaciones válidas que pudieran justificar la causa de esos hechos, de decesos con signos de interrogación.
La desinformación de noticias es un tipo de muerte emocional que desintegra las verdaderas causas de motivos o razones que muy lamentablemente en estos tiempos de muerte súbita causan impactos negativos en el seno de la sociedad, es por ello que las familias deben acudir a la mayor fuente de información veraz y objetiva, a través de los métodos científicos y por ende elevar el espíritu de nuestra alma a escuchar la voz de Dios.
Volvámonos a Dios a través de su palabra, la oración, el ayuno, confesando nuestros errores, humillándonos ante su presencia para que podamos alcanzar el oportuno socorro de su Misericordia, que son nuevas cada mañana.
A sabiendas de que para nadie es un secreto, vivimos en la era de la información y, de hecho, el conocimiento genera poder. No es menos cierto que a causa de la desinformación en sus distintos niveles de comprensión suelen producir condiciones emocionales desfavorables para la salud emocional, espiritual y física, consiguiendo así trastornar la vida de algunos seres humanos. Sucesos que hoy parecen ser de cotidiano vivir impactan los titulares de algunos medios de comunicaciones y redes sociales, por lo que se hace imperante prevenirlos.
Tabernáculo Prensa de Dios, como medio de comunicación cristiano evangélico, impreso y digital y miembro de la Comunidad Cristiana, se siente consternado ante tales hechos de indignación moral y espiritual. Es por ello que como parte de nuestra responsabilidad como medio de comunicación, estaremos al tanto de mantenerles bien informado sobre los hechos enfocados en la verdad. JUAN 8-32- “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libre”.