Al igual que otros ejemplos que hemos visto –la viuda, Moisés, Jesús – Isaac también se encontró en circunstancias en las que tenía poco en su mano y necesitaba que algo pasara. Experimentó un tiempo de dificultad económica, de hambre; pero en Génesis 26, vemos el trayecto para que Dios lo llevara no tan solo a traer libertad económica a su vida, sino también paz, como nunca antes la había experimentado.
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. 2 Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. 4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5 por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. 6 Habitó, pues, Isaac en Gerar.” Génesis 26:1-6
Isaac está experimentando un tiempo de hambre, de necesidad; pero se nos aclara que no es la primera vez que esto ocurre en la tierra; Y tampoco será la última. Hubo hambre en el tiempo de Abraham, y en el de Isaac. Estos problemas económicos son cíclicos. A veces, en algunas naciones duran más que en otras, pero son cíclicos, se repiten. Los que ya hemos vivido un tiempo, nos damos cuenta que hay ciertos problemas que de tiempo en tiempo los vamos a volver a experimentar. Por más que tú quieras evitar que tus hijos experimenten ciertas dificultades que tú has vivido, puedes estar seguro que en sus épocas, en su tiempo, ellos tendrán también que experimentar momentos de necesidad, momentos difíciles, duros, donde van a tener que ejercitar su fe y creerle a Dios.
Isaac hace lo que usualmente todos hacemos en momentos como ese: Reaccionar, pensando que tenemos la solución a nuestros problemas. Isaac automáticamente dice: Me voy de aquí. Hacemos esto con buena intención, queriendo ser responsables; Lo hacemos porque pensamos que si no nos movemos, nada va a pasar. Pero nuestra primera reacción ante una situación no necesariamente es la mejor. En ocasiones, por tomar decisiones inmediatas, complicas el asunto. Por eso, ante los problemas, en lugar de reaccionar, aprende a buscar dirección de parte de Dios.
Isaac decide comenzar a caminar, y Dios se le aparece en el camino. Dios lo detiene para darle la instrucción de que se quede en aquel lugar. A todos nos ha pasado que se nos ha presentado una alternativa, pero no la tomamos, y aquella alternativa era la alternativa divina; Era Dios interrumpiéndote, deteniéndote para que no tomes el camino que llevabas; Era Dios mostrándote otra solución, otra respuesta.
Cuando Dios interrumpe tu caminar, es porque quiere darte una instrucción que provoque en ti aquello que tú estás esperando.
Dios se le aparece a Isaac en el camino, y comienza a tratar con él. Y nuestra oración por ti hoy es que Dios se te aparezca en tu camino. Has estado reaccionando ante los problemas. Quieres ser responsable, tomar acción inmediata, pero tratando de hacer lo mejor, no necesariamente estás haciendo lo que Dios quiere que tú hagas. Hoy Dios te hace llegar este mensaje para interrumpir algunas de tus decisiones, y dejarte saber que Él tiene una instrucción para ti. Si tú obedeces esa palabra y lo que el Espíritu te está diciendo, tú te vas a dar cuenta cómo tu situación presente se va a transformar.
Isaac, en aquel año, sembró en la tierra que Dios le dijo, y Dios lo prosperó, lo bendijo porque le obedeció.
Acepta la interrupción de Dios. No reacciones emocionalmente, deja de ponerte la presión de hacer algo. Espera que Dios te hable. Oramos para que Dios hable a tu corazón, para que Él traiga respuesta a tu vida, para que te dé una instrucción clara y precisa que te indique lo que tienes que hacer, y que tú tengas la fuerza, la fe, la confianza de obedecer a Dios al instante y cumplir con lo que Él te ha dicho. Solo Dios sabe qué habría pasado si Isaac hubiese tomado otro camino. Tú no quieres saber los resultados de una mala decisión. Tú quieres los resultados de obedecer a Dios.
Dios le recuerda a Isaac la promesa que le había hecho a su padre, Abraham, y le confirma que Él cumpliría ese pacto; le dice: Yo te voy a bendecir, te voy a prosperar, hay un juramento que Yo he traspuesto con Abraham, contigo, con tu familia, y te voy a prosperar.
En los momentos de dificultad, de crisis, cuando te encuentras a punto de reaccionar, de tomar una desición, es importante que busques dirección de Dios y recuerdes cada una de sus promesas. Ve a la Palabra y mira las promesas de Dios para ti. Muchos no obedecen a Dios porque no conocen las promesas. Dios no pretende que tú le obedezcas, sin que tú conozcas las bendiciones de tu obediencia. La obediencia de Isaac no estaba tan solo en que Dios le había hablado, sino que le recordó lo que Él le había prometido. A ti, Dios te ha prometido el Espíritu Santo, que te recuerda las cosas que Dios ha dicho.
Isaac obedeció, y Dios lo prosperó. Tu obediencia tiene recompensa. Cuando dejas de reaccionar y obedeces a Dios por causa de sus promesas, tu vida cambia para siempre y una situación difícil se torna en una bendición y un lugar de hambre, en uno de abundancia.
Oramos por que Dios se te aparezca, te dé instrucciones, te hable; y que tu mente recuerde, por causa del Espíritu Santo, las promesa que Él te ha dado para que puedas ver cómo tu situación difícil comienza a cambiar. Puede tomar un tiempo, pero tu situación va a cambiar. Obedece a Dios. Permanece en el lugar que Él te ha dicho.