La vida se parece en algo a la práctica de los deportes. Todo atleta debe tener la cabeza puesta en la meta, en el resultado, concentrado en el objetivo de llegar al final y consumar los objetivos propuestos, alcanzar un peldaño más, sobrepasar el obstáculo, vencer la adversidad, ser resiliente.
Apenas finalizó el 2023, un año de desafíos, metas profesionales y personales, cuando de nuevo iniciamos una nueva carrera, una aventura caracterizada por situaciones que en momentos nos pondrán a pensar qué hicimos bien y cómo mejorar nuestras acciones. Hemos comenzado un viaje de 365 días, por lo que necesitaremos verificar si llevamos el equipaje necesario, y en caso de que no sea así, adquirirlo y soltar lo que ya no se requiere. La carga se ajusta en el camino.
Al comenzar un nuevo año necesitamos tener una meta clara. Prepararnos física, emocional y espiritualmente. Estar dispuestos a hacer sacrificios y aceptar métodos o disciplinas de preparación a fin de «cosechar los frutos» y recibir la satisfacción del deber cumplido.
San Pablo hizo referencia a este aspecto al comparar la vida temporal con una carrera. En la carta a los hebreos, capítulo 12 (Hebreos, 12), ofreció a sus lectores de entonces orientaciones interesantes con respecto a la «carrera» y las cosas que se realizan en la vida.
El apóstol dice: «Prepárense para la carrera, sáquense el peso de encima», refiriéndose a las cosas que no nos dejan avanzar, lo negativo, una carga que nos ancla o nos hace ir más lento. Lo que él quiso decir es que debemos reconocer, de manera permanente, que necesitamos la ayuda de los demás, que no podemos hacerlo por nosotros mismos, que se necesita la colaboración mutua para avanzar de forma personal y colectiva.
El maestro Pablo de Tarso dejó claro que la disciplina es determinante para cumplir este objetivo; es decir, ser suficientemente productivos, echar a un lado todo lo que implique detener nuestro accionar; colocar los ojos y el corazón en Jesús. Nos invita a ayudarnos mutuamente en cada momento y circunstancia.
Es importante reconocer que los desafíos y las situaciones desagradables de la vida se convierten en espacios de aprendizaje. La disciplina tiene dos objetivos: enseñarnos algo y hacernos resistentes. Las pruebas no son la carrera en sí, las pruebas son las piedras en el camino. Si aprendes a saltarlas cruzarás la meta.
En el 2024 encontraremos situaciones que nos harán «bajar la guardia», abandonar el ritmo, reducir la marcha. No desistas. Contamos con alguien que corrió y ganó el premio y si lo tenemos presente en nuestra mente y corazón, seguiremos avanzando por el camino de la felicidad y el bienestar colectivo.
En definitiva, encontraremos desafíos personales que tendrán que ver con el manejo de nosotros mismos, que nos desenfocarán de lo esencial, por lo que necesitaremos de la colaboración y la ayuda de otros. Trabajemos para convertirnos en buenos administradores que usan sus bienes y talentos en beneficio de los demás. Pongamos al servicio nuestro esfuerzo y nuestra pasión.