El plan de redención de nuestro Señor Jesucristo todavía está vigente, tiene poder, no será burlado, y se cumplirá el propósito por el cual Dios envió a su Hijo. El Señor no vino a hacer un trabajo a medias, no vino a ver qué pasa. El plan de Dios está muy claro, y en ese plan de redención está incluida tu familia, están incluidos tus hijos, tus seres queridos; y Dios tiene hoy todos los recursos disponibles a su disposición, y quiere ponerlos a la tuya, para que puedas creerle en este momento por la salvación de todos los tuyos.
Vamos camino a Semana Santa, un tiempo especial en que nos preparamos para ver la mano de Dios obrar de forma sobrenatural. Nos acompañará Cash Luna, Miel San Marcos, Marcos Yaroide, en el Coliseo Roberto Clemente en San Juan, Puerto Rico. Si estás en Puerto Rico, acompáñanos; si no, únete en oración. Envíanos los nombres de tus familiares y seres queridos. Estaremos orando y creyendo contigo por todos ellos.
Aunque a veces las cosas no salgan como esperamos, debemos tener paz en nuestros corazones. Los discípulos cayeron, en un momento dado, en desesperación. El Señor les trató de explicar lo que iba a ocurrir, pero cuando ellos vieron lo que había ocurrido y cómo el Señor había sido maltratado, cómo había sido crucificado, su mundo se vino abajo, se puso patas arriba; estaban desesperados, sin esperanza. El Señor llegó allí a aquel lugar, y les dijo: paz a vosotros. Y luego los empoderó. Créele a Dios que tú tienes el respaldo divino, el respaldo de Dios, el respaldo del Espíritu Santo para que, cuando prediques su palabra, cuando pongas las manos sobre los enfermos, la gente sea sana y salva.
Has estado orando por tus familiares y les has hablado del Señor, pero todavía hay dudas en tu corazón. Tienes que entender y creer que ellos están dentro del plan de salvación, el plan de redención, y que el Espíritu Santo te respalda en cada decisión, en cada acción que tú estás tomando, y que en el nombre de Jesús, el poder de Dios se manifestará para transformarlos.
“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaías 53:1-7
Qué palabra tan poderosa, y qué contraste nos hace el profeta Isaías. El profeta comienza con una pregunta: ¿quién ha creído a nuestro anuncio, ¿quién ha creído a lo que estamos hablando, a lo que estamos predicando? La verdad es que no es tan fácil creerlo, nuestra mente batalla con todos estos pensamientos. Isaías comienza a explicar, a describir a Jesús, que no tenía belleza alguna, describiendo el momento en que estaba siendo azotado, crucificado, su piel era rasgada por cada golpe, fue escupido, maltratado delante de todo el mundo; no había belleza en él. Pero detrás de ese momento oscuro, de esa fealdad, de ese cuadro tan tétrico, naturalmente hablando, se encierra una belleza sobrenatural. Mientras el mundo veía el espectáculo que hacían de Jesús, era nuestro Padre celestial haciéndole un espectáculo al enemigo. Y detrás de un momento tan oscuro, naturalmente hablando, de un momento que parecía no hacer sentido, se encerraba el gran poder de la salvación, de la restauración, de la libertad, de la liberación de cada uno de nosotros. Y la pregunta hoy es: ¿quién ha creído a ese anuncio?
¿Has creído tú en ese anuncio? ¿Has creído tú en el anuncio del Salvador, del Hijo de Dios? ¿Has creído tú en el anuncio de que, por causa de lo que él hizo por ti en la cruz del Calvario, hoy tú puedes vivir vida eterna aquí y ahora? Podemos disfrutar del poder de Dios sobre nosotros, sobre nuestra vida, podemos disfrutar de la vida de transformación, de renovación, de cambios. ¿Tú has creído en ese anuncio? Si has creído, hay un montón de beneficios para tu vida. Si has creído en esa palabra, en el sacrificio de Jesús, hay muchos beneficios para tu vida.
Dice la Biblia que él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Hay sanidad para tu vida, en todo el sentido de la palabra; hay sanidad física, emocional. Hoy es el día de creer en ese anuncio y de creer en cada promesa. Oramos por sanidad sobre tu cuerpo, sobre tus pensamientos. Al leer estos versos, podemos ver al Señor sanando tu corazón, tus pensamientos, sanándote físicamente. A veces, hay personas que están sanas físicamente, sus cuerpos están sanos, no han vivido enfermedad; pero sí necesitan pedirle al Señor por sanidad en sus mentes, en sus pensamientos, por que ponga en ellos paz. Sea cual sea la sanidad que tú necesites hoy, recíbela en el nombre de Jesús.
Dice la Biblia, además, que él cargó el pecado de todos nosotros; y eso incluye a tu familia, a tus hijos. Cuando recuerdes en estos días esas escenas donde recordamos el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, recuerda que allí se estaba pagando el precio no tan solo por tus pecados, sino también por los de tus familiares y seres queridos. Es probable que hoy tú le sirvas al Señor, pero un día tú fuiste de los descarriados, de aquellos que estaban alejados, separados de Dios, lejos de Él; pero llegaste a los caminos del Señor, algo ocurrió que el poder de Dios te capturó, te atrapó y te transformó. Hoy tú puedes creer que Dios puede hacer lo mismo con esos que tú amas, que tú quieres, que para ti son especiales. Y queremos unirnos contigo en este tiempo de fe.
Unimos nuestra oración a la tuya, creyéndole a Dios por la salvación de tus familiares y seres queridos. Creemos por el cumplimiento de esta palabra en la vida de cada uno de ellos, y que de la misma manera que el Señor te trajo a sus caminos, los traerá a ellos.