
Mateo 26-41 – “Velad y orad, para que no entréis en tentación.”
La calma no siempre es final de batalla, a veces es la antesala de una prueba mayor. No bajemos la guardia… sigamos orando, porque Dios todavía está obrando.
Cuando el viento cesa y el cielo se despeja, muchos dicen: “Ya todo terminó.”
Pero los que tienen oídos espirituales escucha otra voz, “No canten victoria todavía.”
Dios nos recuerda que la verdadera victoria no es que la tormenta se vaya, sino que la fe permanezca.
A veces, la calma que sigue al temporal es una pausa divina, un tiempo para afirmar raíces, reforzar la oración y examinar el corazón.
El enemigo se debilita cuando la Iglesia ora,
pero se fortalece cuando la Iglesia se distrae.
Por eso, Jesús dijo.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación.”
La calma de ahora no es descanso del todo:
es entrenamiento espiritual para lo que viene.
Y quien confía en el Señor no teme, sino que se prepara.
OREMOS.
Señor, enséñanos a mantenernos vigilantes en la calma,
agradecidos por Tu protección, pero atentos a Tu voz.
Que la paz que nos das sea también fuerza para obedecerte.
En el Poderoso nombre de Jesus. Amén.
Después del ruido viene la prueba del silencio.
Y en esa quietud, Dios examina los corazones para ver si realmente aprendimos.



